Por Noelia Barral Grigera/El Cronista.-
El cambio de estrategia comenzó a gestarse el lunes a la noche en una reunión de la que participaron el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; y la jefa del bloque kirchnerista en ese cuerpo, Juliana Di Tullio. La orden vino directamente de la Casa Rosada. El mensaje fue claro: permitir finalmente que la oposición plantee los cuestionamientos al vicepresidente Amado Boudou en los dos recintos del Congreso esta semana, y procurar enterrar el tema antes de que termine el campeonato mundial de fútbol.
Así fue que en el Senado, el oficialismo convalidó que la UCR y el FaUNEN leyeran una carta pidiéndole a Boudou —todavía de viaje, por lo que no escuchó el reclamo en persona— que se tome licencia de sus funciones en la Cámara; y que en Diputados el Frente para la Victoria sorprendió al arco opositor habilitando finalmente una reunión de la comisión de Juicio Político —que no debate proyectos desde octubre de 2006— para tratar los pedidos contra el vice.
Con este giro, el oficialismo pasó de rehuirle al debate sobre la situación del vice en el Congreso a dar la cara y los votos para evitarle el juicio político e intentar acallar las quejas opositoras. Fue una estrategia en espejo en ambas Cámaras. Hoy, a la misma hora, mientras los senadores oficialistas rechazaban el pedido opositor para que Boudou tome licencia, los diputados anunciaban que finalmente habilitarán la reunión de comisión que la oposición viene pidiendo hace años.
La aplicación de esta estrategia, de todas formas, no sucedió sin matices. Los contrastes entre los propios oficialistas fueron nítidos en el Senado. Allí tomaron la posta el salteño Rodolfo Urtubey y el jefe del bloque, el rionegrino Miguel Pichetto, para defender a Boudou del planteo opositor. El primero rechazó el pedido de licencia aduciendo que el procesamiento del vice no está firme y que la causa judicial que lo involucra no tiene que ver con su desempeño ante el Senado. “Estoy totalmente en contra del pedido. Sería una manera de prejuzgar si el día de mañana nos toca intervenir en un juicio político”, enfatizó.
Mucho más moderado se mostró Pichetto, de conocidas rencillas con Boudou desde que el vice preside la Cámara alta. El senador definió al tema como “grave” e “importante”. Y, con tono calmo, agregó: “No venimos acá a hacer una defensa de carácter jurídica ni corporativa porque entendemos que no corresponde. Lo que sí decimos es que no compartimos algunas reflexiones de que aquí hubo ordenes de obstaculizar la justicia. Esta Cámara nunca avaló nunguna acción para frenar la marcha del proceso judicial”. Es decir, defendió la actuación del bloque, no la del vice. Y sobre la nota que presentó la oposición apenas señaló que “seguramente el presidente (de la Cámara, Boudou) analizará y responderá el planteo, es una decisión personal”.
El discurso de Pichetto no hizo más que poner en evidencia algunos malestares en el bloque de senadores oficialistas por la situación procesal del vicepresidente y que ya habían sido expresados por un viejo integrante de ese grupo, el ahora funcionario sciolista y ex senador José Pampuro. El bonaerense, días atrás, pidió que Boudou no vuelva a presidir ninguna sesión.
En el futuro inmediato, parece que así será. Todo indica que el Senado recién volverá a sesionar dentro de 40 días. Para ese entonces, si el escenario sigue siendo el mismo, en el oficialismo especulan con que Boudou deba viajar más seguido y el santiagueño Gerardo Zamora tenga que seguir reemplazándolo para conducir los debates.
