DIFERENTES
Dilma y Cristina tan parecidas y tan diferentes
FERNANDO GONZALEZ Director Periodístico de EL CRONISTA
El lunes próximo, a las 11.30 de la mañana, Cristina Kirchner y Dilma Rousseff van a encontrarse en la Casa Rosada. La primera vez, siendo las dos presidentas. La brasileña recién elegida, recién asumida y estrenando la jefatura del estado más pujante de América Latina. Comenzando el enorme desafío de hacerles olvidar a los brasileños a Lula, el presidente que construyó este presente de potencia emergente y que se fue del poder con el 84% de popularidad. La mandataria argentina comenzando su cuarto y decisivo año de gestión, sobrellevando la muerte de su esposo y tanteando cada vez más profundamente el enorme desafío de disputar su reelección en octubre.
n Guerrilla y prisión. Dilma fue guerrillera en los años setenta, pero guerrillera en serio. Integró dos organizaciones armadas opuestas a la dictadura militar y fue detenida en 1970. Estuvo dos años presa, padeció los rigores de la tortura y se reintegró a la política a través del Partido Laborista Democrático. Después vino el flechazo político con Lula cuando éste escuchó sus opiniones sobre la política energética que debía encarar Brasil. En esos tiempos, Cristina fue universitaria en La Plata; militante módica de la Juventud Peronista y el terror de la última dictadura argentina la empujó a un exilio interno en Santa Cruz, junto a Kirchner. Hubo una leyenda insólita e innecesaria sobre un supuesto paso suyo por prisión que no necesita ni nadie le pide. Dicen que Dilma y el otro ex guerrillero presidente, el uruguayo José Pepe Mujica, suelen reirse a pata suelta cuando descubren a militantes de los 70 inventándose un pasado más romántico, estúpido o heroico del que les ha tocado vivir.
n Economía y leyes. Dilma nació en Mina Gerais y se graduó de economista en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul. Sus colaboradores le reconocen la eficiencia; la obsesión por el trabajo y un proverbial mal carácter que obligó a sus asesores de campaña a pedirle que bailara unos pasos de samba en el carnaval que ablandaran un poco su imagen cuando las encuestas todavía no la favorecían. Apenas asumió la presidencia del Brasil puso en marcha un recorte presupuestario para bajar drásticamente el gasto público; la privatización de los dos aeropuertos de San Pablo y la suba de la tasa de interés para bajar la inflación brasileña que no supera el 6%. Cualquiera de estas medidas no le hubieran permitido a Amado Boudou permanecer más de 30 segundos en el ministerio de Economía. Cristina, se sabe, también tiene el carácter fuerte pero su trayectoria política siempre la encontró más cerca de las leyes que de los cargos ejecutivos. Fue senadora temperamental y diputada hasta que dejó el Congreso cuando acordó con Kirchner sucederlo en la Presidencia.
n Obama sí, Obama no. El poder es descarnado. Barack Obama visitará Brasil para reunirse con una de ellas y volará sobre la Argentina hacia Chile sin detenerse a hablar con la otra. Pero antes de éso, en 72 horas, Dilma y Cristina se verán las caras al frente de dos países que siguen luchando contra sus demonios. La pobreza y la inseguridad, los flancos vulnerables de dos economías que disfrutan el viento favorable de estos años sobre cimientos todavía endebles.
FUENTE: EL CRONISTA