DAGUERROTIPO

¿Solamente tanques en aquel 24 de marzo de 1976? ¿Solamente el ejército? Quién gobernaba y para qué, a quién se destituyó y quienes la destituyeron, serían las preguntas necesarias para una historia recortada que Néstor nos cuenta en plena campaña electoral y que las respuestas correctas son soslayadas y veladas. Claro que cuenta con un Biolcati funcional y exacerbado convenientemente. Un poco tonto y otro poco interesado, lo cierto es que en algunas personas prenden y triunfan viejas creencias liberales e irracionales. El antiguo pero siempre útil boludismo antiperonista. Claro que en su momento nada tuvo de inocente, como tampoco el nuevo gorilismo que tiene vigencia desde el poder. El presidente de la Sociedad Rural Argentina no sería inocente en reflotar las viejas lógicas liberales propuestas por el propio Kirchner, el cual no le hace asco a nada a la hora de sumar porotos por un rato. Rogando que le duren aunque sea hasta el 28 de junio del presente año. Mientras tanto Biolcati parece aceptar el convite de erigirse en representante de una foto vieja, o daguerrotipo para ser más precisos. Kirchner, cada vez menos convincente para un auditorio que supo concitar, exhuma cadáveres en plena campaña desde una dudosa épica. Un auditorio al que antes le pasaba música de Copani y ahora en su período de peronismo ortodoxo no le puede hacer escuchar la marcha peronista inmortalizada por Hugo del Carril, porque Hugo del Carril hijo arguye sobre el no peronismo de Néstor. Esa foto vieja parece que no la va a poder utilizar. Los argentinos en general padecen estos procesos electorales que pareciera nada tienen que ver con su destino y marcha. Muy lejos de la unidad propuesta por el mismo Perón a su regreso a la patria y al convocar a toda la nación bajo el lema: “Para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino”. ¿Es muy loco aspirar a ese planteo nacional? Pocos han recogido y encarnado verdaderamente el desafío y ninguno de ellos está en el poder. Tampoco pareciera que en la oposición, que no deja de responder a una provocación con otra.