El diputado electo de Proyecto Sur dice que "la caja" oficialista no pesará en el nuevo Congreso, explica que no hará "una oposición caníbal" y afirma que Néstor Kirchner es "uno de los grandes traidores a la patria"
Algunos políticos argentinos parecen los más fieles seguidores de Marx. Pero no precisamente de Carlos sino de Groucho, sobre todo cuando el genial comediante norteamericano sentenciaba: "Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros". Tal vez con la intención de mostrarlo como un dirigente anquilosado, congelado en los años cincuenta, sin reflejos ni voluntad de cambio, a Pino Solanas algunos le critican justamente que mantiene sus principios y ciertos conceptos desde hace varias décadas. Pero el líder de Proyecto Sur demuestra que puede actualizarse, corregirse e incluso admitir que no está tan convencido sobre definiciones que lanzó con énfasis apenas unos minutos antes. En la entrevista con Enfoques, por ejemplo, pasó de defender encendidamente al presidente venezolano, Hugo Chávez, a aclarar que "no firma un aval por nadie" y que, en realidad, tiene "una opinión fundamentada sobre todo lo que pasa en la Argentina, pero no sobre lo que pasa en los demás países". El cambio se produjo muy rápidamente luego de que este periodista le preguntó qué pensaba acerca de decisiones complicadas del régimen bolivariano, como el cierre de 35 radios, muchas de ellas críticas del gobierno. Pino Solanas parece así. Apasionado, sincero, histriónico, directo, contundente y, aunque sea muy obvio, cinematográfico. Fue la última gran sorpresa electoral de la ciudad de Buenos Aires, con un 24,5 por ciento de los votos, que le permitió ubicarse segundo en el distrito, aunque desde que nació, hace 73 años, vive en Olivos (salvo los 7 años de su exilio en Europa durante la dictadura). Está enrolado en ese rótulo a veces difuso que se conoce como peronismo de izquierda, dirigió películas como La hora de los hornos y El exilio de Gardel , y asumirá su banca de diputado nacional el 10 de diciembre próximo, pero tendrá en la mira su candidatura presidencial para los cruciales comicios de 2011 y, simultáneamente, la intención de procurar ganar la elección de jefe de gobierno porteño. En el diálogo con Enfoques, Solanas destacó que su apoyo a la ley de medios que impulsó el kirchnerismo no debía interpretarse como un vuelco de Proyecto Sur a las filas oficiales porque él, según dijo, desde los años noventa está en favor de modificar la ley de radiodifusión. "El proyecto era muy malo -admite-. Pero se plantó toda la centroizquierda y el Gobierno tuvo que dar vuelta la taba. Ganamos en 17 de los 25 cuestionamientos que hacíamos." Aun así, advierte: "No vamos a hacer una oposición caníbal ni vamos a jugar a ninguna desestabilización institucional". Estamos a no más de 10 cuadras de la quinta presidencial, en su casa de Olivos, reciclada con buen gusto, un toque retro y una buscada onda brasileña (la esposa de Solanas, Angela Correa, es una actriz nacida en la tierra de Lula). Pero este político-cineasta no perdona a su vecino de origen santacruceño. Lo acusa de haber acordado un pacto de gobernabilidad con Carlos Menem, de no haber cambiado "la matriz neoliberal" y de "poner el Gobierno al servicio del capitalismo de amigos". Y, como si esto fuera poco, lo coloca "en la vitrina de los grandes traidores a la patria". FUENTE: ENFOQUES DE LA NACIÓN