HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 31 de agosto de 2014

HACIA EL DEFAULT TOTAL COMO ESTRATEGIA ELECTORAL.


   Por Carlos Tórtora/El Informador.- El 30 del mes entrante puede marcar el inicio de la segunda etapa del default, es decir, su ampliación. Para ese entonces ya será ley el proyecto de pago soberano de la deuda externa, que esta semana obtuvo dictamen favorable de comisiones en el Senado. Pero como ya predicen casi todos los especialistas calificados, la ley fracasará, porque la mayor parte de los bonos, entre ellos los Par que vencen el 30, están en manos de entidades que, por sus estatutos, están obligadas a cumplir el convenio de fideicomiso y, por lo tanto, a cobrar en el BONY, no pudiendo hacerlo en Buenos Aires. Es decir que, para esa fecha, coincidirían tres factores. El primero, la ley demostraría su inutilidad. Segundo, muchos bonistas, visto que no podrán cobrar, iniciarían el reclamo de la aceleración, es decir, que se les pague la totalidad del capital y los intereses. Tercero, ya con la ley sancionada y la litigiosidad en aumento no sólo por parte de los fondos buitre sino de los bonistas reestructurados, es fácil suponer que el juez Thomas Griesa dictará las primeras medidas contra el Estado argentino por desacato.

Probablemente se trate de una elevada multa diaria. Si este escenario se concreta, el gobierno cumplirá su objetivo de instalar al default como tema excluyente de la agenda política. Axel Kicillof ya preparó el terreno al declarar hace tres días que la economía nacional está estancada porque la economía internacional “no arranca”, lo cual está bastante lejos de la realidad. 


La trampa dialéctica montada por el cristinismo para que la única opción sea Patria o buitres ya empezó a dar sus frutos la semana pasada, porque el proyecto de ley alternativo del Frente Renovador es básicamente defaulteador, o sea que intenta corregir y no confrontar con el rumbo oficial. Los grupos de izquierda liderados por el Partido Obrero que hicieron las veces de juventud sindical en el paro del jueves pasado convocado por Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Michelli también levantan sus banderas contra el cumplimiento de la deuda y el fallo de Griesa, aunque culpen al gobierno por todo este proceso. Como se sabe, el Ejecutivo no necesitaba una ley para cambiar el domicilio de pago y reabrir el canje. En otros casos igualmente importantes como los acuerdos con Repsol, Chevron, etc., ignoró olímpicamente al Congreso. Pero la ley sirve para implicar institucionalmente al Congreso en la guerra contra los EEUU y los buitres. La estrategia oficial no pasa entonces por buscar los mecanismos para desactivar el conflicto sino la mejor forma de echar nafta al fuego. Las centrales empresarias, que empezaban a ponerse críticas de la gestión oficial ante el avance de la recesión, van a ser disciplinadas por la reforma de la ley de abastecimiento. 

Ésta, al igual que la de pago soberano, no tendrá ningún efecto económico positivo, pero sí servirá para reinstalar el miedo en las filas empresarias, ya que el gobierno podrá intervenir cualquier empresa utilizando pretextos más o menos verosímiles. Habrá que ver si los jueces se inclinan por declarar la inconstitucionalidad de la norma, una batalla que se dará en las salas del fuero contencioso administrativo, donde la Casa Rosada viene presionando fuerte. Desde el punto de vista de su propia lógica política, el cristinismo necesita rápidamente que recaiga sobre el país una ola de sanciones económicas, como la que ya impuso la OMC una semana atrás. El argumento de que el mundo nos ataca porque queremos hacer valer nuestra soberanía será seguramente usado para comprometer al Congreso y el peronismo institucional y para explicar la escalada de conflictos sociales y movilizaciones violentas que se avecinan. Este clima de desvarío político planificado hizo, por ejemplo, que Daniel Scioli -el candidato de la moderación por excelencia-, para congraciarse con la presidente, declarara días atrás que “estamos como en guerra con los fondos buitres”. 

 Una apuesta con puntos sensibles 

 Así las cosas, lo que empezó como un intento de torcerle el brazo a Griesa está apuntando ahora a convertirse en el eje de la estrategia electoral del oficialismo. Para Mauricio Macri y la parte de la dirigencia radical que sigue a Ernesto Sanz, la oportunidad de asumir la representación de los sectores moderados y de la reinserción de la Argentina en el mundo parece estar servida. A menos que Massa reaccione a tiempo y asuma el liderazgo de la oposición sin intentar rescatar los supuestos méritos iniciales de la era K. Lo que está pasando en Brasil y Uruguay indica que avanzan los candidatos que se diferencian profundamente del oficialismo. La socialista Marina Silva ganaría la primera vuelta en las elecciones presidenciales del próximo 5 de octubre y se impondría por 10 puntos a Dilma Rousseff en el ballotage. Veinte días después, Luis Lacalle Pou, candidato del Partido Nacional, podría destronar al Frente Amplio del poder. Los vientos que soplan en la región indican que las tendencias se orientan hacia cambios importantes. Volviendo a la estrategia electoral oficial, así como el derrumbe de la economía indica a las claras que el gobierno está cosechando el despilfarro de toda una década, en materia política es notable la capacidad del cristinismo para mantener la obediencia debida de la dirigencia peronista aun cuando la mayor parte de los gobernadores se enfrentan a serios riesgos de perder sus provincias ante coaliciones donde cohabitarán los radicales, con el PRO, el Frente Renovador y hasta partidos de izquierda. El cristinismo ya habría asumido que no podrá retener el poder ya que, en caso de ballotage, lo perdería contra cualquiera. Su plan pasa por evitar que Scioli o Massa sucedan a CFK, para que se imponga una coalición heterogénea de macristas, radicales, socialistas y algunos peronistas disidentes. 

Este mosaico se vería en serios problemas para gobernar ante un peronismo en plena implosión y con la economía jaqueada por la guerra del default junto con las corridas cambiarias y la desocupación en alza. O sea, óptimas condiciones de ingobernabilidad. Sin embargo, al kirchnerismo no le faltan puntos débiles. Las circunstancias han dispuesto que, si Martín Insaurralde se pasa al Frente Renovador, podría desencadenarse un tembladeral en las filas del Frente para la Victoria. El novio de Jésica Cirio, hoy por hoy, define la elección en Buenos Aires. Si esto ocurriera, Francisco de Narváez -apoyado por Scioli- daría el paso al frente para competir con Insaurralde y dividir el voto de centro derecha, lo que no le vendría mal al kirchnerismo. Como una jugadora desesperada, Cristina aumenta todos los días sus apuestas para mantener su frente interno cohesionado al precio que sea. De su intento de litigio ante el Tribunal de la Haya, el gobierno pasó a la OEA y ahora al nuevo proyecto para regular la reestructuración de deudas soberanas que la Argentina motorizaría con el Grupo de los 77 más China. Fuentes de la Cancillería dejan trascender que el inminente viaje de CFK para hablar, como todos los años, ante la Asamblea General de la ONU, esta vez tendría un marco resonante, ya que atacaría a la justicia de EEUU y a los buitres, justamente allí, a pocas cuadras del juzgado de Griesa.

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