Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
Los episodios de violencia de la semana pasada en Córdoba, Rosario y Catamarca se continuaban el domingo con el acuartelamiento de la bonaerense exigiendo un salario mínimo de 13.000 para los agentes.
Algo similar pasaba en el Chaco de Jorge Capitanich y en la provincia de Río Negro, a lo que se suman varios cortes de luz en todo el país y la aceleración de los precios de los supermercados desde octubre y que amenaza seguir en diciembre. Al mismo tiempo, sigue el drenaje de las reservas del Banco Central, cuyo flamante presidente, Juan Carlos Fábrega, tuvo el dislate de afirmar que nunca esperaba ese nombramiento, lo que equivale a decir que no está preparado para tamaña responsabilidad y recién el viernes pasado la entidad monetaria compró sólo 10 millones de dólares por unas liquidaciones de cerealeras. Sin embargo, esta semana existe la posibilidad clara de bajar de los 30.000 millones de dólares, de los cuales sólo 20.000 son las reservas reales. Los dólares cash, deducidos los papelitos y el oro, están en los 7.000 millones de dólares, una cifra escasa, ya que no se esperan liquidaciones de exportaciones importantes y sólo es viable que las cerealeras aporten 2.000 millones de dólares a cambio de una letra del BCRA con un interés en dólares
Ganar tiempo como sea
Pero lo más grave es que el conflicto policial en la provincia de Buenos Aires es muy difícil de solucionar porque no hay fondos para pagar el aumento reclamado por la policía, aunque en este caso seguro que habrá ayuda del gobierno nacional. Es que si se producen saqueos en la principal provincia del país se llegaría a una situación terminal y se les ofrecería entonces un aumento considerable a los policías, que ellos aceptarían aunque sea por debajo de los 13.000 pesos. Pero la secuencia será inevitable: enseguida aparecerían los dirigentes docentes encabezados por Roberto Baradel, que reclamaron una cifra parecida para los 300.000 maestros que tiene la provincia de Buenos Aires, cuyo desempeño en la enseñanza de los alumnos es muy pobre, como lo demuestran las pruebas. El cristinismo no esperaba estos reclamos que le arruinan en parte el plan que tenía el ministro de economía Axel Kicillof, quien está muy consolidado en su cargo por la presidente, a diferencia de la dupla Capitanich-Fábrega, que ya está seriamente desgastada. Y el plan que establecía una pauta salarial del 15 al 18% para los trabajadores bajo convenio ya quedó ridículo ante los aumentos concedidos a las policías provinciales.
A esta idea de aumento salarial se le pensaba acoplar la devaluación del peso un 25 al 30% anual para recuperar competitividad. Y también se piensa en el fin de los subsidios a los servicios públicos, cuestión que está en duda, salvo para los sectores más pudientes, ya que de aplicarse a la clase media media y baja aumentos en agua, gas, electricidad y transporte sería explosivo en estos momentos. Pero el déficit fiscal es alarmante y como el ritmo de devaluación hasta ahora está en el 70% anualizado, los precios de los alimentos están volando sin parar. O sea que ahora no quedó ningún plan en marcha y al cristinismo sólo le queda calmar a las policías provinciales que todavía no se sublevaron y seguramente a la Federal y tratar de pasar lo mejor posible estos días que quedan de diciembre sin violencia, para programar algo nuevo para el mes de marzo, cuando puede ser que el gobierno obtenga algunos préstamos para las reservas, aunque para la liquidación de la soja deberá esperar hasta fin de mayo.
