Ganar tiempo, la estrategia actual del kirchnerismo

Por Carlos Tórtora/El Informador.- Los cortes de luz, los incrementos en el pasaje de los colectivos, y la intención recientemente anunciada de aumentar el impuesto a los bienes personales, junto con la ola de pedidos de aumentos para las paritarias que superan el 30%, le dan un marco sombrío al retorno de CFK a la Casa Rosada. Pero en el gobierno creen que, después de un tormentoso primer trimestre, el Mundial de Brasil proveerá distracción suficiente como para ganar tiempo.

La presidente parece adherir a la teoría del gurú de Mauricio Macri, Jaime Durán Barba, quien sostiene que sólo los acontecimientos inmediatos condicionan fuertemente la conducta de las personas. Esto es, no importa haber ganado las elecciones del 2014, porque lo que valdrá en realidad será el posicionamiento en las encuestas para el 2015 y sólo muy pocos actuarán en función de lo que ocurrió dos años atrás. Hay que admitir que esta postura coincide bastante con el vértigo de la vida actual y la incesante saturación de informaciones que sufre la opinión pública. Todo esto alude a que el gobierno, con su perfil bajo, obviamente está buscando ganar tiempo hasta que la realidad muestre un perfil más propicio, lo que no es fácil. 

 En medio de la disparada del dólar blue, el anuncio que hará la presidente de la Asignación Universal por Hijo tiene el valor de una aspirina. Por otra parte, la idea, ya expresada por los gobernadores de Misiones, Maurice Kloss, de Entre Ríos, Sergio Urribarri, y de Chaco, Juan Carlos Bacillef, de reducir los aumentos otorgados a las policías provinciales, sólo parece prometer el desencadenamiento de una crisis global que no convence a la casi totalidad de los gobernadores. Con el proceso paritario en marcha y gremios que ya piden el 40%, las veladas amenazas del gobierno de actuar por decreto y respaldarse en la estructura represiva y en los equipos del teniente general César Milani suenan a baladronada. Una limitación arbitraria de las discusiones paritarias podría sí desencadenar un tembladeral social en el cual se lucirían Hugo Moyano, Pablo Michelli y Luis Barrionuevo, con apoyo de Sergio Massa y buena parte del peronismo político. No por nada este último pide que se adelante la convocatoria a paritarias docentes en Buenos Aires. Todo indica que el gobierno optará por más inflación y emisión, antes que plantarse ante una coalición que abarcaría a los sindicatos, el peronismo disidente y la ultraizquierda. 

 Clave senatorial 

 Mientras tanto, se acercan definiciones claves en el tejido central del poder. Dice el artículo 1 del Reglamento del Senado de la Nación que el 24 de febrero se reúne el mismo para designar autoridades. Éste será un test para medir no sólo la salud política sino también la psicofísica de la presidente. Por ejemplo, la continuidad de Beatriz Rojkés de Alperovich como Presidente Provisional del Senado implicaría que la presidente no corre serios riesgos de salud y que su vice, Amado Boudou, no está tan cerca de que el juez federal Ariel Lijo lo cite a prestar declaración indagatoria. Rojkés, como todo el mundo sabe, no es una garantía en caso de que deba asumir el poder por ausencia de la presidente y su vice. El cambio de Rojkés por un senador con más solidez -¿el chubutense Marcelo Guinle o el neuquino Marcelo Fuentes?- indicaría que el kirchnerismo quiere blindarse ante eventuales crisis de la salud presidencial, de la salud judicial de Boudou y hasta de eventuales estallidos sociales que puedan a acorralar a la Casa Rosada. Con su sugestiva pasividad de las últimas semanas, CFK alimentó la imaginación de muchos políticos con la posibilidad de una elección presidencial adelantada. En este microclima, Massa se apuró a lanzar una mesa nacional y Hermes Binner hizo reserva como candidato presidencial de la centroizquierda. Sin embargo, este clima de fin de fiesta no parece coincidir, en lo más mínimo, con la voluntad kirchnerista de aferrarse al poder hasta las últimas consecuencias.