"Siembra vientos, y cosecharas tempestades", reza un viejo y sabio refrán que sirve para describir a la perfección el caos generado a partir del conflicto salarial con Prefectura y Gendarmería, que se está extendiendo a todo el país. Y que lleva a que se esté conformando una peligrosa situación de caos.
Ayer, nuevamente, se puso de manifiesto que en las fuerzas federales de seguridad se rompió la cadena de mandos, situación que poco a poco también comenzó a registrarse en la Policía bonaerense.
Esto sólo puede ocurrir cuando existe un caldo de cultivo, que en este caso está dado por una nefasta política del Gobierno nacional, que no sólo condena a millones de compatriotas a vivir en la pobreza y depender del asistencialismo del Estado, sino también que ha subvertido el principio de autoridad.
En función de favorecer sus oscuros intereses políticos, el kirchnerismo ha atentando sistemáticamente contra las instituciones, ha denigrado a los responsables de tener que garantizar la paz y el orden social. A ello se le sumó una total falta de respeto a las leyes vigentes, manipulando la Justicia para que queden impunes resonantes casos de corrupción, como la compra de la exCiccone, la malversación millonaria de fondos públicos en la Fundación Madres de Plaza de Mayo; el supuesto enriquecimiento ilícito de los Kirchner, entre otras tantas causas.
Lamentablemente, en lugar de tomar nota e intentar repara el daño producido con los decretos que provocaron el recorte salarial, los K responden con más provocaciones. Una de ella es mantener en el cargo de ministra de Seguridad a una exguerrillera como Nilda Garré, que aún debe dar explicaciones sobre su accionar oscuro durante los ‘70. No sólo por haber
atentado, como miembro de Montoneros, contra la democracia en los gobiernos de Juan Perón e Isabel, sino también por la forma infame en que la conducción de esa agrupación logró salvarse de la represión, transando y pactando con sangrientos dictadores como Emilio Massera, mientras los milicianos mas jóvenes, mucho de ellos idealistas, eran entregados como carne de cañón.
Garré no es la única que debería dar un paso al costado. El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, que proviene de una familia que mucho tuvo que ver con la génesis de Montoneros y que está estrechamente vinculado al sospechoso empresario más rico del mundo (el mexicano Carlos Slim), también está dejando mucho que desear. Actúa con una soberbia y una prepotencia pocas veces vista, imaginando y agitando fantasmas golpistas donde no los hay, echando así más leña al fuego.
Solamente algunas mentes afiebradas pueden pretender que la salida sea interrumpir el orden constitucional. El gobierno de Cristina Fernández Kirchner fue elegido con el 54% de los votos y tiene que terminar en diciembre de 2015 porque así lo decidió el soberano. Pero es necesario que, para mantener la paz social, el Gobierno empiece a hacer cambios para evitar que el caos y
la anarquía se apoderen de la sociedad.
Es llamativo, además, que la administración K no quiera darse cuenta de que el hecho de que suboficiales de Gendarmería y Prefectura, instituciones formadas para mantener la disciplina a rajatabla y el orden jerárquico, se hayan atrevido a agredir a sus superiores en plena vía pública se debe a que hay lazos sociales que se han roto.
El principio de autoridad, que debe regir el funcionamiento de las instituciones de la sociedad, está atravesando por su peor momento, y esto también puede verse en la educación pública.
Por otra parte, resulta inadmisible que desde el propio Estado se incentive el incumplimiento de
las leyes labores y se le pague en negro al personal de las fuerzas de seguridad, que arriesga su vida en el cumplimiento del deber. Y más cuando este propio Estado suele ser impiadoso con cualquier pequeño o mediano empresario cuando detecta que no registró adecuadamente a alguno de sus empleados.
Esperemos que, a través de los canales que ofrece la democracia, finalmente aparezca una solución. Y que lo ocurrido sirva de ejemplo para que no se sigan cometiendo errores que ponen en vilo a la sociedad toda.
Reuniones de urgencia en el Congreso
La Cámara de Senadores aprobó ayer un documento que exhorta al personal de las fuerzas de seguridad que reclaman aumento salarial “a adecuar sus acciones a pautas de funcionamiento democrático y subordinación a las autoridades legalmente constituidas”.
El texto es similar al que aprobó más temprano la Cámara de Diputados y en el Senado tuvo el apoyo de 49 votos del oficialismo y algunos bloques de oposición contra quince rechazos propiciados por el radicalismo y algunos legisladores del peronismo federal.
El texto aprobado en Diputados por oficialistas y opositores instó a gendarmes y prefectos “a adecuar sus acciones a pautas de funcionamiento democrático y subordinación a las autoridades legalmente constituidas, de acuerdo a la Constitución”.
La declaración surgió de una reunión que convocó el presidente de la Cámara, Julián Domínguez, en el Salón de Honor de la presidencia del cuerpo.
El breve texto lo firmaron Agustín Rossi, María Teresa García y Juliana Di Tullio (FPV); Alicia Ciciliani y Juan Carlos Zabalza (socialista); Victoria Donda (Libres del Sur); Ricardo Gil Lavedra (UCR); Carlos Heller (Nuevo Encuentro); Federico Pinedo (PRO); Eduardo Amadeo (Frente Peronista); Alfonso Prat Gay (CC-ARI); Patricia Bullrich (Unión por Todos); y Norma Matarazzo (Frente Cívico de Santiago del Estero).
El silencio de la Presidenta
La presidenta Cristina Kirchner realizó un acto anoche en la casa de Gobierno a raíz del encuentro que tenía previsto con su par del Líbano, Michel Suleiman. Allí habló sobre los acuerdos bilaterales, pero no hizo ninguna alusión al conflicto con Prefectura y Gendarmería.
La jefa del Estado llegó en auto a la Casa de Gobierno, casi 60 minutos después de la hora pautada para el encuentro. La mandataria evitó así utilizar el helipuerto ubicado a pocos metros de la sede de la Prefectura. Durante toda la jornada, Cristina estuvo en la residencia de Olivos. Aunque se dejó trascender que fue informada en forma permanente del conflicto, no se consignó oficialmente ninguna reunión específica al respecto.