CORREA POR CADENA NACIONAL |
SUSTO
Una rebelión policial obligó al presidente Correa a refugiarse en un hospital, donde estuvo cercado hasta la medianoche. Un grupo de militares lo rescató y dio fin a la sublevación.
Tras más de 12 horas de tensión y caos, el presidente constitucional de Ecuador, Rafael Correa, logró resistir ayer un intento de golpe de Estado perpetrado por policías y militares que protestaban contra una ajuste presupuestario a la fuerza. Al cierre de esta edición, y luego de pasar varias horas refugiado en un hospital cercado por militares sublevados, Correa fue rescatado por fuerzas leales y conducido al Palacio de Gobierno, desde el cual denunció una “conspiración increíble” para “detener la revolución ciudadana” apoyada por una “oposición miserable y cobarde”. “Nunca la policía recibió tanto como en mi gobierno”, agregó ante una multitud que lo aclamaba. Repitió que “lo sacarán Presidente o como cadáver”.
Correa también agradeció a los “gobiernos latinoamericanos y del mundo” que se solidarizaron con su gobierno democrático y ratificó que seguirá adelante con la ley que detonó la sublevación.
“A nuestra revolución ciudadana no la para nadie. A seguir adelante y hasta la victoria siempre”, remató.
Correa dio así por cerrado el fin de la intentona golpista que durante todo el día mantuvo en vilo al país, dejándolo al borde del abismo.
Por la mañana, un millar de policías tomaron el Regimiento Quito, el mayor de la capital, y agredieron al presidente Correa quien intentó dialogar con los sublevados. Casi en paralelo, unos 150 miembros de la Fuerza Aérea tomaron el aeropuerto de Quito.
El momento más tenso se vivió cuando Correa asistió a negociar con los sediciosos en el regimiento: se quitó la corbata y abrió la camisa para mostrar que no tenía chaleco antibalas. “Señores, si quieren matar al presidente, aquí está: mátenme si les da la gana; mátenme si tienen valor, en vez de estar en la muchedumbre, cobardemente escondidos”, gritó.
En medio del tumulto fue lesionado en la pierna, recibió baldazos de agua, debió transitar entre medio de gases lacrimógenos y fue internado en el Hospital Policial. En paralelo, miles de ciudadanos de Quito se lanzaron sin armas a defender el régimen democrático en contra de la policía, que reprimió ese intento en las cercanías del hospital.
Correa recibió el apoyo de múltiples instituciones tanto dentro del país como del mundo. La Organización de Estados Americanos (OEA) sacó una resolución de repudio y expresó que “respalda decididamente al gobierno constitucional del presidente Correa”.
El levantamiento nació un día después de que Correa diera a conocer que estudiaba disolver la Asamblea Nacional –el órgano legislativo– porque sus propios legisladores mostraron resistencia a aplicar una ley que le permitiera reducir el tamaño del aparato público, algo que el presidente considera clave para avanzar en sus reformas socialistas. De acuerdo con el sector que se sublevó, el enfrentamiento surgió por la discusión en torno a la Ley de Servicio Civil, que elimina premios a integrantes de la Policía y las Fuerzas Armadas que resulten condecorados.
La cúpula militar manifestó a primera hora de la tarde su subordinación al Presidente. El ministro de Defensa, Javier Ponce, aseguró que “hay pleno respaldo; estoy en pleno contacto con el Comando Conjunto”. Sin embargo, medios locales informaron que algunos militares de tropa se sumaron a la acción de la policía.
En la misma línea, Ernesto González, jefe del Comando de las Fuerzas Armadas, aseguró que están subordinados a la autoridad del presidente. “Estamos en un Estado de Derecho. Estamos subordinados a la máxima autoridad que es el señor Presidente de la República”, dijo el jefe militar.
FUENTE: EL CRONISTA COMERCIAL