HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

sábado, 1 de junio de 2013

Thriller político: Barones del Conurbano y la mafia de la política

Por Edgar Mainhard/Urgente24.- Hay una historia negra acerca de los llamados 'Barones del Conurbano', muy merecida por cierto. Personajes como Raúl Alfredo Othacehé, Hugo Curto, Mario Ishii y otros, sin duda podrían alimentar muchos libros, tanto de ficción como no ficción. El paradigma de ellos fue Eduardo Duhalde, dicen algunos. Por ejemplo, Diego Grillo Trubba, autor de una ficción que, sin embargo, intenta abordar el Gran Buenos Aires entre 1983 y 1989. Pero también hay algunas cuestiones a tener en cuenta... "En Argentina no hay partidos ni movimientos políticos, sino asociaciones ilícitas", escribió Diego Grillo Trubba, y es el punto de vista desde el cual aborda el 1er. volumen de su trilogía en preparación, La Mafia Política - Renacerás de tus Cenizas (Editorial Planeta, 380 pag.).
Admirador de Dashiell Hammett (Cosecha Roja) y de Raymond Chandler (El Sueño Eterno), Grillo Trubba es un simpatizante del estilo conocido como 'novela negra', de imaginación generosa y estilo atractivo, correspondiendo felicitar por el hallazgo a Carlos Sáez, editor de Del Nuevo Extremo, quien aceptó publicarle Crímenes Coloniales, y luego Crímenes Coloniales 2, en un plan de 5 ficciones históricas que completará más adelante. Hasta entonces, el ex empleado público reconvertido en periodista Grillo Trubba no conseguía editor, y Sáez le brindó una oportunidad que el novelista no desaprovechó, y así fue como llegó a Planeta. Los productores de cine y TV deberían estar interesados ya en Grillo Trubba, quien no los va a defraudar. Amante de aquella serie que HBO produjo y difundió entre 2002 y 2008, The Wire, escrita por David Simon, ex periodista de policiales del matutino The Baltimore Sun, desarrollaba historias a partir de las intervenciones telefónicas judiciales encomendadas a un grupo policial, apuntando al tráfico de drogas, vinculando a instituciones gubernamentales, jurisdicciones policiales y el 'lumpenaje' de los suburbios. En La Mafia Política, Grillo Trubba exhibe su interés en ese tema, adaptándolo a acontecimientos transcurridos en el Gran Buenos Aires peronista entre 1983 y 1989 (recuperación de la democracia representativa, gobierno de Raúl Alfonsín, derrota del peronismo ortodoxo, inicio de la renovación peronista, triunfo de Carlos Menem -con la ayuda de Eduardo Duhalde-, sobre Antonio Cafiero en las únicas elecciones internas que realizó el PJ, y luego de Menem sobre Eduardo Angeloz). El thriller político es infrecuente en la literatura argentina, y Grillo Trubba consigue hacerlo con vigor, a partir del personaje central, Cabeza, un Barón del Conurbano (¿San Ceferino es Lomas de Zamora?) que va hacia la Vicepresidencia de la Nación, una referencia que no precisa de más aclaraciones. El autor tuvo la ayuda, en la investigación de Lucía Marroquín, y algunos consejos del comisario retirado Mario Naldi, quien fue uno de los polémicos 'porongas' de la Maldita Policía Bonarense (de acuerdo a varias investigaciones de publicaciones de la editorial donde trabaja como periodista el autor). Grillo Trubba consigue una vertiginosa acción para que resulte atractiva su hipótesis: "El problema de la política y los medios en Argentina es que, dada la forma en que se desarrolla política, los recursos y las acciones que llevan a cabo, todo su universo correspondería más a la sección policiales que a la política". También: "El objetivo fue contar la política argentina desde las bases económicas que la sostienen; es decir, el delito". Objetivo cumplido. Felicitaciones. Ahora, resulta inocente suponer que con los australes comprados por el intendente municipal apodado 'Cabeza', provenientes de los desarmaderos, los prostíbulos y los 'dealers' de la droga se puede financiar una corrida cambiaria capaz de provocar el escenario propicio del candidato presidencial apodado 'Negro'. El derrumbe de Alfonsín y la derrota de Angeloz tuvo una historia bastante más compleja, y con el protagonismo de intereses más complejos. La declinación de Alfonsín comenzó cuando él > no comprendió que el Plan Austral requería de equilibrio o superávit fiscal, y lo envió al precipio imprimiendo más dinero que antes, negándose a realizar las reformas estructurles indispensables; y > no comprendió el impacto negativo en su imagen del 'movimiento carapintada', que existió porque, muerto Raúl Borrás, Alfonsín no cumplió con las promesas de Borrás a los jefes militares de que no habría causas judiciales abiertas en forma masiva e interminables (un tema muy interesante a tener en cuenta por lo que ocurrirá apenas Cristina Fernández de Kirchner se mude de la Quinta de Olivos). Ya comenzado 1989 Alfonsín sepultó a Angeloz cuando no pudo prever el intento de captura del Batallón de Infantería Mecanizada La Tablada por el Movimiento Todos por la Patria, y encima tenía mala información, por lo que inicialmente sus colaboradores culparon a los 'carapintadas', mientras que Menem, mientras jugaba tenis en Mar del Plata, le explicaba a los periodistas que se trataba de un grupo residual del Ejército Revolucionario del Pueblo. En cambio Angeloz estaba en silencio. Ese ataque ocurrió el 23/01/1989. La renuncia de Juan Sourrouille al Palacio de Hacienda recién ocurriría el 31/03/1989. Las corporaciones (utilizando un concepto que utilizaron tanto Alfonsín como los Kirchner) tomaron nota de todo eso, y concluyeron que se estaba licuando el poder de la UCR. A Angeloz le obsesionaba expulsar a Juan Sourrouille del Ministerio de Economía pero no podía garantizar un relevo mejor, y fue cómplice del desastre que sobrevino entre Juan Carlos Pugliese y Jesús Rodríguez. Hasta ahí, fue un suicidio de la Unión Cívica Radical antes que un asesinato ejecutado por el Partido Justicialista. La verdad es que Duhalde pensaba que sería el heredero de Antonio Cafiero, y el peronista bonaerense más allegado a Menem era Juan Carlos Rousselot. Pero Cafiero subestimó a Duhalde, quien decidió vengarse, y Menem tenía de su lado a Julio Mera Figueroa, quien cuando había sido interventor del PJ bonaerense a las órdenes de Vicente Saadi, había aprendido de memoria la anatomía del GBA. El ingreso de Duhalde a la sociedad política ofrecida por Menem ocurrió ya lanzado el desafío del riojano para los comicios primarios directos en el peronismo. En cuanto a la desestabilización de la economía sin duda la provocaron grandes grupos empresarios que en 1989 ya abandonaban a la UCR. Menem no solamente tuvo el acuerdo con Bunge y Born. En el departamento pequeño de la calle Cochabamba, casi un aguantadero del riojano, tuvo sentados a Amalia Lacroze de Fortabat, Franco Macri, Carlos Bulgheroni y otros (departamento que Menem se lo terminó cediendo a su hijo Nair, quien lo vendió para comparse un vehículo que hizo papilla en la Panamericana). Julio Bárbaro podrá recordar la presencia empresaria masiva aquella vez que Menem preelectoral visitó FORO Económico, que organizaban Manuel Mora y Araujo, María Tezanos Pinto y Eva de Soldati. Sí es probable que intendentes, 'punteros' y 'carapintadas' hayan promovido la agitación poselectoral de abril de 1989, que aceleró la entrega del poder a la fórmula presidencial ya electa, Menem-Duhalde. Con algunas honrosas excepciones, los Barones del Conurbano han sido muy torpes para construir más allá de sus jurisdicciones. De hecho, Duhalde no pudo impedir el Pacto de Olivos y muchísimo le costó conseguir su propia reforma constitucional provincial, nunca pudo ser Presidente elegido en las urnas, y sus alcaldes han fundido 3 veces la Provincia de Buenos Aires desde que se recuperó la democracia (1999, 2001 y 2013). Probablemente la fundan varias veces más. Algo más: el Estado de Bienestar lo destruyó Alfonsín. No hay mayor pérdida del bienestar que una inflación elevada. La inflación con Alfonsín fue mayor que la que heredó. Pero esto es historia. La ficción de Grillo Trubba sin duda va por otro lado ni tiene ambiciones de reconstrucción de los hechos. Bajo ese punto de vista, muy bien.

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