Más allá de las críticas de tono político, las acusaciones más graves vinieron de la mano de los trabajadores de TBA. Así, la delegada Mónica Schlotthauer señaló que la intervención en la empresa de Cirigliano “no trajo ningún tipo de solución”. “Nos trajeron un solo tren que cuando se puso en marcha se quedó sin frenos en la salida en Moreno y sin puertas a la llegada de Once. Era del Roca, así que todos los trenes del país están así”, sentenció la delegada. Además, denunció que desde la llegada del interventor Raúl Barido el ramal “se llenó de tercerizadas”. “Los trabajadores electromecánicos están de paro y los de limpieza en estado de alerta. EMFER y TBA quisieron meter más tercerizados en los talleres de Castelar pero los sacamos carpiendo”, contó orgulloso, Sobrero. Ya en terreno político, el propio Solanas criticó el proceso de privatizaciones de los 90 y la “proliferación de la Unión Ferroviaria y La Fraternidad que terminó con la muerte de Mariano Ferreyra”. “Queremos el debate para generar un consenso de un modelo alternativo para un futuro. Tiene que existir una empresa pública de ferrocarriles con control social”, insistió. En tanto, Pérez cuestionó que “en el último año el Estado destinó 7 mil millones de pesos pero evidentemente el servicio de ferrocarriles no mejoró”. “A la plata se la afanaron”, planteó. Un pulcro Despouy apuntó contra la “decadencia del sistema” y comparó a los actuales ferrocarriles argentinos con los de la India que “podemos ver a través de las películas”.
FUENTE: La Politica Online