HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

viernes, 18 de junio de 2010

CRISTINA Y LAS SIRENAS

Por Susana Merlo
18/06/2010

“...tenemos que dejar de lado los cantos de sirenas. Las sirenas son lindas, pero para verlas en las películas”, señaló este miércoles Cristina Fernández, durante un acto en la castigada zona de Caruhé, en la provincia de Buenos Aires. Allí, la primera mandataria tuvo otra afirmación shockeante: “El Estado es el primer interesado en que haya productores que tengan mayor rentabilidad, porque cuanta más rentabilidad mayor inversión van a poder hacer y más crece el producto de nuestro país”.

¿A que se refería específicamente?

¿Quiénes son las “sirenas” y cuales los “cantos”?.
Tal vez aludía a los que proponen la eliminación de las retenciones, en forma inmediata para el trigo y el maíz, y en forma más paulatina para la soja...

Y aquí, si bien sorprendentemente se incluyen algunos que fueron ideólogos y artífices del trato diferencial y discriminador en materia impositiva con el campo, como el ex Ministro Roberto Lavagna, que ahora reconoce la necesidad imperiosa de imponer cambios, o como Elisa Carrió, que hasta propone un proyecto de ley para modificar los controvertidos gravámenes, la prédica es muy anterior.
Ya en 2003 Ricardo López Murphy sostenía la posibilidad de limitar primero y luego eliminar, los impuestos a la exportación que había reinstaurado Eduardo Duhalde en 2002, en pleno “incendio” social.
Un par de años después, el entonces Secretario de Hacienda, Guillermo Nielsen declaraba públicamente, que Economía ya tenía hecho el estudio de impacto para pasar estos gravámenes como parte del Impuesto a las Ganancias, lo que lamentablemente no sucedió.
Peor aún. Lejos de desaparecer, todos los ministros hasta Martín Lousteau en 2008, con la famosa “ 125”, los siguieron aumentando, y ahora los principales grupos políticos (menos los K) parecen coincidir en la necesidad de sacarlos y terminar con la discriminación, aunque esta no se circunscribe solamente a las retenciones (ya que están también los permisos de exportación, el cierre de los registros de exportadores, los subsidios arbitrarios, el manejo de la información pública y de mercados, etc.).
Lo que no queda muy claro es si la postura es sólo política, o porque finalmente “descubrieron” que la productividad de este sector, injustamente castigado, es sensiblemente mayor que la de otros muchos subsidiados por todo el país.
Entonces, si se quiere hacer crecer la economía, lo primero que hay que hacer es despejar las trabas que pesan sobre la potencialidad del campo.
Hasta Cristina Fernández lo dijo con absoluta claridad: “cuanta más rentabilidad, mayor inversión, y más crece el producto (bruto) del país”.
Pero, si el Ejecutivo lo tiene tan claro, ¿por qué no arbitró, hasta ahora, las medidas para revertir la situación, mejorar la renta agraria, dar seguridad a las inversiones y, entre otras cosas, evitar que los capitales locales sigan emigrando al exterior?.
¿O es que ningún funcionario informó todavía sobre la creciente participación de capitales de productores argentinos en Brasil, en Uruguay, y hasta comprando tierras en los Estados Unidos?
¿O esos también son “cantos de sirenas” que atraen a los desprevenidos productores agropecuarios locales?.
Es muy reconocido, sobre todo en Uruguay que fue el primer receptor, pero también en Brasil y hasta en los feudos de Barak Obama, el desplazamiento de la capacidad empresarial argentina hacia esos países por la mayor seguridad jurídica y comercial que ostentan respecto a la Argentina.
¿Por qué se irían si no es por esto?.
Más vale, entonces, las “sirenas” que no hay que escuchar son aquellas que dicen que hay que mantener el “statu quo” actual, que impide el uso del potencial productivo de un sector tan vigoroso, que desalienta a los productores, y que contribuye a acentuar el despoblamiento del interior.
Los asesores de la Presidente Cristina Fernández, ¿le habrán explicado, además, que si estos productores exiliados (y sus capitales) se hubieran quedado en la Argentina, la cosecha actual en lugar de 90 millones de toneladas, ya tendría 110 o 120 millones, y que no hubiéramos perdido 7.000 tambos y 10 millones de cabezas del stock vacuno, entre otras cosas?.
Lo positivo, es que ahora se sabe que el Gobierno tienen bien en claro lo que habría que hacer para no seguir con los “cantos de sirenas”...

FUENTE: CAMPO 2.0

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