Natixis, el banco francés comprometido en el financiamiento del proyectado Tren de Alta Velocidad, se encuentra, casualmente, en serios problemas financieros. Principal motivo del desfinanciamiento de la entidad, son las duras contingencias de las aventuras con las masivas hipotecas infladas y sin capacidad de repago. El crédito, muy caro, para el emprendimiento alucinante, sería a cancelar en treinta años. Con siete años de gracia, iniciales. Es decir, se empezaría a pagar aproximadamente en el año 2016. Eso es lo que normalmente se llama, acá y en Pakistán, hipotecar el futuro. El gobierno compra presente mediático, hacen como que están a la vanguardia del desafío moderno, algunos “amigos” hacen negocio y después, que lo pague montoto. No el Montonero, nosotros todos. Igual ya se hizo negocio con los jugosos estudios de prefactibilidad. Y roguemos que Alstom, la empresa francesa fabricante de los trenes y sus socios locales, no nos terminen haciendo juicio indemnizatorio, otro conocido negocio de los últimos años. Lo cierto es que, por ahora, peligra el megaproyecto oficial. Ojalá.HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
miércoles, 27 de agosto de 2008
EL BALA PERDIDA
Natixis, el banco francés comprometido en el financiamiento del proyectado Tren de Alta Velocidad, se encuentra, casualmente, en serios problemas financieros. Principal motivo del desfinanciamiento de la entidad, son las duras contingencias de las aventuras con las masivas hipotecas infladas y sin capacidad de repago. El crédito, muy caro, para el emprendimiento alucinante, sería a cancelar en treinta años. Con siete años de gracia, iniciales. Es decir, se empezaría a pagar aproximadamente en el año 2016. Eso es lo que normalmente se llama, acá y en Pakistán, hipotecar el futuro. El gobierno compra presente mediático, hacen como que están a la vanguardia del desafío moderno, algunos “amigos” hacen negocio y después, que lo pague montoto. No el Montonero, nosotros todos. Igual ya se hizo negocio con los jugosos estudios de prefactibilidad. Y roguemos que Alstom, la empresa francesa fabricante de los trenes y sus socios locales, no nos terminen haciendo juicio indemnizatorio, otro conocido negocio de los últimos años. Lo cierto es que, por ahora, peligra el megaproyecto oficial. Ojalá.
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