HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

miércoles, 17 de julio de 2013

Los tres errores de Milani que pueden hundirlo

Por Carlos Tórtora/El Informador.- El 21 de noviembre del 2007, siendo un general recién ascendido, César del Corazón de Jesús Milani dio un paso decisivo en su camino hacia el poder. Mediante una campaña de acción psicológica e intrigas, consiguió defenestrar al entonces jefe de inteligencia del Ejército, general Osvaldo Montero, acusándolo de conspirar contra la ministro de defensa Nilda Garré, que pasó a convertirse en su protectora. A partir de entonces y aprovechándose de la intrascendencia del Jefe de Estado Mayor Luis Pozzi, Milani se convirtió poco a poco en el dueño de la fuerza, utilizando el aparato de inteligencia para difamar, perseguir y eliminar de la institución a los oficiales que no lo obedecían.
Paralelamente, se fue ganando la confianza del circulo áulico de Olivos ocupándose de ciertos trabajos sucios como escuchas telefónicas e investigaciones ilegales de dirigentes opositores, todo esto violando groseramente las leyes de Seguridad Interior y Defensa. En este itinerario, empezó también a cosechar acusaciones por maniobras fraudulentas en la venta de inmuebles de la Dirección de Inteligencia, así como sospechosas compras de equipamiento y el despilfarro de fondos reservados en fiestas y viajes de lujo. A fines del año pasado, subió un nuevo escalón, convirtiéndose en Subjefe de Estado Mayor con retención del cargo de Director de Inteligencia. Hasta este año, sólo informadorpublico.com y algunos otros pocos medios se ocuparon de señalar los peligros del meteórico ascenso de Milani. Pero a partir de su reciente encumbramiento como Jefe de Estado Mayor se produjo un giro de 180 grados. La mayor parte de los medios no controlados por el gobierno, empezando por el Grupo Clarín, empezaron a focalizar al jefe de los espías militares como el responsable de un proyecto para vigilar a la oposición sin ningún control y con recursos financieros incalculables. El paso de Milani de las sombras a la luz pública le fue fatal. Al convertirse en el jefe del Ejército, se exhibió en el primer plano institucional, invitando a que sus oscuros manejos económicos y su pasado ligado a la represión se convirtieran en temas de interés público. Tal vez por soberbia o simplemente vanidad, Milani no entendió que su poder requería de misterio y bajo perfil. Así fue que, luego de seis años de manejar parte de los hilos del espionaje oficial sin mayores resistencias, de buenas a primeras pasó a ser el blanco predilecto de la oposición y los medios independientes.

 En guerra con los espías y la izquierda 

 Pero hubo un segundo error político, cuyas consecuencias empiezan ahora a manifestarse. Milani creció a costa de arrebatarle espacios a la Secretaría de Inteligencia y poco a poco esta competencia se fue convirtiendo en una verdadera guerra secreta. Cuando Aníbal Fernández fue Ministro del Interior primero y de Justicia después, intentó montar una especia de SIDE paralela, tratando de convencer a la presidente de que apoyara este proyecto. La caída en desgracia de Fernández fue festejada en la casa de los espías pero a la vez abrió el espacio para que surgiera Milani con su tentadora oferta al gobierno: contar con un aparato de Inteligencia fuera de todo control y distribuido, como lo está el Ejército, en las 24 provincias y también en muchas embajadas. Sin embargo, Milani no le habría dado la debida importancia a la revancha que podían tomarse los espías de la casa de 25 de Mayo. Así es que desde la jura del flamante Jefe de Estado Mayor, se multiplicaron las informaciones periodísticas sobre el presunto enriquecimiento ilícito de éste y, sobre todo, su participación en detenciones en operativos durante el último proceso. Los informes militares que le llegarían a Milani serían coincidentes: desde la SI se estaría alimentando con información a los medios para colocarlo en una situación insostenible, obligando a CFK a hacer algo que detesta. Esto es, tener que pagar un alto costo político por haberlo designado Jefe de Estado Mayor. La operación para desgastar a Milani apuntaría a debilitarlo, obligándolo a desmantelar su aparato de inteligencia, ante el riesgo de que haya jueces y fiscales federales que terminen investigando los secretos del Ejército en la era K, que pueden arrojar resultados extremadamente escandalosos. Un proceso de estas características podría tal vez neutralizar a la estrella castrense del kirchnerismo, impidiéndole continuar con su proyecto de concentración de poder y quitándole a la SI un rival posiblemente más peligroso que Aníbal Fernández. Por ultimo, el general más poderoso de la década ganada cometió un tercer error grave. Al proclamar su identificación política con el gobierno y poner en marcha una especie de Operativo Dorrego, puso en evidencia que no se contenta con su éxito personal sino que intenta reposicionar al Ejército, sacándolo de un exilio del poder que ya lleva 30 años. Un Ejército chavista que comparte el poder con el partido gobernante es algo aceptado con naturalidad en Venezuela, donde la influencia del régimen cubano entre los militares es pública y notoria. Pero en la Argentina, el esquema político instaurado en el 2003 se centra en la exclusión y el desmantelamiento de las Fuerzas Armadas. La presidente, ante la inminencia de una derrota electoral y con la economía estancada, podría optar por apoyarse en los uniformados, dándoles cabida en la lucha contra el narcotráfico, la inteligencia interior y, por qué no, la seguridad pública. Esta perspectiva asusta y mucho a la dirigencia progresista, que no olvida que los Kirchner, durante el proceso militar, mantuvieron en Santa Cruz óptimas relaciones con el general Oscar Enrique Guerrero, por entonces comandante de la XI Brigada de Infantería Mecanizada de Río Gallegos, entre otros altos jefes. Con su imprudencia, Milani está quedando ahora bajo fuego cruzado. La oposición descubrió un blanco más interesante que Guillermo Moreno y hasta Amado Boudou. Y además está el fuego amigo de la izquierda oficialista, horrorizada por la posibilidad de que Cristina se fujimorice.

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