VIENTO DE COLA
¿Cuánto influye en el crecimiento el "viento de cola"?
Los economistas k parecen ningunear el rol de la soja en la economía argentina, criticando a quienes argumentan que el gobierno se vio favorecido por el “viento de cola”. Los especialistas afines al gobierno argumentan un contexto favorable para la industria y una mayor proporción de manufacturas en las exportaciones. Sin embargo el análisis no es afín a todos y hay quienes dentro del oficialismo reconocen la “ayuda” en los términos de intercambio.
Durante el cierre de ayer de AEDA realizado en la Facultad de Ciencias Económicas volvió a plasmarse disimuladamente el debate acerca del “viento de cola”, uno de los tantos que surgen alrededor de la economía en el período kirchnerista. El presidente de AEDA, Matías Kulfas, tuvo en su turno una posición “industrialista” en la que destacó que “Argentina fue el único país de Latinoamérica que no reprimarizó sus exportaciones” y evitó mencionar la producción agraria y el rol que cumple la soja desde los inicios del kirchnerismo. El director del Banco Nación evitó hablar de la soja en su rol como motor del crecimiento económico en la Argentina. Destacó “el desempeño del sector manufacturero en la Argentina, que mostró logros superiores a los de la región”. Nada explicó acerca de la enorme proporción que mantienen las exportaciones agrarias y la masa de divisas que permiten mantener estas políticas “neodesarrollistas”. Por su parte Fabián Amico y Alejandro Fiorito, en un debate mantenido con Eduardo Curia en la revista Argentina Heterodoxa, admiten que “frente al viento de cola cabían dos actitudes: arriar las velas o desplegarlas a pleno. A diferencia de otros países de la región, Argentina hizo lo segundo, y en tal lapso la economía creció a tasas bien altas”. Las declaraciones de Marco del Pont de esta mañana fueron en el mismo sentido. "Esto no es sólo soja, viento de cola, mejora de los términos del intercambio o rebote del gato muerto", comentó. Y advirtió que "el viento de cola si no es bien aprovechado, puede llegar a perpetuar o profundizar los problemas estructurales de los países en desarrollo en términos de primarización productiva".
Alejandro Arlía, ministro de economía de la provincia de Buenos Aires fue un poco más sincero, y en la charla de ayer junto a Kulfas afirmó que “a nosotros no nos gusta que nos digan que hay viento de cola, pero hay que reconocer que los términos de intercambio nos favorecen”.
La tesis del “viento de cola” se planteó numerosas veces por economistas opositores y no tanto. Sin ir más lejos, durante el panel de ayer de AEDA, Miguel Bein consideró a la producción del campo, en especial de la soja y a pesar de “no crear trabajo”, una herramienta fundamental para la obtención de divisas que puedan sostener “otros déficits” y políticas públicas expansivas. En ese sentido mostró en uno de sus gráficos la evolución en los términos de intercambio de la argentina con el resto del mundo y habló de una “Revolución agrícola” en el campo, en la que hubo una duplicación en la oferta y en los precios.
Además descartó la posibilidad de que el precio de la soja descienda como consecuencia de una reducción en la tasa de crecimiento de China, y comentó en forma irónica que “en los modelos de crecimiento para el año que viene casi ningún economista tiene incorporado que el precio de la soja suba”.
Para los especialistas los términos de intercambio son determinantes para el funcionamiento de los gobiernos. “en el 88’ los términos de intercambio era de 88, en el 2011, 151. Pobre Alfonsin” concluyó con gracia. Por su parte Roque Fernandez, del CEMA, también se atrevió a hacer un análisis similar “si De La Rúa hubiera tenido estos precios en los commodities era Churchill”. El ex ministro de economía además recalcó el papel que está jugando la enorme inyección de liquidez a nivel internacional derivada del salvataje de los bancos, que llevó a la tasa de interés en Estados Unidos a prácticamente cero.
Para Fernandez el viento de cola “permitió tapar las dificultades internas” y afirmó que “sin estas condiciones tan favorables no hubiera sido posible mantener las políticas del gobierno”, como por ejemplo la recaudación obtenida a partir de las retenciones.