Por Rubén Rabanal/Ámbito Financiero
• Todo el congreso va a la Casa Rosada.
• Habrá fiesta de relanzamiento y presentación de nueva jefa de bloque
Agustín Rossi y Arturo Puricelli pasaron el fin de semana acomodando despachos para la mudanza. No tuvieron más tiempo que ése para preparar la jura en sus nuevos cargos como ministros de Defensa y de Seguridad, que se hará hoy a las 18.30 en la Casa Rosada.
Como toda vez que el Gobierno toma este tipo de medidas, el kirchnerismo rodeará el acto con mística de epopeya. Pero la "hinchada" de cada uno no será la misma, como tampoco lo fueron las razones del cambio en cada cartera.
Anoche se acordó en Diputados un quórum perfecto para hoy en la Casa Rosada. Hubo autoconvocatoria y cadena de llamados para asegurarse presencia perfecta de diputados en la jura de Rossi.
El acto tendrá así un doble impacto: la delegación de kirchneristas estará encabezada por Juliana Di Tullio, que debutará en ese momento como nueva presidenta del bloque oficialista.Se adelanta así un protocolo que estaba previsto para mañana a la tarde, cuando Di Tullio encabece la primera reunión de bloque y se prepare para sus primeros discursos de cierre de debate en la sesión prevista para el miércoles. El pase de mando del bloque se hará, entonces, simbólicamente en la Casa Rosada y frente a Cristina de Kirchner, quien pidió que la vicepresidente de la bancada quedara a cargo del bloque. Rossi no quiso hacer demasiados cambios en su equipo, al menos en los primeros días de su pase al Ministerio de Defensa. De hecho, la mitad de sus colaboradores quedarán en el Congreso (algunos por pedido de Di Tullio) y sólo pasarán a Defensa los rosarinos que vinieron para asesorarlo en el bloque. Está claro que la decisión de Cristina de Kirchner de llevarlo al gabinete no fue algo nuevo para Rossi. El santafesino se estaba preparando para eso desde hace tiempo. Es obvio que la situación de la interna del PJ santafesino, con una guerra que involucra a María Eugenia Bielsa (que anoche insistía en no haber recibido oferta alguna para una candidatura a diputada nacional) y Jorge Obeid. En esa pelea no había ya espacio electoral para Rossi. Cristina de Kirchner soluciona así un problema en un distrito clave y avanza con una reforma en un ministerio donde en los últimos meses todo fue conflicto: Rossi deberá hacerse cargo de la fallida campaña antártica, que puede dejar a la Base Marambio sin combustible este invierno, de una deplorable condición de mantenimiento de la agónica flota de la Armada, de remontar un presupuesto de crisis para todas las fuerzas y de poner luz sobre el costo de reparación del rompehielos Almirante Irízar. El santafesino es uno de los productos más acabados del kirchnerismo puro. Néstor y Cristina terminaron de conocerlo políticamente en 2005, en el acto de Rosario donde Rossi cerraba su campaña a diputado nacional. En ese momento Cristina de Kirchner peleaba por la banca a senadora por la provincia de Buenos Aires. El matrimonio escuchó el discurso de cierre de Rossi y allí se tomó la decisión. Tras las elecciones, Néstor Kirchner rompió todas las costumbres de Diputados: Rossi fue electo presidente del bloque kirchnerista antes de haber jurado por primera vez en su vida como diputado nacional. La tradición indicaba por esa época que ningún recién llegado podía acceder a ninguna jefatura de bancada. Poco después los Kirchner hicieron lo mismo con las presidencias de comisión, que hasta entonces se regían por una costumbre similar. Hubo otro quiebre: Rossi había llegado de Santa Fe con el antecedente de haber sido dos veces presidente del Concejo Deliberante de Rosario. Por esos días, inclusive, no parecía que alcanzara como pergamino para conducir la bancada. De ahí en más logró que Diputados le votara al Gobierno todos los proyectos que fueron pedidos, inclusive la ratificación de la Resolución 125, que luego fue bochada en el Senado. Curiosamente, ese logro lo alejó temporalmente de la Casa Rosada: por un par de meses se le retaceó el teléfono presidencial y no se le perdonó haber introducido algunas modificaciones en el texto de esa ratificación para lograr la aprobación. Era imposible que Cristina de Kirchner solucionara los conflictos electorales de Santa Fe por otro camino. Los servicios de Rossi a la Casa Rosada no ameritaban otro camino, a pesar de que en la última interna del PJ santafesino el empecinamiento del ahora exjefe del bloque kirchnerismo en seguir la pelea puso algo de distancia. Pero Rossi le dió al gobierno el exito en votaciones conflictivas, desde la Ley de Medios hasta todas las expropiaciones y estatizaciones, con mas o menor resistecia de la oposición cada una, sino que lideró una bancada que terminó esterilizando la mayoría que la oposición había logrado en Diputados en la elección del 2009. Por las buenas o las malas, ninguna ley opsitora terminó colándose y siempre fue frenada en alguna de las dos cámaras. Solo la ley que fijó el 82 % móvil a los jubilados en el 2010, sancionada en el Senado con desempate de Julio Cobos, obligó a Cristina de Kirchner a un veto, que fue firmado 24 horas despues de esa votación. En el caso de Puricelli sus antecedentes llegan a 1983, cuando como gobernador de Santa Cruz nombró a Nestor Kirchner como presidente de la Caja de Previsión Social de Río Gallegos. Tras pasar por el Congreso llegó al gobierno de Eduardo Duhalde como secretario de Asuntos Provinciales, jefe de Fabricaciones Militares con el kirchnerismo desde el 2006 y en el 2010 ministro de Defensa. En ese cargo sus últimos meses fueron un vía crucis de conflictos con el equipamiento y la campaña Antártica. Hacerse cargo del ministerio de Seguridad no parece un descanso sino todo lo contrario, menos cuando hace 20 días Cristina de Kirchner colocó a los serios problemas con la seguridad en la provincia de Buenos Aires en la agenda de campaña. Y lo hizo en La Matanza en el acto donde habló de la democratización de la Justicia y dió la primer señal de ponerse a la cabeza de la campaña electoral para octubre. De todas formas, por mucho las obligaciones de Puricelli no serán como las de Rossi: en Seguridad Cristina de Kirchner dejó a Sergio Berni, viceministro ejecutivo, que le venía manejando ya la cartera a Nilda Garré.
