Por Urgente24.- Hace unos pocos meses atrás, nadie hubiera creído que el gobierno de Cristina Fernández fuera a hacer todo lo que hizo. Menos aún, licuar los salarios. Ahora, el relato oficial tiene nuevos villanos para enfrentar: a los banqueros, exportadores agrícolas, supermercadistas, se suman ahora los dirigentes sindicales.
Los principales gremios estatales a nivel nacional cerraron filas detrás de la huelga docente, que se sentirá con distinto nivel de acatamiento en todas las provincias, y juntos encabezan un paro de actividades de todo el arco de empleados estatales: públicos, judiciales, médicos, enfermeros, guardaparques y sectores relacionados a la educación realizan una huelga con movilizaciones en todo el país en reclamo de mejoras salariales y en repudio de la "incapacidad del Estado" para conducir las negociaciones.
De esa forma, el primer día hábil de marzo -donde estaba previsto el comienzo del ciclo lectivo- no sólo no hay clases, sino que tampoco hay servicios de justicia, atención en oficinas de las provincias y municipios y hospitales públicos de 17 distritos.
La jornada era clave para al Gobierno, que había reprogramado las fechas de reunión paritaria con los gremios con la ilusión de que comenzar las clases.
Sin embargo, todo salió al revés: los cinco gremios nacionales rechazaron la propuesta del 22% de aumento hasta diciembre, con una tercera cuota que llevaría a 31% en junio de 2015.
El paro se siente y se sentirá en todos los distritos, incluso en los que ya hubo acuerdo a nivel provincial. Tal es el caso de la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, La Pampa y San Luis, que habían aceptado aumentos de entre el 31 y 33%.
En la Provincia de Buenos Aires, las negociaciones fueron peor aún. En una reunión de menos de media hora, Roberto Baradel (SUTEBA) y Mirta Petrocini (FEB) rechazaron la propuesta del gobierno bonaerense y llamaron a un paro de 72 horas que, con el correr de las horas, fue replicado por agrupaciones provinciales. En esa situación están las provincias de Jujuy, Chaco, Catamarca, Tierra del Fuego y los docentes de colegios privados de Santa Fe.
Pero esto no fue todo. Tras el fracaso de la negociación con los gremios docentes nacionales, la dirigencia de ATE, adherida a la CTA opositora, dispuso el paro de todos los empleados estatales con duras críticas al gobierno por la demora en iniciar las paritarias y los intentos de imponer un tope del 25% en los aumentos acordados en reuniones de ministros de Economía de 15 provincias a instancias del kirchnerismo.
El sindicalista Julio Fuentes, secretario general de ATE, advirtió que "la gran mayoría de los estatales de la Argentina cobra salarios que no le alcanza para poder vivir".
Fuentes anticipó que la huelga contaría con marchas "en las 23 capitales de provincia y en más de 40 localidades".
Por su parte, el jefe de la Asociación Judicial bonaerense, Hugo Blasco, consideró "muy importante que el primer día de clases, día de mucha significación política y social, todo el Estado esté paralizado por decisión de sus trabajadores ante la actitud irresponsable del gobierno para encarar negociaciones salariales para el 2014".
Blasco dijo que su sector no fue convocado "por el gobierno para discutir nuestro salario pese a que estamos en marzo" y apuntó que "eso es discutir contra reloj y en un marco de ansiedad provocado por el contexto inflacionario".
Tras señalar que "la licuación del salario se agrava día a día", Blasco resaltó la unidad del reclamo estatal al señalar que "somos todos empleados del mismo patrón que es el Estado".
En Mendoza, la jefa del gremio de la salud AMPROS, Isabel del Pópolo, coincidió en que "por primera vez vamos a unificar la fuerza y garantizar que la unidad va a persistir en el tiempo".
La protesta, indicó, "se ha producido por la provocación de los ministros de Hacienda de 15 provincias que nos llevaron a un paro nacional porque nos pusieron un techo previo a haber comenzado una paritaria en cada una de las provincias".
"Es una falta de respeto sobre todo al ámbito paritario, que es donde podemos discutir los trabajadores el salario que nos corresponde. Si ya nos están poniendo un techo, no hagan la pantomima de tener paritarias", acotó en una asamblea.
La federación de médicos FESPROSA reclamó un salario de ingreso "igual a la canasta familiar profesional", la derogación del "impuesto al salario" como denominó al de ganancias y una cláusula de reapertura inmediata de las negociaciones durante todo el año, en función de la evolución inflacionaria.
El jefe de la CTA opositora, Pablo Micheli, quien además impulsa un nuevo paro para el 12 de marzo, advirtió días atrás en entrevistas que "si no hay acuerdo con los docentes, ni con la paritaria en general, va a haber mucha conflictividad" este año.
Asimismo, señaló que desde el gobierno a los distintos trabajadores dependientes del Estado les "están ofreciendo menos de la inflación del año pasado" y reclamó "paritarias abiertas, que se convoque las veces que sean necesarias".
En este marco, y con una inflación instalada en un nivel de 35% anual, al Gobierno le resultará difícil, que los gremios acepten un techo tan bajo (sobre todo, después del deterioro promedio de -3,8% del salario real en 2013), sin que se incremente la conflictividad laboral.
Resulta que el déficit fiscal aqueja y la necesidad de bajar el gasto es imperiosa. Claro que licuar los salarios de los empleados públicos sería una de las peores maneras de comenzar.
Por ello van, antes de empezar a recortar subsidios, y éste, aunque no explícito, sería solo el principio del plan.
De esta manera, el "relato oficial" se gana sus nuevos villanos: los dirigentes sindicales se suman a la horda de banqueros, exportadores agrícolas, y otros empresarios.
Pero en este turbulento 2014, el salario ya no sólo es una de las variables del ajuste, sino que pasó a ser también la nueva ancla tendiente a impedir un desborde en la economía.
Es más, varios analistas interpretan que la nueva política salarial del Gobierno obedece a que sólo con una caída del poder adquisitivo -sobre todo en el sector de trabajadores estatales- se hace factible sostener al "modelo".
Un informe de la fundación Idesa sostiene que la existencia de salarios deprimidos en 2003 fue lo que permitió sustituir importaciones y crear las bases para luego poder crecer a "tasas chinas".
"La intención ahora sería reeditar ese ‘modelo'.
Entre diciembre y enero el tipo de cambio oficial subió un 30% y se pide enfáticamente que haya ‘moderación' en las paritarias. Esto último implica, más allá de los discursos oficiales, que los salarios crezcan menos que los precios y el dólar", afirma.
El economista Federico Muñoz agrega que la actual política "ruborizaría hasta al FMI" por su dureza: "Se apuesta a un ajuste fiscal de mala calidad, a que los sueldos de estatales no superen el 25% y a una inflación de más del 30% que licúe el gasto en términos reales".
No obstante, la realidad muestra que no está resultando tan fácil conducir este tipo de ajuste.
El Gobierno navega entre dos escenarios indeseados. El primero es que las paritarias se cierren por encima del 30%. El segundo, acaso es el que genera más temor: que este tipo de negociaciones pierdan su esencia.
¿Por qué? Porque corren el riesgo de ser sustituidas por un esquema de indexación "de hecho", donde a cada agravamiento inflacionario le siga una reapertura de esas negociaciones. Es la gran pulseada que se está jugando en estas horas detrás de las paritarias de los gremios más representativos.