
Hace tan solo meses, semanas o días, si usted prefiere, nadie remotamente se hubiera imaginado un escenario tan final y degradado de una gestión oficial. Está tan desmovilizado y descomprometido el universo Kirchner , en un sentido más o menos valedero, que cada vez más aceleradamente se recurren a extremos impensados. Dicen que entre lo sublime y lo ridículo hay un solo paso. Y que lo sublime es no darlo. La "vigilia" kirchnerista oscila entre un declamado hasta el hartazgo compromiso físico con una "causa" de dudosa convocatoria y el control in situ y bastante inquietante del comportamiento legislativo de los senadores nacionales en la votación de mañana. Pero además, el gobierno ¿piensa realmente que sea cual sea el resultado de esta votación legislativa, el problema terminó? Parafraseándolos podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la crisis recién comienza.
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