SCHOKLENDER ES DUEÑO DE LA CONSTRUCTORA DE LAS MADRES.
Tiene el 90% de las acciones de Meldorek, que hace las viviendas sociales; él lo había negado
Sergio Schoklender, ex apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo , es, desde febrero del año pasado, dueño del 90% de las acciones de la empresa Meldorek, la constructora que hizo, junto con la agrupación de derechos humanos, miles de viviendas sociales en la ciudad de Buenos Aires y en el interior del país, financiadas con fondos públicos. El 10 por ciento restante de las acciones de la sociedad anónima están en poder de Gustavo Serventich, el piloto particular de Schoklender.
El dato se contrapone con lo que declaró hasta ahora Schoklender : primero afirmó que los accionistas de Meldorek eran amigos suyos, a los que no quiso identificar, y después dijo que sólo hacía trabajos de consultoría para la empresa. Una publicación de ayer del Boletín Oficial de la provincia de Buenos Aires reveló que Schoklender era director de la empresa. Pero la desmentida total a sus dichos llegó cuando en una escritura pública de la sociedad, que La Nacion pudo ver, Schoklender figura como titular de 2.087.224 acciones, equivalentes a 2.087.224 pesos; Serventich cuenta con 231.913 acciones, que valen un peso cada una. La suma de ambas conforman el 100% de la sociedad, dueña de dos aviones y un yate. La página web de Meldorek ( www.meldorek.com ) señala que la firma "viene acompañando al programa Sueños Compartidos (que implementa la Fundación Madres de Plaza de Mayo)". Sostiene que lo hace desde 2006 y que "participa de un proyecto integral de inclusión social que, mediante la construcción de barrios en villas y asentamientos precarios, tiene como objetivo central insertar a personas que viven en la marginalidad, capacitarlas y convertirlas en trabajadores formales para que tengan la posibilidad de acceder a una vida digna". Dice la empresa que "aportó tecnología para la construcción de 4800 viviendas, 6 hospitales, 2 centros de salud y un jardín de infantes" y en la lista figuran obras de la Fundación Madres de Plaza de Mayo en Chaco, Bariloche, Santiago del Estero, en los barrios Castañares y en Villa 15, ambos de Capital Federal, en Misiones y en Tigre, entre otros. Meldorek apareció en sociedad en enero de 2010 cuando -"en convenio con las Madres de Plaza de Mayo", según su web- entregó dos viviendas en el Club Albariño, de Villa Soldati, que había sido usurpado durante el verano. Estuvieron presentes allí el subsecretario de Obras Públicas de la Nación, Abel Fatala; Madres de Plaza de Mayo; Schoklender, y Alejandro Gotkin, presidente de Meldorek. No se presentaba a Schoklender como director de la empresa, a pesar de que ya lo era con el 90% del paquete accionario, ni a su piloto y socio minoritario. Meldorek, en sus orígenes, era una sociedad que fue usada por un financista para albergar sus bienes, entre ellos dos aviones que utilizaba para volar con frecuencia Punta del Este, en Uruguay. Pero en 2010 Shocklender, a través de su socio y piloto, se interesó en las máquinas y el financista les vendió los aparatos. Se trataba de un Pipper Cheyenne II, que en 1987 estaba a nombre de la gobernación de La Rioja, cuando Carlos Menem era el mandamás allí, y el otro era un Cessna Citation. Era más sencillo traspasar las máquinas vendiendo la sociedad, para evitar problemas registrales, y así Schoklender se quedó con Meldorek y la convirtió en la pujante constructora que trabaja con la Fundación de las Madres.
El yate de 14 metros de eslora, bautizado Arete, valuado en 420.000 dólares, fue incorporado a Meldorek cuando ya la controlaba Schoklender, indicaron fuentes con conocimiento de los movimientos de la firma. Por un lado, la Fundación recibía fondos públicos para realizar las obras y por otro Schoklender era el dueño de la empresa que obtenía importantes ganancias por "participar" en el proyecto de construcción de las casas, mediante el "aporte de tecnología" para levantar las obras. Paralelamente ofrecía esas mismas casas, mediante su compañía, a los gobiernos de Brasil o Chile, donde el terremoto del año pasado dejó a millares de chilenos sin hogar. De acuerdo con los documentos en poder de LA NACION, Alejandro Gotkin, presidente de Meldorek, se constituyó ante un escribano el 11 de enero de 2011, ante quien señala que en el acta de directorio del 21 de febrero de 2010 se decide convocar a una asamblea de accionistas para el 26 de ese mismo mes y año, donde se va a elegir el directorio. Así se llega al acta de esa asamblea, transcripta en la escritura rubricada pro el escribano Sebastián Reynols, donde se designa a Shocklender director titular de la empresa y a su piloto y socio Serventich director suplente. En la misma acta se describe el depósito de acciones y su distribución, de donde surge que Schoklender posee el 90 por ciento de las acciones, de la empresa de la que dijo ser apenas un empleado.
El yate de 14 metros de eslora, bautizado Arete, valuado en 420.000 dólares, fue incorporado a Meldorek cuando ya la controlaba Schoklender, indicaron fuentes con conocimiento de los movimientos de la firma. Por un lado, la Fundación recibía fondos públicos para realizar las obras y por otro Schoklender era el dueño de la empresa que obtenía importantes ganancias por "participar" en el proyecto de construcción de las casas, mediante el "aporte de tecnología" para levantar las obras. Paralelamente ofrecía esas mismas casas, mediante su compañía, a los gobiernos de Brasil o Chile, donde el terremoto del año pasado dejó a millares de chilenos sin hogar. De acuerdo con los documentos en poder de LA NACION, Alejandro Gotkin, presidente de Meldorek, se constituyó ante un escribano el 11 de enero de 2011, ante quien señala que en el acta de directorio del 21 de febrero de 2010 se decide convocar a una asamblea de accionistas para el 26 de ese mismo mes y año, donde se va a elegir el directorio. Así se llega al acta de esa asamblea, transcripta en la escritura rubricada pro el escribano Sebastián Reynols, donde se designa a Shocklender director titular de la empresa y a su piloto y socio Serventich director suplente. En la misma acta se describe el depósito de acciones y su distribución, de donde surge que Schoklender posee el 90 por ciento de las acciones, de la empresa de la que dijo ser apenas un empleado.