MURIO ARIEL RAMIREZ, COMPOSITOR DE LA MISA CRIOLLA
Buenos Aires, 19 Feb. 10 (AICA)
Tras una larga enfermedad, murió ayer, 18 de febrero, a los 88 años de edad, el pianista y compositor Ariel Ramírez, conocido mundialmente gracias a la "Misa criolla", considerada una obra maestra de la música religiosa.
Poco antes de la Navidad de 1964, el músico argentino Ariel Ramírez y el sacerdote Jesús Gabriel Segade, también ya fallecido, lanzaron la “Misa Criolla”, interpretada por la cantoría del Socorro, dirigida por el padre Segade, que se convirtió de inmediato en una de las piezas de música sacra más notables producidas después del Concilio Vaticano II y dio la vuelta al mundo como uno de los acontecimientos discográficos más notables del momento.
Ramírez y Segade intentaron un camino nuevo en la música litúrgica contemporánea: la integración de la misa en castellano con el folclore latinoamericano; ambos estaban animados por la Constitución “Sacrosanctum Concilium”, recién conocida, que invitaba a dar mayor cabida a las lenguas vernáculas en la liturgia eucarística. El Padre Segade hizo los arreglos corales tanto de la Misa como de la Navidad, que se grabó en la otra cara del disco primigenio.
Historia de una gran obra
Ariel Ramírez apenas iniciaba su carrera de compositor en 1952 cuando se propuso escribir música religiosa. Recuerda que pensaba en un Ave María, como un acto de agradecimiento a dos religiosas alemanas que conoció en el Seminario de Würzburg, donde se había alojado.
“Las monjitas -contó- se llamaban Elizabeth y Regina Bruckner. Nunca más las volví a ver. Pero a ellas está dedicada la ‘Misa Criolla’. El monasterio era contiguo a un campo de exterminio nazi. Las monjas habían encontrado un modo clandestino de pasarles comida a los prisioneros que esperaban, hambrientos, la muerte. Hasta que un día las descubrieron y se las llevaron”.
Por su parte, monseñor Segade explicó que “el Concilio Vaticano II había permitido, en 1964, que el texto litúrgico del rito latino de la misa de la Iglesia Católica Apostólica Romana se escribiera en idiomas vernáculos, incluyendo las manifestaciones artísticas del folclore de cada país. Pero esta idea no era reciente en la Iglesia. Ya Pío X había predicho esta apertura, con la condición de que se guardase ‘la santidad de las formas’. El Concilio Vaticano II siguió esta línea de pensamiento: mantener la dignidad de lo sagrado teniendo en cuenta que el texto de la Misa es ‘la palabra de Dios, la voz del Evangelio’”.
“Ariel Ramírez inauguró una nueva forma, porque unió en su Misa el grupo folclórico de perfil definidamente autóctono, con el coro de unción eclesiástica”, destacó el sacerdote porteño.
En esa época ya existía la “Misa Luba”, del entonces Congo Belga compuesta para el Africa por misioneros europeos pero que se cantaba, todavía, en latín con melodía gregoriana; lo diferente eran los acentos africanos. Después llegarían la “Misa Flamenca” y otras tantas.
Características La Misa Criolla de Ariel Ramírez no fue concebida para una gran instrumentación; le bastaron los pequeños timbres de un clave, dos guitarras, un charango, un contrabajo, percusión criolla (bombo, caja, pezuñas) para expresar el profundo sentimiento religioso del Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Benedictus y Agnus Dei.
Hoy la Misa Criolla continúa evangelizando, por medio de la música, en todo el mundo. Los discos vendidos alcanzan decenas de millones y sólo la versión grabada por el tenor español José Carreras vendió cinco millones de copias. La primera tirada de 2.500 discos, aparecida en 1964 en Buenos Aires, se agotó en un día.