Félix Houphouët-Boigny |
VIAJE IDEOLÓGICO; COSTO PÚBLICO
Cristina Fernández de Kirchner resolvió ir a París. No quería faltar a la entrega del premio de la Unesco que recibía Estela de Carlotto.
Pidió audiencia con Nicolas Sarkozy, quien no podía negarse por tratarse de una jefa de Estado. Sólo le concedió apenas 50 minutos, los que, si les quitamos los saludos protocolares y descontamos lo que lleva la traducción, no duraron más de 20 minutos. Ese día, la agenda de Sarkozy estaba cargadísima. Después de Cristina, debía dialogar con la canciller alemana, Angela Merkel, y el premier heleno, Georges Papandreou, en busca de una solución a la crisis griega.
Dos actos que no habrán insumido más de dos horas en total y una estada de tres días en hotelería de lujo, movilizando el Tango 01 con varios privilegiados como comitiva, más los que viajaron por líneas privadas. No hubo acuerdos bilaterales, ni nada. Puro turismo y fotos, sin olvidar los escaparates parisinos que tanto la atraen.
La Unesco, presidida hoy por la militante comunista búlgara Irina Bokova, otorgó a Estela de Carlotto un premio al fomento de la paz, que lleva el nombre de Félix Houphouët-Boigny.
La Unesco, una organización de las Naciones Unidas que ya tiene una larga serie de historiales de retiro de Estados Unidos por razones de “malversación y corrupción”, instituyó esta curiosa distinción para premiar a las personas que se han dedicado a buscar la paz en sus países.
Houphouët-Boigny fue el primer presidente de Costa de Marfil, un ex dictador que gobernó con mano de hierro a ese pueblo hambriento, entre 1960 y 1993, cuando falleció. La distinción, que incluye una importante remuneración económica, es una incógnita absoluta.
Como es habitual cuando una de las protegidas de la Presidenta, Hebe o Estela, cae en desgracia, todo el aparato presidencial busca con desesperación hacerle conceder un galardón de no importa qué, para reflotar el “prestigio” perdido.
Es sólo que esta vez el premio quedaba un poco lejos y los escandalosos gastos superfluos fueron afrontados por todos (y todas), aun los que en este momento afrontan penurias gracias al exitoso “modelo K”.