La yunta del Jefe de Gabinete Aníbal Fernández con la del juez de la Suprema Corte, Eugenio Zaffaroni, tuvo un inesperado conflicto en el Congreso Nacional durante un ciclo de charlas malintencionadas sobre la despenalización del consumo de drogas. Todos lo sabemos: lo que en realidad sucede con esa iniciativa es que se favorece el menudeo, eslabón principal en la cadena de comercialización de estupefacientes en la calle. Ellos quizás crean o tengan cierta ilusión, de que va a ser un paseo la promoción de las drogas en nombre de los derechos humanos. Pero además, se nota que aspiran a salir limpios e ilesos de semejante propósito. Esta vuelta, la reyerta vino de la mano de un par de jóvenes que adhieren al economista estadounidense Lyndon Larouche en Argentina. La reunión fue matizada con fuertes acusaciones cruzadas de pertenecer, Zaffaroni y Fernández, a los planes Británicos, precursores mundiales del control político y comercial de las drogas pesadas, y a los dineros de Soros:
"La embajada británica y George Soros auspician esta conferencia.” Y los larouchianos de pertenecer a la D.E.A. y la embajada yanqui:
"Yo sé que a todos ustedes los mandan de una embajada", sentenció enojado el juez. La Argentina se desliza aceleradamente al chiquero mayúsculo. Un juez de la suprema corte y el jefe de gabinete nacional envueltos en la escandalosa defensa de los narcos, disfrazada de una supuesta no penalización del adicto, ya es patético. ¿No se dan cuenta estos actores de lo evidente? Creemos que si. Pero pareciera ser que el compromiso asumido en esa línea los obliga a realizar estas penosas y alevosas tareas. Quizás también existan extorsiones cruzadas que obligan al cumplimiento total de los contratos originales. La sola presencia de las “Madres del Paco” obliga y compromete a una mirada verdadera sobre el flagelo. Hace unos meses, se nota en las esferas gubernamentales de la “mesa chica”, una aceleración en el tratamiento de ciertas carpetas, temas pendientes o expedientes comprometidos y que este gobierno estaría urgido a concretar ya. Las sombras de la corruptela generalizada, incluyendo a la propia sociedad presidencial de Cristina y Néstor, nos delata un final ya producido y una carrera por el pellejo. Eso si, corriendo con la valija bajo el brazo y sorteando obstáculos en la loca carrera.
La yunta del Jefe de Gabinete Aníbal Fernández con la del juez de la Suprema Corte, Eugenio Zaffaroni, tuvo un inesperado conflicto en el Congreso Nacional durante un ciclo de charlas malintencionadas sobre la despenalización del consumo de drogas. Todos lo sabemos: lo que en realidad sucede con esa iniciativa es que se favorece el menudeo, eslabón principal en la cadena de comercialización de estupefacientes en la calle. Ellos quizás crean o tengan cierta ilusión, de que va a ser un paseo la promoción de las drogas en nombre de los derechos humanos. Pero además, se nota que aspiran a salir limpios e ilesos de semejante propósito. Esta vuelta, la reyerta vino de la mano de un par de jóvenes que adhieren al economista estadounidense Lyndon Larouche en Argentina. La reunión fue matizada con fuertes acusaciones cruzadas de pertenecer, Zaffaroni y Fernández, a los planes Británicos, precursores mundiales del control político y comercial de las drogas pesadas, y a los dineros de Soros: "La embajada británica y George Soros auspician esta conferencia.” Y los larouchianos de pertenecer a la D.E.A. y la embajada yanqui: "Yo sé que a todos ustedes los mandan de una embajada", sentenció enojado el juez. La Argentina se desliza aceleradamente al chiquero mayúsculo. Un juez de la suprema corte y el jefe de gabinete nacional envueltos en la escandalosa defensa de los narcos, disfrazada de una supuesta no penalización del adicto, ya es patético. ¿No se dan cuenta estos actores de lo evidente? Creemos que si. Pero pareciera ser que el compromiso asumido en esa línea los obliga a realizar estas penosas y alevosas tareas. Quizás también existan extorsiones cruzadas que obligan al cumplimiento total de los contratos originales. La sola presencia de las “Madres del Paco” obliga y compromete a una mirada verdadera sobre el flagelo. Hace unos meses, se nota en las esferas gubernamentales de la “mesa chica”, una aceleración en el tratamiento de ciertas carpetas, temas pendientes o expedientes comprometidos y que este gobierno estaría urgido a concretar ya. Las sombras de la corruptela generalizada, incluyendo a la propia sociedad presidencial de Cristina y Néstor, nos delata un final ya producido y una carrera por el pellejo. Eso si, corriendo con la valija bajo el brazo y sorteando obstáculos en la loca carrera. 
