Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
No habrá modificaciones como quiere la oposición.
Ayer señalamos en este medio que el cristinismo no quiere saber nada con modificar las PASO para que los perdedores en esa instancia no se queden sin participar en la fórmula presidencial. De ahí que principalmente en el espacio radical-socialista aumente la preocupación. Tanto Hermes Binner como los radicales Ernesto Sanz y Julio Cobos siguen muy de cerca el tema, porque los radicales tienen grandes chances de ganar, por su aparato extendido en todo el país.
Así es que los socialistas, con poder sólo en Santa Fe, querían modificar las PASO para armar una fórmula combinada y mucha más si triunfara la tesis de Elisa Carrió de sumar al PRO a esa interna.
Las variantes
Por ahora, tanto la propia autoexclusión del PRO y la intransigencia de los socialistas de acordar con Macri ponen un tope. En el Frente Renovador también hay interés en modificar las primarias para el candidato a gobernador de Buenos Aires. Allí ya se anotaron Darío Giustozzi, Gustavo Posse, Jesús Cariglino y Joaquín de la Torre. En el PRO también quieren hacer una interna abierta para elegir el sucesor de Macri entre Gabriela Michetti, Horacio Rodríguez Larreta, Cristian Ritondo y María Eugenia Vidal, si ésta se vuelve desde la provincia. Pero el cristinismo no quiere saber nada en fortificar y solucionarles problemas a los opositores, ya que puede ser que la presidente designe a su sucesor y, si se tiene que tragar el sapo de Daniel Scioli, le impondrán un vicepresidente como Sergio Urribarri que les garantice algún control futuro sobre el hoy gobernador de Buenos Aires. Todas esta elucubraciones del oficialismo serían inútiles si, como señala en su informe Vicente Massot, el cristinismo sólo puede aspirar a llegar en tiempo y forma para entregar el mandato y de ningún modo tendrían una aspiración a mantener poder porque, como van las cosas, se les esfuma toda esperanza futura.
En este análisis coincide el encuestador oficialista, Enrique Zuleta Puceiro, quien destaca que el 74% de la población no confía en la situación económica del país y por tanto las chances de perdurar políticamente serían casi nulas después del 2015.
Massot agrega que Sergio Massa en todas las encuestas tiene más de 10 puntos de ventaja sobre Scioli en términos de 30 a 20% y Macri quedaría con el 11/12%, en tanto que la suma de Binner más los radicales llega al 15% de los votos. De mantenerse estos números, la elección presidencial será en realidad de tres vueltas, a saber: en las PASO, si Massa obtiene el 30% de los votos y Scioli sale segundo, está claro que en la primera vuelta los opositores en gran parte votarían al tigrense, quien podría obtener más del 40%, sacándole al bonaerense más de 10 puntos de ventaja y consagrándose en la primera vuelta. Lo mismo pasaría si la alianza radical-socialista entra segunda y Massa suma votos de Macri y del peronismo oficialista en disgregación. Por lo cual, si bien la elección tendría tres vueltas, se definirá en las PASO como primera vuelta y el ballotage sería en la primera vuelta de octubre. Y quizás sea innecesaria la última vuelta si los números siguen como hasta hoy muestran las encuestas.