Por Carlos Tórtora/El Informador.-
Hoy por hoy, el escenario más pobable es un triunfo de Sergio Massa el próximo 27 de octubre por una diferencia mayor a 5 puntos. Un resultado que prácticamente lo obligaría a sumarse a la carrera presidencial, algo que parece haber decidido, a juzgar por el giro de su discurso, que se refiere cada vez más a las cuestiones nacionales y menos a las provinciales. Esta proyección ascendente del tigrense lo aleja de la candidatura a gobernador y está acelerando la puja por la misma para el 2015. A su lado y secundándolo en la lista para diputados nacionales, está el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi, que no oculta su intención de suceder a Daniel Scioli. Giustozzi encarna la línea de los intendentes jóvenes que funcionan como “los coroneles” de Massa y que aspiran a que el peronismo bonaerense se convierta en una especie de confederación de municipios. Sin embargo, las opciones se van multiplicando, porque Felipe Solá, cuarto candidato a diputado nacional por el Frente Renovador, estaría tejiendo su propia trama para volver a la gobernación. Carece de un aparato territorial propio pero tiene a su favor que ya fue gobernador y que contaría con mayor respaldo en el empresariado y algunos sectores del campo. En las últimas semanas, Solá habría alentado con insistencia las ambiciones presidenciales de Massa, pasando a encabezar el sector más agresivo del massismo.
Otro actor importante en este escenario es Francisco de Narváez. Jaqueado por la fuga de buena parte de sus votantes hacia el Frente Renovador, su apuesta pasa ahora por tratar de conservar en octubre al menos un 10 por ciento del electorado.
Si lo consigue, seguiría en carrera para la gobernación por varios motivos. Para empezar, alentaría la expectativa de un acuerdo futuro con Massa a partir de una limitación suya que en este caso lo favorece. Nacido en Colombia, la Constitución Nacional le impide ser presidente y esto haría que no represente amenaza alguna para el tigrense, en caso de llegar éste a la Casa Rosada. De Narváez mantiene -aunque algo deteriorada- su relación con Daniel Scioli.
Cristina puede patear el tablero
El gobernador también seguiría muy de cerca la incipiente interna del no kirchnerismo por su sucesión. Días atrás desafió indirectamente a Massa a dirimir la interna presidencial en una primaria común y lo mismo valdría para la candidatura a gobernador. Si bien ya casi nadie piensa en la posibilidad de un gobernador kirchnerista en el 2015, lo cierto es que el aparato territorial construido desde el poder durante 10 años puede inclinar la balanza a favor de uno u otro. En este punto, ya hay cristinistas que especulan sobre llegar a un acuerdo con Scioli o con Massa para apoyar al candidato a gobernadores de uno u otro. La que puede trastocar éstos y otros cálculos es CFK. Ya sin chances de reelección, ella analizaría entre sus alternativas jugar fuerte y hasta presentarse como candidata a gobernadora por Buenos Aires. En esta provincia no hay segunda vuelta y se queda con la gobernación el que consigue simple mayoría. La hipótesis de un repliegue cristinista hacia el conurbano probablemente no alcance en el futuro para ganar la elección provincial. Pero seguramente sería más que suficiente como para complicarle seriamente los planes a Scioli y Massa.