HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

miércoles, 18 de noviembre de 2009

DEPREDADORES

La aventura del poder sin ningún tipo de límites en que se ha transformado la política en la Argentina desde las razones del golpe de 1976, en realidad a la muerte de Perón, han encontrado en los Kirchner también el vértigo y una cierta adicción a la adrenalina.

Los Kirchner no se han cansado de agitar y provocar con fines inconfesables a una sociedad ya devastada por infinidad de despropósitos. Ha sido esta una metodología estudiada y redituable, habida cuenta de la notoria desmovilización de los cuadros y dirigentes de todo tipo en la Argentina. Largo proceso leído y auspiciado por la inteligencia de los gobiernos del Proceso Militar, Alfonsín, Menem y Kirchner. El resto de las gestiones post Menem no cuentan tanto para nosotros, por su corta duración, emergencia y obvio desconocimiento del proceso y sus propietarios originarios y verdaderos. La secuencia mencionada tiene un mismo patrón. De objetivos, lógica, ideología y método, pero también de dependencia por pertenencia profunda y orgánica. Todas fueron variantes de los mismos planes para nuestra Nación. El anesteciamiento de vastos sectores sociales, de forma alternativa aunque desprolija, ha sido la constante letal de este formato. Néstor Kirchner podríamos ubicarlo en una síntesis superadora de la inteligencia militar, alfonsinista y menemista, toda junta. Ha sabido ejecutar consecuentemente la misma manipulación antropológica de sus predecesores y perfeccionarla. Por supuesto que como de lo que se trata es de hacer plata, mucha plata, en esa parte el santacruceño también descuella. Se cruzan las curvas del grafico imaginario del constante y creciente dominio de una sociedad vaciándose y la decreciente final en la participación e involucramiento activo y pensante de actores sociales y políticos que hasta no hace mucho solían ser una contención, cada vez más tibia, del latrocinio permanente. Los Kirchner han redireccionado la metodología perversa en el sentido más conveniente para el turno “progresista” de esta etapa. La aventura del poder sin ningún tipo de límites en que se ha transformado la política en la Argentina desde las razones del golpe de 1976, en realidad a la muerte de Perón, han encontrado en los Kirchner también el vértigo y una cierta adicción a la adrenalina. Cualquier semejanza con los tiburones, es lógica y está autorizada. Pero no todo son malas noticias. Aunque usted no lo crea, todavía se pelea, y mucho. El tema es dónde se mira. Obviamente la resistencia no sucede en el rango dominado por esta entente: una suerte de feria decadente de antiguos y nuevos “guerreros” que han dejado marchitar su cerebro y se les ha intimidado el corazón. Ni ahí, ni tampoco sucede en las películas creadas por los medios oficiales y de los otros para la gilada que lo mira por tv. Todos los argentinos inconcientemente, en algún momento de su cotidianeidad, componen la resistencia. Pero más allá de eso, nos referimos específicamente a lo más visible: el pacífico e incontrolable proceso que ha tenido y tiene sus picos multitudinarios en las cuantiosas y generosas manifestaciones de la fe popular y en los masivos pronunciamientos periódicos de los pueblos y comunidades de todo el país en defensa de su dignidad.

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