En medios sindicales se suele escuchar que Oscar Mangone, el secretario general del sindicato del gas, es el cerebro de la CGT, así como Carlos West Ocampo lo es de los gordos y también de la CGT Balcarce. Sin embargo, algunos conocedores de las internas del moyanismo sostienen que esta comparación es exagerada, ya que Mangone tendría serias limitaciones y mantendría perfil bajo porque éste le facilitaría continuar con sus negocios con el Estado nacional.
Por ejemplo, estaría participando reservadamente del armado financiero del proyecto de gasoducto que la presidente anunció el 24 del mes pasado. CFK anunció la construcción de un gasoducto agropecuario en el sur de Córdoba, con una inversión de 100 millones de pesos, que estaría concluido en 18 meses y beneficiará a los productores y a la economía de esa región. El tendido gasífero de 123 kilómetros recibirá un aporte de 77 millones del Estado nacional, mediante un crédito del Banco Mundial, en tanto que los otros 23 millones serán aportados por los municipios. De este negocio participaría una consultora colocada por Mangone. Como contrapartida, éste habría acordado con el cristinismo trabajar para la postergación del paro general programado por Hugo Moyano, Gerónimo Venegas, Luis Barrionuevo y Luis Miceli para la última semana de este mes. Así es que discretamente Mangone está hablando con cada uno de los secretarios generales de los gremios para convencerlos de que esa huelga los llevaría a un callejón sin salida.
En la mira
El perfil bajísimo de Mangone también lo ayudó a acrecentar su fortuna en dólares desde que en los ‘90 se privatizó YPF, a través de una red de licitaciones y contrataciones sobrefacturadas. Esta exitosa serie de negociados no se detuvo ni con el arribo del “mago” Miguel Gallucio como el CEO de la compañía ya en pleno proceso de expropiación. YPF difundió anteayer que ganó la mitad de las utilidades que con sus anteriores dueños. Buena parte de esta disminución de la rentabilidad se debería a los negocios ilícitos de Mangone y una serie de empresarios amigos del poder con la línea media de la compañía. Pero esta situación tendría otra faceta: una auditoria ordenada por Gallucio habría puesto en evidencia varios de los negociados de Mangone y sus socios. A partir de esto, al sindicalista no le habría quedado otra alternativa que aceptar actuar como operador encubierto del gobierno en la CGT moyanista y su primera misión sería desactivar el paro general que está en preparación para fin de mes. Sin embargo, casi todos los secretarios generales se negarían a aceptar las sugerencias del hombre del gas. Es que varios caciques sindicales le adjudican a Mangone ser el coautor, junto al interventor del PAMI Luciano de Cesare, de la famosa resolución que limita los subsidios a los tratamientos de enfermedades muy graves. La misma causó tal conmoción en los gremios que Beatriz Korenfeld, la cajera que CFK designó al frente de la Superintendencia de Seguros de Salud, intervino para dar marcha atrás con la medida, ante la amenaza del titular de Luz y Fuerza, Oscar Lescano, de movilizar 20.000 personas frente a la sede del PAMI.
