Por María Laura Favarel/La Capital.-
Ya pasaron más de tres años desde que comenzó la obra de remodelación de la terminal de ómnibus Mariano Moreno y todavía no fue finalizada. Ni si quiera el rally Dakar, que promovió...
Ya pasaron más de tres años desde que comenzó la obra de remodelación de la terminal de ómnibus Mariano Moreno y todavía no fue finalizada.
Ni si quiera el rally Dakar, que promovió mejoras en la ciudad y una importante afluencia turística, aceleró las tareas. Aún queda el casco histórico y parte de la entrada, además de las primeras plataformas, sin terminar. Y lo peor: ya se advierten problemas edilicios en la obra nueva.
Tal vez sea una de las remodelaciones más largas que encaró la Intendencia de Rosario. Comenzó en 2010 y se anunció como una obra que demandaría un plazo de 1 año y medio. Ya se cuentan más de 3. Inaugurada por partes por lo menos dos veces y con muchas promesas, el edificio sigue mostrando que no está listo.
El casco histórico está casi intacto. Las únicas obras que se pueden son el retiro de la iluminación y los artefactos que había sobre las paredes. La semana pasada ese hall de ingreso lucía carteles gigantes del Dakar, todo en medio de un espacio que más que orgullo, da lástima.
Basta considerar la cantidad de turistas que movió el rally para pensar que una de las puertas de entrada a la ciudad sería seguramente la terminal. Sin embargo, ni siquiera esto apuró las obras.
Tampoco lo hizo la llegada del verano y por ende la alta temporada donde miles y miles de personas circulan por allí.
Y si bien la Municipalidad anunció que la terminal contaría con refrigeración, esto nunca sucedió. Al contrario, el calor agobiante de la ciudad también se siente entre quienes salían de viaje rumbo a un verano más fresco.
Por otra parte, todavía se pueden ver locales cerrados (cubiertos por bolsas negras) y tabiques de obra. Además, las primeras 9 plataformas no se pueden usar. Están cerradas con chapas.
Eso no es todo. Durante un día de lluvia puede verse cómo el agua se filtra —también en la zona nueva ya inaugurada— y deja grandes charcos que deben esquivar los pasajeros. Toda una postal de una obra que nunca concluye definitivamente y donde cabe preguntarse si lo que se inauguró está bien hecho.
En la web.
La página de internet de la estación de ómnibus dice textualmente: "En mayo de 2010 se puso en marcha la remodelación de la terminal, una obra que prevé un plazo de ejecución de un año y medio y una inversión de más de 20 millones de pesos". La realidad es bien distinta.
En diciembre, el presidente del Consejo de Administración de la terminal, Orlando Debiasi, manifestó: "Nos falta terminar un sector de la parte histórica que está junto a las oficinas del Banco Municipal. Para el 15 de enero esto estará listo por completo". Nada que ver. No se observan todavía indicios de que vayan a comenzar la obra en esa zona. Aún no terminaron en el sector de las plataformas y locales, como para avanzar sobre el hall de entrada que da a Cafferata y Santa Fe.
En esa misma nota, Debiasi remarcó: "Los turistas que llegan a la terminal tienen todas las comodidades, aire acondicionado, nuevas boleterías y variedad de propuestas gastronómicas". Efectivamente, hay nuevas boleterías y algunas ofertas de bares y restaurantes, pero lo que se siente con dureza es la falta de refrigeración.
En octubre del año pasado se inauguró formalmente la remodelación de la terminal de ómnibus Mariano Moreno, aunque la obra estaba tal como se la puede ver hoy.
En ese mes anunciaron que se quería crear un centro comercial a cielo abierto en la zona. Pero los vecinos admiten que "no hubo ningún movimiento en esas cuadras". También en ese mes Debiasi había dicho: "El interior histórico, estaría listo para el verano".
Costos. Párrafo aparte merece la cuestión de los costos de la obra. Se anunció por un monto de 20 millones de pesos. Pero, en octubre del año pasado manifestaron que "las obras inauguradas demandaron 40 millones de pesos".
La plaza abandonada
La plaza Sarmiento (Entre Ríos y San Luis) es todo un símbolo de desidia. Se terminó la concesión del minimarket y nadie más se hizo cargo de la zona: basta ver el hoy desmantelado local donde se vendía comida. Los baños permanecen inutilizados.
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