La presidente ahora tiene miedo escénico de hablar en público

Por Guillermo Cherashny/El Informador Pùblico.- Cuando se habla de miedo escénico en el fútbol se refiere a jugadores con grandes condiciones a los que, cuando se juega un partido importante, se les produce un stress que les impide desarrollar todas su virtudes en el campo de juego.

Algo parecido le estaría pasando a la presidente, que desde el baile con Moria Casán y su hija Sofía Gala el 10 de diciembre pasado, sólo apareció sin hablar en dos juras de ministros. Las encuestas que le llevaron estos días marcan una caída muy importante de su imagen positiva, que sólo llega al 25%. De ahí que Carlos Zannini mandara a Luis Costa, el director de IPSOS, cuya credibilidad se mantiene, para que despliegue una encuesta que le da a CFK una aprobación del 49%, cuando antes del famoso baile Management & Fit le dio el 30%. Poliarquía, por su parte, cada vez se desprestigia más después del supuesto descuento de ventaja de Martín Insaurralde frente a Sergio Massa en la última campaña electoral, lo que no se produjo. Poliarquía sorprendió con una encuesta hace una semana que le da a Cristina 39% de imagen positiva y 72% a Macri en la capital, pero sorpresivamente le da una intención de voto a Massa del 39% contra el 20% de Daniel Scioli. Así se rompió una tradición de todo el año pasado donde la presidente, Macri y Scioli siempre tenían una imagen muy favorable 

 Una enigmática Cristina 

 Esto demuestra que en el gobierno quieren mostrar que, pese a la inflación, la ausencia pública de CFK, la disparada del dólar blue, los saqueos y los cortes de luz, ella mantiene una aceptación importante, sobre todo cuando el FPV obtuvo el 32% en octubre y desde entonces al gobierno sólo le llegan malas noticias o más bien pésimas. Pero el punto de inflexión en la caída de imagen se dio con los saqueos y la indiferencia de ella bailando en la plaza, reflejada en fotos que no pasaron por el photoshop y que son mostradas diariamente por matutinos, portales de noticias y redes sociales, donde se la ve tocando el tambor y bailando a risa plena mientras media pantalla seguía mostrando los saqueos. Como dijimos, se mostró en dos juras de ministros y luego se fue a descansar a El Calafate. Apareció un día en la Casa Rosada y sólo se la vio en una foto de lejos. Y anteayer volvió a la residencia de Olivos, donde se quedó, queriendo dar a entender que ella imparte órdenes y está al mando. 

Algo que fue puesto en duda por la prensa y por la oposición, así fue que se publicitó la ridícula orden de importar tomates como si la presidente supiera algo de ese tema. Otra orden fue desestimar el impuesto a los bienes personales, dada la repercusión negativa que tuvo en las redes sociales, lo que indica que el cristinismo le presta atención a Internet como un verdadero estado de la opinión pública. Anteayer apareció la otra orden, la de aumentar las reservas, como si una fuga de capitales se pudiera parar por una orden presidencial y no por un cambio de política económica. Esta seguidilla de órdenes presidenciales como descartar el aumento y extensión del impuesto a los bienes personales, la importación de tomates y la de detener la caída en las reservas internaciones, son un esfuerzo por demostrar que ella está al mando, pero al mismo tiempo demuestra que no tiene ninguna idea nueva sobre cómo solucionar los graves problemas que tiene el país. O sea, más de lo mismo con la presidente dando señales de autoridad.