HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 27 de julio de 2014

EL DEFAULT Y LA MONA QUE SE VISTE DE SEDA.


   Por Jorge Raventos/El Informador.- La mayoría de los analistas económicos coincide en que, si a partir del próximo miércoles Argentina cae en default, la oscura situación que ya se evidencia en la producción, el consumo, la ocupación, las reservas y el comercio exterior recrudecerá notablemente. El gobierno debería navegar las consecuencias de ese agravamiento durante los diecisiete meses que le quedan, pero a cambio de esa contrariedad encontraría una coartada para explicar las dificultades, un argumento para embellecer el relato de su capítulo final: los fondos buitres son los culpables de la malaria económica, el modelo ha sido tan exitoso que los especuladores decidieron escarmentar a la Argentina.
Falta menos de una semana para que empiece a develarse si Argentina entra o no en situación de default. Aunque la señora de Kirchner sostiene que habría que encontrar otra palabra para definir esta situación dado que “nosotros pagamos”, es probable que, si los bonistas que aceptaron oportunamente los canjes siguen sin recibir su dinero, no se tomen demasiado tiempo en discusiones de vocabulario: si el gobierno asegura que no hay cesación de pago, ellos podrían testimoniar que experimentan una cesación de cobro: ¿eso no es default? Con el nombre que tenga (“aunque la mona se vista de seda, mona queda”), lo que pueda pasar con bonistas (canjeados y litigantes) ya lo sufren anticipadamente los trabajadores sindicalizados. Todas las centrales obreras (inclusive la CGT de Caló y la CTA hiperoficialista) reclaman contra la actual aplicación del impuesto a las ganancias a los salarios. El gobierno se niega a hacer cambios. Y explica que se encuentra acosado por los buitres y el juez Thomas Griesa. Los gremios, por el momento, preparan protestas. En Buenos Aires. Dirigidas a la Casa Rosada. 


 Cuando las papas queman 

 El sábado 26, tan pronto aterrizaron en Buenos Aires, los miembros de la delegación oficial que acudieron a Nueva York a dialogar con el mediador designado por el juez Thomas Griesa para coordinar las negociaciones con los holdouts le transmitieron personalmente al ministro de Economía el tono y los temas de su última charla con Daniel Pollack. Ellos concurrieron a las oficinas del mediador con una posición rígida y una propuesta desorbitada, lanzada un día antes por la Presidente: que los buitres contraten para la Argentina un seguro que proteja al país de eventuales juicios que dispararían los bonistas de la deuda canjeada en caso de que los holdouts se beneficien de una oferta más suculenta que la que aquellos obtuvieron o admitieron. Era fácil interpretar esa boutade como una provocación para romper las negociaciones, aunque la señora de Kirchner asegura que ella siempre está “dispuesta a hablar” y probablemente lo dice en serio. Aunque el encuentro con Pollack fue mucho más breve que los anteriores (apenas una hora), es probable que haya sido más sustancioso: el tiempo apremia. Una señal: tanto el mediador, como las pares enfrentadas moderaron sus declaraciones después de la reunión del viernes. 

 Antes de eso, los “buitres” -que el viernes no aparecieron por las oficinas del mediador- se habían dividido los papeles. Mientras el fondo Elliot concedía la posibilidad de darle tiempo a la Argentina (con ciertas condiciones, claro) hasta inicios del año 2015 para cerrar las negociaciones sin el riesgo de gatillar la llamada “cláusula RUFO” (que pierde vigencia el 31 de diciembre), el fondo Aurelius aseguraba que no tiene pensado un paso de esa naturaleza. La dureza es una táctica de las negociaciones. Tiene, eso sí, un tiempo acotado para su uso: cuando las papas queman hay que sentarse a hablar en serio. A negociar, bah. Y las papas se queman la semana próxima. Al gobierno argentino, como se ha señalado, puede venirle bien exhibir aspereza frente a acreedores antipáticos, pero no le vendría bien contaminar de conflictos los capítulos finales de su gestión. A los acreedores tampoco les conviene un default que volvería a demorar en exceso la probabilidad de cobrar montos magnificados por la sentencia de Griesa que ya tienen en sus manos. Al propio juez le vendría bien salir de la encerrona en que lo puede colocar su propia sentencia, ya que es naturalmente impolítico afectar a terceros, como ocurre con los bonistas que aceptaron los canjes y que ahora, por obra del magistrado, no cobrar lo que les corresponde. 

 ¿Quién inventó la “cláusula RUFO”? 

 Razonablemente, el gobierno argentino quiere cubrirse frente a posibles juicios por la cláusula RUFO. Suponía que iba a obtener regalado ese plazo de gracia porque creía que contaría con la ayuda de la Corte de Estados Unidos. Pero apostó mal: la Corte no quiso tomar el caso de los holdouts y la Casa Rosada no pudo ganar tiempo gratuitamente. Ahora, cuando el gobierno argentino le pide al juez Griesa que vuelva a poner en vigencia la medida cautelar que hasta ahora permitía pagar en el Bank of New York la deuda canjeada mientras se pleiteaba con los holdouts, le pide algo para lo que el magistrado necesita una buena coartada. Él ya falló y ya levantó esa cautelar. ¿Qué hecho nuevo lo puede impulsar a restablecerla, incluso si comprende la necesidad de Buenos Aires de saltearse los últimos meses de validez de la cláusula RUFO e incluso si él mismo se abriría así una puerta de salida? Difícilmente acepte mostrarse intimidado por las impugnaciones públicas y la restringida voluntad negociadora de la Presidente y de Kicillof. Necesita, más bien, que los beneficiarios de su fallo (los malditos buitres) le pidan que lo haga. Pero estos difícilmente obren así sin que el gobierno argentino ofrezca alguna prueba de voluntad negociadora. 

Una posibilidad sería un depósito en garantía. “Una cartera Louis Vuitton”, dice Elisa Carrió. Por ejemplo, una suma equivalente a la que -repuesta la cautelar- cobrarían los titulares de bonos canjeados. Que la cifra fuera similar ayudaría incluso a Griesa a cubrir esa restitución con el manto del pari passu. Quizás Pollack y la delegación argentina analizaron el viernes esa vía y alguna otra alternativa. Guillermo Nielsen, que condujo la negociación de la deuda que culminó en 2005 asegura que, pese a que queda poco tiempo, “el problema es resoluble”. Probablemente porque muchos sospechan que esos procedimientos resolverían problemas de todas las partes (juez incluido) los pronósticos y declaraciones destempladas que parecen augurar escenarios apocalípticos no son tomadas demasiado en serio. Por ahora, al menos. Los talantes cambiarán si antes del martes próximo el sonido y la furia no son finalmente reemplazados por las palabras sensatas y cifras pulidas. En cualquier caso, impresiona un poco que, a pocos meses de una elección presidencial que concluirá una etapa y empezará otra, los principales aspirantes a la presidencia luzcan tan alejados de la información y la consulta, que este gobierno que se va, adopte en soledad decisiones que afectarán a todos los argentinos y recaerán sobre la gestión de sus sucesores. Resulta llamativo que quienes aspiran a esa sucesión admitan la condición de excluidos.

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