RUTAS PELIGROSAS

Se podrían seguir varias rutas por las cuales recorrer, sin mayores pretensiones de profundidad, el itinerario gubernamental del matrimonio Kirchner. Y así reconocerlo. La ruta de petróleo podría ser una. Viejo tema del cual aún no se sabe a ciencia cierta que pasó con los cientos de millones de dólares que recibió Néstor en compensación por su adhesión activa a la privatización de YPF en tiempos de su ex-amigo Menem. Parece que dicho jugoso dinerillo no era por regalías mal liquidadas, y quizás de esa circunstancia provenga un sentido de propiedad no reconocida y puesta de manifiesto por los manejos privados con respecto al destino de dichos fondos. Otra ruta podría ser la del oro. Cuestión que también se remonta al período provincial de la gestión Kirchner. Pero así como el del oro negro, este también se actualiza diariamente. Imposible cuantificar el latrocinio con el que han favorecido a Barrick Gold. También podemos optar por la ruta financiera. Néstor Kirchner, como se ha comprobado con los millones expatriados, es en cierto sentido un gran operador del dinero. Solamente han cambiado escenario y actores. Antes, su activo a disponer para jugar en las operaciones, eran Santa Cruz y unos trescientos mil habitantes patagónicos. Hoy se trata de toda la Argentina con cincuenta millones de víctimas dentro. La pesca de alta mar podría ser otra ruta elegida. O el devenir de su contradictorio e inconsistente discurso político. Probar de incursionar por los caminos que surcan el mapa de la marginalidad y pobreza en constante crecimiento. O por el trazado de la vía que transporta al tren bala, sabiendo que al único lugar que conduce es a la nada. La ruta de la droga en la Argentina, promovida hasta el escándalo, puede ser otra opción. Podemos elegir la accidentada ruta de la diplomacia Argentina, que no deja de crear conflicto allí donde no existía por el mero hecho de jugarlo en alguna coyuntura interna absolutamente efímera. Salvo Malvinas, que daría la impresión que se juega a la pose de enojados, pero por otro lado sabemos que van más de tres décadas de sucesivas entregas de todo orden como pago a Inglaterra Global S.A. Está la ruta de los derechos humanos, mal trazada por ellos. Camino sin salida y a todas luces, un desvío funcional. Cualquiera de los caminos elegidos, y son varios más, a poco de andarlos, nos permiten descubrir la naturaleza de los gobiernos de la época, incluido especialmente el actual por ser el último. De todas maneras, cualquiera de las rutas, lleva indefectiblemente a otra o a todas y la panorámica suele ser patética.