Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
Extensas horas por día les dedica la presidente a los temas que hacen a su futuro. En primer lugar, quiere que no avance la causa Báez por lavado de dinero, porque corre riesgo de que ella y Máximo terminen imputados. Si logra superar ese escollo, la alternativa más confiable para su futuro -podría candidatearse para el Parlamento del Mercosur- sería un ballotage entre Daniel Scioli y Mauricio Macri. Bajo cualquier circunstancia, ella debe asegurarse -como lo viene haciendo desde que asumió la presidencia en el 2007- confeccionar personalmente la lista de diputados y senadores nacionales en todos los distritos del país para conservar una cuota importante de poder, ya sea que gane uno u otro. Los diputados nacionales K que no deban renovar mandato en el 2015 y los que entren en la primera vuelta coincidirán con Cristina en limitar los poderes de Scioli. Todos ellos tienen en claro los riesgos que implica la tolerancia del gobernador a la oposición y sus excelentes relaciones con los medios de comunicación, que quieren borrar lo que quede del cristinismo.
Deslizamientos
Scioli demostró una habilidad impecable para que los enemigos del kirchnerismo no lo consideren a él como uno de ellos. De ahí que tenga un trato cordial por parte de los medios. Es que es tan faccioso el oficialismo que a él con buenos modos le alcanza y le sobra para tomar distancia de la grieta generada por el gobierno. Es cierto que muchos diputados nacionales que la presidente eligió con el dedo es muy probable que se hagan sciolistas al otro día pero hay bastantes que lo miran de reojo y le pondrán palos en la rueda para hacerse valer. Algo que pasaría, por ejemplo, si Scioli, como prometió su ministro de asuntos agrarios Alejandro Rodríguez, quiere eliminar las retenciones al trigo, maíz, carne y leche, lo que va en contra del ideologismo cristinista. Pero quizás el multimedios oficial no acompañe a la presidente con el actual gobernador en la presidencia, ya que éste mantiene una excelente relación con Matías Garfunkel, el socio de Sergio Szpolski. Por lo tanto, si continúa con la actual y generosa pauta publicitaria, el futuro presidente sería apoyado por el multimedios K más poderoso. Y es muy probable que Diego Gvirst también se amolde a los nuevos tiempos de la política.
En tren de especulaciones, si los jueces no van por la cabeza de Cristina, Scioli podría gobernar con cierta comodidad. Aunque tendrá que aguantar a Elisa Carrió, que será una fiscal implacable de los actos de corrupción del cristinismo. A ella se le agregará el fiscal José Maria Campagnoli, que encabezaría la lista de diputados nacionales de FAUNEN por la Capital Federal. Si el PRO ocupa el segundo lugar en las elecciones, sus diputados no obstaculizarían que Cristina asuma la presidencia del Parlasur ni la denunciarían penalmente y apoyarían a Scioli en las reformas que piensa encarar. Sin embargo, aunque cuente con un frente judicial aliviado, a ella le será muy difícil encabezar la oposición, porque seguramente la economía mejorará mucho, ya que ningún gobierno podrá cometer las torpezas que comete la actual gestión.
Si en cambio Macri gana la presidencia, ella tampoco tendría graves problemas judiciales. Y Macri la apoyaría para la presidencia del Parlasur y quizás la convierta en la jefe de la oposición, dado el desprestigio que tendrá después de su salida del gobierno en el 2016, lo que la convertiría en una débil rival. El jefe de gobierno porteño también contaría con el apoyo del multimedios de Garfunkel-Szpolski, que le perdonó la vida cuando hace poco él dijo por radio un piropo subido de tono. En otros tiempos, el oficialismo mediático no le habría perdonado tal violencia de género.
