¿PIEDRA EN EL ZAPATO? ¡OJALÁ!

Ya de regreso de Disney World, la doctora Elisa Carrió juega a convertirse en un polo de atracción opositora al “régimen”. Colocada a la izquierda de nadie o de sí misma, no deja de basarse en algunas razones valederas para hacerlo. Su valentía y precisión, suele ser traicionada por un manejo discrecional de la política que la emparenta profundamente a lo tan criticado. No se puede por un rato imitar la gloriosa inflexión de don Hipólito, para luego ponerlo a Prat Gay a la cabeza de la batalla por la Capital, y encima pretender posar de coherente frente a las defecciones constantes y ciertas de los flanes políticos que suele armar. Un día por la mañana “evitista”, y por la noche gorila. Católica furiosa y abortista, al mismo tiempo y por el mismo precio. Y la Argentina está lejos de necesitar un contrato moral como resolución de todos sus males. ¿Gerentes prolijos de un mismo plan o modelo de la sumisión más abyecta? En ella, los loables y vehementes motivos y dichos, no serían suficientes para darle entidad a la diferenciación con el kirchnerismo. Aspira o aspiraba a ser el vértice de enfrentamiento y negociación con el gobierno, en un tránsito cantado hacia su candidatura presidencial. El Coti Nosiglia y sus boys, que conocen los pliegues profundos del poder, vienen abortando todo el plan original. Para fustigar al gobierno desde un cierto neo-alfonsinismo, que mejor que el propio hijo del ex presidente fallecido. Hasta eso le robaron. No le quedan muchos caminos, salvo endurecerse y transformarse en una piedra. Si Lilita es consecuente, no se va a equivocar y hace falta.