En términos políticos, el nuevo problema de CFK parece estar claro. La baja de su imagen positiva en las encuestas será difícil de revertir en los próximos meses porque el contexto recesivo de la economía probablemente lo impedirá. Así las cosas, los dos presidenciables más notorios, Mauricio Macri y Daniel Scioli, pueden empezar a crecer ante la debilidad del cristinismo. Se trata de dos peligros distintos para el gobierno. El Jefe de Gobierno está empezando a convocar a los muchos peronistas disidentes de la provincia de Buenos Aires y, de tomar vuelo este proyecto, el PRO podría pisar el 2013 arrastrando un importante caudal de votos justicialistas, al menos en Buenos Aires y Santa Fe, lo que podría servir de ejemplo en muchas provincias.
Como es sabido, en Olivos se preocupan poco por el PRO pero pasa todo lo contrario cuando se habla de una entente que incluya a Luis Barrionuevo, Gerónimo Venegas, sectores moyanistas y los grupos del dispersos del Peronismo Federal.
Scioli representa un peligro si se quiere todavía mayor para la Presidente. Hoy por hoy, ya goza de mejor salud que ella en las encuestas. Si esta situación se profundiza, la capacidad de Cristina para digitar un candidato a presidente se debilitaría sensiblemente. Y ni que hablar del proyecto de reforma constitucional.
Ante este cuadro, que seguramente mostrará nuevas variantes, parece evidente que el cristinismo duda acerca del rumbo a tomar. La ofensiva contra Macri por el traspaso compulsivo de los subtes no le garantiza al gobierno un resultado político favorable. De hecho, cuando el jefe del PRO anunció su rechazo al traspaso, subió ligeramente en algunas encuestas realizadas en el interior. Además, es una coincidencia significativa que esta semana la Cámara Federal confirmará el procesamiento del ex Ministro de Educación porteño Mariano Narodowski como miembro de una “asociación ilícita” dedicada al espionaje ilegal, organización criminal de la que también habría participado, según la Justicia, el Jefe de Gobierno. El tiempo se le agota al gobierno porque, a partir de que entre en vigencia la ley del traspaso del subte, Premetro y 33 líneas de colectivos que se sancionará en los últimos días, deberá decidir si desata una escalada retirando la Policía Federal de estos servicios y crea, con la complicidad de algunos sindicalistas, un clima de caos en la ciudad. También para tener en cuenta es que -según sostienen varios encuestadores, por ejemplo Carlos Fara- la batalla contra la Casa Rosada estaría perjudicando la imagen de Macri entre los porteños.
Más difícil todavía para la Presidente es encontrar la vuelta para conseguir que Scioli baje en las encuestas. Experto en victimizarse, el gobernador viene convirtiendo cada ataque K en un punto a su favor.
Como dato complementario, el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey tuvo en los últimos días dos gestos de diferenciación con el cristinismo. Puso serios obstáculos a la aplicación automática del fallo de la Corte Suprema sobre el aborto no punible y no se sumó a la política anti YPF impulsada desde Santa Cruz y Chubut.
Cuanto más lejos mejor
Las dudas que están frenando los planes políticos del gobierno no incluyen a Amado Boudou. La presencia de éste al lado de la Presidente estaría operando como un ancla para la imagen de ella. Así es que empezó una operación para bajarle el perfil al marplatense, algo nada fácil. Imitando el modelo de EEUU, donde los vices se suelen ocupar de misiones de la política exterior, Boudou partió por una semana a la Cumbre de la Seguridad Nuclear 2012 en Seúl y se comenta que no será su última comisión en lugares remotos. Con Boudou camino a una suerte de exilio permanente y Julio De Vido golpeado por la crisis energética y el escándalo de TBA, el poder se concentra en Zannini, Moreno y algunos exponentes de La Cámpora. En este arco no sobran precisamente ideas acerca de qué hacer políticamente frente a una realidad social y económica que ya no es complaciente.