Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
La agresividad del gobierno contra el juez Thomas Griesa y los holdouts es cosa de todos los días y a medida que las horas pasan da la impresión de que el cristinismo no quiere negociar con Daniel Pollack, el mediador que designó el magistrado de Nueva York. Ayer empezó a correr el plazo de gracia de 30 días del vencimiento del pago del cupón de bonos Discount. Ayer también, en la asamblea general de la OEA, la Argentina obtuvo el apoyo mayoritario pero con una excepción grave: el representante de los Estados Unidos dijo que respaldan a la justicia americana, o sea, a lo fallado por Griesa, y el plan del gobierno sería seguir insistiendo en cualquier foro internacional hasta que llegue el 30 de julio. Entonces podría volver a depositar el pago a los bonistas reestructurados en la cuenta que tiene el BONY en el Banco Central de la República Argentina. Es posible que el magistrado vuelva a comunicarle al banco fideicomisario que acepte el giro desde Argentina, lo que produciría el full default.
Una hipótesis que crece
Pero antes de eso, el gobierno nacional intentará negociar con su par del gobierno americano para concurrir a la Corte Internacional de La Haya, con el inconveniente de que para ello se necesita el acuerdo de Estados Unidos, cosa que es muy difícil. Aun así, el cristinismo insistiría en que quiere pagar y que el juez y los Estados Unidos no lo dejan, tirándole el costo del default a Obama, que debería defender a los “fondos buitres”, dejándolo en una posición incomoda, por lo menos así lo creerían CFK y Kicillof.
En este probable contexto, Kicillof estudia la renegociación de Grecia, que con una deuda dos veces superior a su PBI aceptó la ayuda del Banco Central Europeo a cambio de un duro ajuste fiscal del cual está saliendo con un gran costo político. Pero esto con una ventaja: en esa negociación impuso la cláusula de que, si el 66% de los acreedores aceptaban la quita, los que no la querían estarían obligados a aceptarla. En el caso argentino, el default sería sin ajuste fiscal ni ayuda de ningún organismo internacional y se les ofrecería a los bonistas reestructurados el mismo valor que tienen sus bonos ahora. Los holdouts y el CIADI, si están en minoría, tendrían que aceptar esta oferta excluyente, si logra una mayoría del 66%, y está por verse qué jurisdicción se propone, que no puede ser la Argentina, por falta de confianza. Sí podrían intentar hacerla en Europa, en donde contaría con apoyo español, italiano y francés, y sin duda Rusia, que no está en la Unión Europea pero es muy importante. Todos estos planes de laboratorio se seguirían estudiando y ayer el economista ortodoxo Daniel Marx declaró que el país puede entrar en un nuevo default, que sería menos grave que el de 2001. Por supuesto, no faltarán calificadoras de riesgo y economistas internacionales que prevean un nuevo default y no descartemos que la profecía autocumplida se haga realidad.
