Por Carlos Tórtora/El Informador.-
Una vez más Cristina Kirchner ocupa el centro de la escena política, en este caso por omisión, lo que no le quita fuerza al hecho. Al compás de este clima, hasta algunos dirigentes opositores supusieron que estamos más cerca de un adelantamiento de las elecciones presidenciales del 2015.
Éste sería el resultado de las conclusiones de un gobierno que se niega a realizar un ajuste global de la economía y prefiere optar por más inflación y emisión para no perder la base social que le queda. Sin embargo, el caso Báez y la situación judicial de Amado Boudou, entre otros, dejan al kirchnerismo sin retirada. Un adelantamiento sería perder capacidad de negociación y predisponer un clima para que la persecución judicial contra el kirchnerismo, contenida durante más de diez años, se precipite.
Curiosamente hoy la iniciativa la tiene el mundo gremial, que se exhibió en una cumbre entre Hugo Moyano y Luis Barrionuevo en Mar del Plata, con la presencia de dos oficialistas: Omar Maturana de la Fraternidad y Roberto Fernández (UTA).
Detrás de las conversaciones sobre la supuesta unificación de las CGT, lo que los popes gremiales deben decidir es el nivel de presión que pondrán sobre los pedidos de aumentos para las paritarias, para lo cual cuentan dos factores: la presión de sus bases y de la ultraizquierda encabezada por el PO.
El gobierno, aunque replegado, se prepara para denunciar una ofensiva gremial salvaje destinada a espiralizar la inflación. O sea, un golpe sindical para llevar a Sergio Massa a la Casa Rosada. De esta trampa intenta salir el tigrense y en alguna medida también los sindicalistas, aunque la inflación los empuja en sentido contrario.
Este cuadro coincide con que el eje del poder pase ahora por Zannini y Axel Kicillof, y que Jorge Capitanich esté cada vez más cerca de convertirse en un nuevo Juan Manuel Abal Medina. La dupla dominante tiene convicciones como para denunciar un golpe sindical e intentar ganar así espacio político y el respaldo de los mercados. La denuncia del golpe sindical-massista buscaría herir al candidato opositor más temido y volver a liderar una polarización de ésas que le sirven al gobierno para reagrupar fuerzas.
Hasta ahora, Massa se cuidó muy bien de aparecer como una figura agresiva y destituyente, lo que le garantiza crecer en el voto moderado.
Retoques defensivos
Mientras tanto, CFK mostró un sorpresivo acercamiento con el gobernador Daniel Peralta de Santa Cruz. Fue la explicitación de que el cristinismo ve el peligro de perder el gobierno de la provincia en el 2015. También, como es obvio, está la otra maniobra defensiva que es colocar conjueces en la Cámara de Casación para controlar distintas causas de corrupción.
