DE VIDO: EL HOMBRE QUE NUNCA PAGA LA CUENTA

Por Ignacio Miri. Editor de Política.

FUENTE: EL CRONISTA

Por obra de Eduardo Duhalde, del Partido Obrero, de la “corporación mediática” o de todos ellos en conjunto, Homero Bibiloni fue la segunda víctima de los conflictos sociales que le estallaron a la Casa Rosada en el último mes. La primera había sido Aníbal Fernández, a quien la Presidenta le arrancó el área de Seguridad en medio de la crisis por la toma del Parque Indoamericano. Ayer, en la Casa Rosada explicaban que Bibiloni recibió esquirlas de la misma explosión: uno de los terrenos más amenazado por las usurpaciones, justo el lugar donde balearon a tres gendarmes, en Lanús, estaba bajo gestión del ex secretario, a quien acusan de demorar las obras de saneamiento del Riachuelo.

Todos esos cambios fueron decididos por la Presidenta en base a la urgencia de los problemas que surgieron como borbotones en el fin de año, con la intención declarada de mejorar la gestión en esas áreas –Seguridad y Medio Ambiente– que a todas luces fallan.

Sin embargo, hay otra forma de ver la cuestión. Las tres crisis que pusieron en problemas al Gobierno en las últimas semanas –las tomas de tierras, los choques en Constitución y en Barracas, los cortes de luz y la falta de combustibles– son emergentes de desajustes y carencias profundas en las políticas de vivienda, transporte y energía. Todas esas son responsabilidades del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, que sigue siendo el funcionario más poderoso del Gobierno. No hay indicios de que su menosprecio de las cuestiones técnicas frente a las necesidades políticas del oficialismo vaya a recibir algún castigo en el futuro próximo.