JUJUY ARDE
El violento operativo policial para desalojar un predio del Ingenio Ledesma, en Jujuy, que dejó tres muertos y una treintena de heridos, causó una gran preocupación en la presidenta Cristina Kirchner, que se encontraba en Perú, porque involucró en un nuevo hecho de represión y sangre a un gobernador aliado, el jujeño Walter Barrionuevo.
Barrionuevo suele sentarse en la primera fila en los actos que la Presidenta encabeza en la Casa de Gobierno. De hecho, anteayer la acompañó en la inauguración de un penal en Salta. El desconcierto era tal que Cristina Kirchner ordenó hermetismo absoluto a todos sus ministros. Sólo la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, a cargo de Eduardo Luis Duhalde, emitió un comunicado escueto. En su texto, se procuró a las claras despegar a la Casa Rosada de la tragedia y no mencionó al gobierno de Jujuy ni a Barrionuevo. Tampoco se hizo mención a la Policía de Jujuy, que actuó en el desalojo de decenas de familias de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).
El texto se limitó a expresar la "honda preocupación por los hechos ocurridos" cuando "efectivos policiales intentaban desalojar un predio cercano al Ingenio Ledesma".
Los voceros de los ministerios del Interior y de Seguridad no respondieron las llamadas de LA NACION.
Pero algunas fuentes del entorno de la primera mandataria, en estricta reserva, confiaron que dentro de la Casa Rosada existía seria inquietud por la intervención que supuestamente habían tenido en el extenso conflicto la ministra de Seguridad, Nilda Garré, y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. En tanto, se supo que la Presidenta siguió atenta los hechos de Jujuy desde Perú, ya que se encontraba allí para la asunción de Ollanta Humala (ver página 12).
"Los que estuvieron en contacto con el operativo fueron Garré y Aníbal Fernández. Pero salió muy mal todo esto", confió a LA NACION un allegado al entorno presidencial.
Al margen de la secretaría de Duhalde, ningún ministro ni funcionario se refirió al asunto. Los voceros de Garré, la ministra más involucrada en el tema, no respondieron a las reiteradas llamadas de LA NACION.
En tanto, se supo que causó preocupación la inminente seguidilla de protestas de la CCC, organización que dirige Juan Carlos Alderete, que ayer causó destrozos en el frente de la Casa de Jujuy, en esta ciudad. De hecho, hoy repetirán las marchas en esa sede jujeña, en el Obelisco y en la Plaza de Mayo, para lo cual ayer se preparaba un amplio operativo policial para hoy desde los despachos de la secretaría de Garré.
Teniendo en cuenta la extrema dureza oficial con los hechos de represión policial, especialmente cuando parten de gobiernos de signo opositor, el comunicado de Derechos Humanos resultó extremadamente cuidadoso con Barrionuevo. En la oposición, en cambio, hubo duros cuestionamientos al gobernador de Jujuy.
El texto de la Secretaría de Derechos Humanos relató además, sin demasiados juicios de valor, lo que toda la prensa dio a conocer, esto es, que "un enfrentamiento sucedido cuando efectivos policiales intentaban desalojar un predio cercano al Ingenio Ledesma arrojó el luctuoso saldo de tres muertos y un alto número de heridos".
En una tenue referencia teórica, subrayó que la secretaría "reitera su convencimiento de que las únicas herramientas útiles para la solución de la problemática social parten del diálogo y no de la represión". Y recordó que desde 2003 "el Gobierno ha desterrado el uso de la fuerza y la violencia para resolver conflictos de este tipo".
El texto firmado por Duhalde convocó por último a que "se privilegie la búsqueda de soluciones pacíficas, tanto por quienes reclaman por sus derechos como por quienes tienen la tarea de mantener el orden".
El gobernador
Un kirchnerista. Walter Barrionuevo es hombre de Eduardo Fellner, a quien reemplazó en 2007 y a quien espera pasarle el gobierno después de las elecciones de octubre.
Excusas. Hizo declaraciones llamativas tras la violencia: dijo que estuvo todo "orquestado desde Buenos Aires", porque había medios nacionales en el lugar. Y culpó al juez de la causa.
