"Me dirijo a los responsables del G-8 para que pongan en el centro de sus deliberaciones las necesidades de las poblaciones más débiles y más pobres, cuya vulnerabilidad aumentó por las especulaciones y las turbulencias financieras, que tienen efectos perversos sobre los precios de los alimentos y la energía", destacó el Pontífice.
Benedicto XVI, que pronunció el Angelus de este domingo desde su residencia de verano en Castelgandolfo, unos 25 kilómetros al sur de Roma, también pidió a los Jefes de Estado y de Gobierno de los países más desarrollados que "concreten los compromisos asumidos en sus precedentes reuniones del G-8." La cumbre anual del G-8 en Toyako reúne a jefes de estado de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia.
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