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Por Luis Majul/La Nación.- Desde que la ex presidenta entró en pánico ante la posibilidad cierta de perder las elecciones de octubre, la militancia está desconcertada. También abrumada. Como si sus integrantes más honestos quisieran tirar la toalla antes de tiempo. El responsable de semejante situación tiene nombre y apellido. Se llama Antoni Gutiérrez-Rubí, es catalán, experto en redes sociales y considerado uno de los profesionales de comunicación política más importantes del mundo.
Gutiérrez-Rubí asesora a Cristina Fernández desde 2016, pero su palabra ahora tiene el valor de una sentencia casi definitiva. La noche eterna del domingo 20 de agosto en que ella esperaba los números que varios días después la consagrarían ganadora por apenas 20.000 votos, Antoni eligió, uno por uno, a los dirigentes que debían ser mostrados en público para anunciar la buena nueva. Fue muy amable y educado, pero le prohibió a Cristina, de manera terminante, que subieran al escenario Máximo y Florencia Kirchner. A la candidata se le quebró la voz cuando le preguntó: "¿Por qué no puedo llevar a Florencia? ¡Es mi hija!". El consultor, sin inmutarse, le respondió, palabra más, palabra menos: "Yo estoy aquí para que ganes la elección, pero tú tienes la libertad de hacer lo que quieras".