Por Carlos Tórtora/El Informador.-
El delicado equilibrio que rige las relaciones entre el Vaticano y la Casa Rosada tendría un nuevo factor de riesgo que está generando un estricto seguimiento, por parte de la Iglesia, de ciertos movimientos reservados de la presidente. Pocos días antes de que ésta viajara a Nueva York el mes pasado para participar en la Asamblea General de la ONU, el titular de la SEDRONAR, el cura Juan Carlos Molina, anticipó el envío al Congreso de tres proyectos de ley que apuntan a definir un marco regulatorio de las publicidades de alcohol y medicamentos y que buscan terminar con la criminalización del consumo de drogas. El Jefe de Gabinete Jorge Capitanich apoyó la iniciativa aclarando que “la perspectiva de no criminalización tiene que ver con el análisis de dos iniciativas de modificación de los artículos 5 y 12 de la ley 23.737”. Coincidentemente, es la misma línea de lo que presentó la Sedronar en la V Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas, que se realizó en Costa Rica hace unas semanas. Allí, la subsecretaria de Abordaje Territorial del organismo, Sonia Aiscar, dijo: “Es posible que se llegue a una despenalización de la marihuana en la Argentina”.
Para mayor claridad, Molina puntualizó que: “Yo habilitaría el consumo de todo y abriría centros (de contención y asistencia para adictos) pero estamos hablando de la no criminalización. Hay que legalizar lo que hoy es ley, una ley de hecho”, apuntó el titular de la Sedronar.
Por su parte, el ahora interlocutor número uno de CFK en el mundo de las finanzas, George Soros, es uno de los principales impulsores en el mundo de la despenalización del consumo de drogas. En nuestro país, los delegados de Soros combinarían acciones en este sentido -a través de entidades como Open Society Institute- con Horacio Verbitsky, Eugenio Zaffaroni y Aníbal Fernández, tres de los principales operadores de la despenalización en el kirchnerismo. La otra voz de este coro es la diputada Diana Conti, que sostuvo el mes pasado: “Se está pensando en dar el gran salto de dejar de criminalizar a las personas que consumen drogas”, y agregó que la política prohibicionista absoluta “fracasó” y que se están pensando alternativas. En realidad, el consumo de drogas está despenalizado hace veinte años, lo que quiere liberarse es la “tenencia”, esto es, la posibilidad de cargar encima con pequeñas dosis de narcóticos.
El caso es que las influencias de Soros habrían sido importantes para la reciente despenalización de la marihuana en Uruguay a través de su organización Regulación Responsable y que el choque de este lobby con la postura de la Iglesia es más que obvio. Los sacerdotes de la Vicaría de Villas creada por Jorge Bergoglio, en sus tiempos de Arzobispo porteño, se pronuncian claramente contra la despenalización. “Los funcionarios tendrían que explicarnos por qué hay tanto narcotráfico en la Argentina”, decía, por ejemplo, en agosto pasado el padre José María Di Paola, al manifestar su oposición a la despenalización.
De larga experiencia en la prevención de adicciones y en la rehabilitación en las villas, donde trabaja desde hace una década y media, Di Paola sostuvo que la sociedad no está “suficientemente madura” para la despenalización del consumo de drogas. “Los políticos piensan en los jóvenes de clase media y alta que quizás se fuman un porro, pero nuestros chicos pasan rápido de la marihuana a drogas más fuertes”, explicó.
“No es viable (la despenalización) porque no hubo ningún proceso de inclusión serio con respecto a los usuarios de la droga”, insistió.
Di Paola coordina actualmente un organismo verdaderamente comprometido en la lucha contra la droga, la Comisión Nacional de Drogadependencia del Episcopado. “En el Conurbano hay 200 mil chicos que no estudian ni trabajan, ¿qué impacto puede tener una medida de este tipo?”, se preguntó.
Una charla crucial
El caso es que la larga conversación que CFK y Soros mantuvieron en Nueva York, en momentos críticos y cuando ella estaba a punto de denunciar al gobierno de los EEUU de participar de una conspiración contra su gobierno dirigida por los fondos buitre, tuvo un temario significativo. En palabras de Michael Vachon, vocero del financista, “la presidenta Kirchner y el Sr. Soros discutieron una serie de temas, incluyendo las perspectivas de la economía de Argentina, recientes acontecimientos positivos en la energía y el sector de los hidrocarburos, y la reforma política de drogas de Argentina en América Latina”. Horas después, en una conferencia de prensa, Cristina se manifestó sorprendida: “Lo que más me llamó la atención fue que Soros me felicitó por la designación del padre Juan Carlos Molina al frente de la Sedronar. Ahí casi me caigo de la silla: ¿pero cómo este hombre sabe que yo designé a Molina?”.Enseguida agregó que el canciller Héctor Timerman disipó sus dudas al comentarle que Soros “es un hombre comprometido a través de su fundación con la prevención y la lucha contra la drogadicción”. Y agregó otro dato significativo y no conocido hasta ahora: “(Soros) estuvo con el padre Molina, que le comentó sus planes y estaba impresionado”.
El interés de este hombre que detenta una fortuna de US$ 20.000 millones por estos temas rioplatenses llama realmente la atención. Por ejemplo, afirmó que “Uruguay es un modelo y servirá como laboratorio para todo el mundo”.
Lo que preocuparía ahora -y mucho- al Vaticano sería la versión de que Soros le habría hecho una propuesta concreta a la presidente en la reunión de Nueva York. Esto es, el magnate húngaro se comprometería a comprar el juicio que los holdouts NML y Aurelius le ganaron al Estado argentino y cuya sentencia, el pago de US$ 1600 millones, precipitó primero el default y luego el desacato dictados por el Juez Thomas Griesa.
Esta operación le permitiría a la Casa Rosada salir del default y sentarse a negociar con los demás bonistas acreedores desde una posición de fuerza. Al mismo tiempo, se frenarían las sanciones económicas y políticas que están en marcha para sancionar el desacato argentino a la justicia de Nueva York. Semejante alivio le permitiría, a su vez, a Axel Kicillof encarar el primer trimestre del 2015 con un frente externo aliviado, lo que descomprimiría la trepada del dólar y mejoraría las chances electorales del gobierno.
La contraprestación que reclamaría Soros sería simple: que antes de fin del año legislativo, el Congreso Nacional sancione un proyecto de despenalización moderada de la tenencia de drogas para uso personal, tal como vienen impulsando Molina, Conti, Zaffaroni y Aníbal Fernández. Obviamente, detrás de este cambio legal se montaría un enorme negocio al cual no seria ajeno el multimillonario y cuyas proyecciones sobre la distribución del poder en la Argentina serían impredecibles. Claro está, como una valla contra esta propuesta se levantaría no sólo la posición del Vaticano sino la de los sectores más conservadores de la Administración Obama, donde también existe una polémica en torno al tema. Jugador de apuestas mayores, Soros parece haber arrojado sus cartas en Nueva York. La presidente, que está atravesando por una verdadera pesadilla económica que jamás imaginó, podría verse también tentada a jugar fuerte.