Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
En diálogos con los medios posteriores a su declaración indagatoria, Amado Boudou dijo que el juez federal Ariel Lijo se ocupa de facturas de luz y teléfono en vez de investigar la ruta del dinero K.
De ser así, asumiría una posición similar a su par Sebastián Casanello, al que tampoco le interesa demasiado este tema. En este último caso, el desinterés alcanza a Ernesto Clarens, financista de Lázaro Báez e íntimo amigo de Jorge Brito, quien a través de la sociedad Facimex, propiedad del Banco Macro, lavó dinero de la corrupción política bajo las directivas de Néstor Kirchner y Julio de Vido. El caso Ciccone no es el único punto que une a Boudou con Brito. Cuando aquél administraba la ANSES, canjeó préstamos garantizados con el Banco Macro, hecho denunciado penalmente por el diputado Claudio Lozano.
El reclamo popular
Pero Lijo estaría olfateado el reclamo popular y mediático, cual es el procesamiento de Boudou, José María Núñez Carmona y Alejandro Vandenbroele, los operadores del copamiento de la Compañía de Valores Sudamericana (ex Ciccone). Y ese procesamiento recién se producirá después que se tomen todas las declaraciones indagatorias que citó el magistrado, es decir, tal vez no antes de agosto. En síntesis, Lijo por ahora no necesita saber qué tienen que decir Ricardo Echegaray, Raúl Moneta y Jorge Brito. Seguramente deja esto para otra etapa. Claro que la Sala I de la Cámara Federal puede decidir que lo haga antes, como plantea en su reciente fallo Eduardo Farra. Sí es previsible descartar que la Cámara acepte el planteo de la defensa de Boudou de declarar nula la citación a indagatoria y todo indica que en algunas semanas sería procesado el vicepresidente sin prisión preventiva. Llegado este punto, la oposición exigirá su renuncia o pedido de licencia, que el cristinismo no aceptará, y el caso Boudou seguirá en la tapa de los diarios por bastantes meses más.
En tanto, puede ser que Boudou desate una fuerte interna contra Ricardo Echegaray y Florencio Randazzo, a quienes acusa de mantener en la primera plana de los diarios su situación judicial y su eventual procesamiento, que perjudicaría seriamente al gobierno en general y a la presidente en particular. Las respuestas al juez sobre las preguntas que Boudou considera que son tema menor no las pudo contestar y quedó bastante claro que Núñez Carmona actuó en su nombre y también Vandenbroele, aunque no lo conozca. Parecen suficientemente probadas las negociaciones incompatibles con la función pública, lo mismo que el cohecho y extorsión al quedarse con el 70% de la imprenta. Sus respuestas sobre el alquiler del departamento en Puerto Madero y la actuación de Núñez Carmona dejaron mucho que desear y, como se declararon válidas las declaraciones de Nicolás Ciccone y Guillermo Reinwick, todo esto contribuye a que la suerte del vice está sellada. Aunque conviene tener en claro que este proceso recién empieza y va para largo.