El año pasado se cometieron 264 homicidios, con una tasa de 22 asesinatos cada 100.000 habitantes. Esa cifra muestra el crecimiento de los asesinatos si se la compara con 2010, cuando hubo 124 personas víctimas.
La sucesión de hechos sangrientos que sacudieron Rosario el fin de semana arrancó el sábado a las 14 en un supermercado ubicado en Larrea y La Paz, en la zona sur. A esa hora, Carlos Arriola, de 64 años, y su hijo Esteban entraron en el negocio para surtirse de carne y chorizos para la celebración que el hombre planeaba hacer a la noche en un camping de las afueras de Rosario.
Arriola hacía menos de un mes que había salido de la cárcel de la Unidad III bajo el régimen de "libertad asistida", tras una condena por tráfico de drogas en 2007. Pensaba festejar con amigos la posibilidad de salir de prisión que le había dado el Juzgado Federal Nº1.
Después de hacer las compras, Arriola y su hijo salieron del supermercado, donde habían notado que una pareja los miraba con atención entre las góndolas. Esteban había percibido algo extraño y se lo trasladó a su padre, que no le dio mucha importancia. Estaban a punto de subir al auto, donde habían cargado las bolsas con las compras, cuando el joven se dio cuenta de que se habían olvidado de comprar algunas gaseosas, por lo que decidió volver al supermercado. Carlos se quedó en la puerta.
En ese momento aparecieron dos hombres en una motocicleta Honda Wave y comenzaron a disparar contra Arriola, que cayó al piso. Uno de los sicarios le acertó el quinto tiro en el cráneo a muy corta distancia.
El hombre de 64 años, vinculado con el tráfico de drogas, murió en el acto, y los asesinos huyeron en la motocicleta a toda velocidad. Los investigadores sospechan que se trató de una venganza por viejas deudas del ambiente narco. No hay ningún detenido, aunque el hecho se produjo ante decenas de testigos después del mediodía.
Seis horas después ocurrieron otros dos asesinatos, uno en la zona sur y otro en Villa Gobernador Gálvez, una ciudad del conurbano de Rosario. A las 20.30 el 911 recibió una llamada que alertaba sobre un homicidio en San Martín y el arroyo Saladillo. En un descampado la policía encontró el cuerpo de Eugenio Daniel Díaz, de 31 años, con seis balazos: dos en el tórax, uno en el abdomen y tres en el costado izquierdo del torso. En el momento de ser acribillado este hombre llevaba dos caballos, cuyo propietario vive cerca de la cárcel de Piñero. La policía no tenía pistas sobre el móvil del asesinato.
A unas diez cuadras de ese lugar, unos quince minutos después, se produjo otro crimen. A pocos metros del arroyo Saladillo fue asesinado de cuatro tiros Héctor Luis Sosa, de 35 años, quien poseía numerosos antecedentes por delitos como tentativa de homicidio, tenencia de armas de guerra y amenazas entre otros. Este hombre iba con su hermano en una moto Honda XR 125 cuando les dispararon desde un descampado repleto de maleza. Según las fuentes policiales, también se sospecha que este homicidio está vinculado a lo que denominan "ajuste de cuentas".
Y a las 5 de ayer, Ángel Rodríguez, de 28 años, fue asesinado de un disparo en el pecho en su casa, en una villa de emergencia del barrio Tablada, en la zona sur de Rosario.
Las nuevas muertes también muestran que la motocicleta es una herramienta para matar. Hombres en motos disparan, matan y huyen. No importa la hora, si es de día o de noche, sólo el método para asesinar. De los 18 homicidios que se cometieron en Rosario en lo que va del año, siete se produjeron de esta forma, que sugiere que fueron crímenes por encargo a hombres que se dedican al oficio de matar.
El segundo día del año, dos hombres en moto asesinaron de diez disparos a un joven de 20 años en el barrio 7 de Septiembre. Así comenzó 2014 en esta ciudad, donde durante los últimos días de 2013 provocó conmoción el asesinato de Luis Medina, el empresario sospechado de narco, que fue acribillado junto con su novia en el acceso sur de Rosario.
El 3 de enero, Ariel Zamora, de 22 años, murió por las heridas que le provocaron los disparos que realizaron el 18 de diciembre dos hombres movilizados en una motocicleta en la puerta de las piletas públicas de Saladillo. El 10 de enero, a David J., de 15 años, le acertaron un disparo en el pecho desde un ciclomotor en el barrio La Tablada.
El 14 de enero a Luis Puchetta, de 48 años, lo asesinaron de tres balazos dos hombres en moto, cuando intentaron robarle en 24 de Septiembre y Ricchieri. Dos días después, Gustavo Quintana, de 19 años, murió de dos disparos en el pecho que hicieron dos hombres que se movían en moto en el barrio Las Flores, territorio de la banda de Los Monos.
Y el 17 de enero, Mauro Bogado, de 22 años, fue asesinado de un balazo en la cabeza por cuatro hombres que se trasladaban en dos motos en el barrio Toba.
UNA EPIDEMIA DE MUERTES
La violencia armada se volvió cotidiana en Rosario
Récord de crímenes
En la región judicial de ?Rosario (que incluye a la cercana ciudad de Villa Gobernador Gálvez), se registraron 264 homicidios durante 2013.
La ciudad más violenta
Rosario y sus ciudades satélite quedaron como la zona con mayor tasa de homicidios en la Argentina, con 22 asesinatos cada cien mil habitantes.
Mal comienzo
Con las cuatro muertes ocurridas durante el fin de semana, en las primeras tres semanas de 2014 se registraron 18 asesinatos en Rosario y alrededores.
