HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

miércoles, 26 de abril de 2017

UNA CONDENA SOCIAL QUE OBLIGA A CRISTINA KIRCHNER A RECLUIRSE.

      Por Joaquín Morales Solá/La Nación.- Cristina Kirchner, la mujer que más poder tuvo en la historia argentina, vive ahora de hecho un régimen de prisión domiciliaria. No por decisión de la Justicia, que todavía no se ha expedido sobre su libertad en ninguna de las causas que investigan la corrupción de su gobierno. Es una condena social la que le impide caminar tranquila por las calles de Río Gallegos, de El Calafate o de Buenos Aires. Esa condena no escrita la obliga a recluirse en sus distintas residencias. Por más lamentable que sea el hecho, lo cierto es que la ex mandataria construyó con asombrosa obstinación la adversidad que la toca. Sin embargo, entre un 25% y un 35% de los argentinos sienten cierta simpatía por ella, que va del fanatismo a la mera afinidad. Ese presente sombrío de Cristina quedó definitivamente expuesto en las recientes protestas sociales en Río Gallegos, donde estuvo latente la necesidad de evacuarla de la residencia de la gobernadora, su cuñada. La evacuación habría sucedido si una manifestación de empleados públicos hubiera logrado derribar las puertas de la residencia oficial. 

 Cada tanto, Santa Cruz despierta a los argentinos con un conato de sublevación social. Esas rebeldías las protagonizan los empleados públicos, la mayoría de los cuales (extraña contradicción) fueron nombrados durante el largo régimen de los Kirchner en Santa Cruz. El empleo público en la provincia casi se triplicó durante el reinado del kirchnerismo. Fue una manera de disimular el desempleo que ninguna política económica local pudo resolver. La crisis de Santa Cruz es también la consecuencia de una jerarquía política ciega y sorda. Cuando los Kirchner gobernaban la Nación, la culpa de las sublevaciones era, según ellos, de grupos de izquierda provinciales o de alguna otra conspiración local. Ahora, cuando gobiernan sólo la provincia, la culpa es del gobierno nacional (o, para ser aún más inverosímiles, del periodista Malnatti). En la monumental crisis de estos días, nunca hicieron una autocrítica por la demora en pagar los salarios de marzo. No es necesario subrayar las complicaciones que significa para la vida cotidiana de los asalariados que sus sueldos no lleguen en tiempo y forma. Ningún Kirchner vive de un salario desde hace 26 años. Han perdido hasta tal extremo el contacto con la realidad que les es imposible ponerse en el lugar de los que deben sobrevivir con un sueldo.

 Pero ¿sólo eso explica una provincia sublevada, que fue un antiguo feudo kirchnerista? Hay otras razones, sin duda. Cuando Néstor Kirchner era gobernador había corrupción, pero las apariencias eran austeras. Todos vivían según los estándares de una burguesía provinciana. Ricos, pero sin ostentaciones. Las cosas cambiaron rápidamente cuando el matrimonio se convirtió en una diarquía de poder en el país. El kirchnerismo se hizo ostentoso en una provincia donde todos se conocen. Lázaro Báez llegó a tener tres camionetas 4x4 de una de las mejores marcas internacionales estacionadas en el frente de su casa. Por si alguna se descomponía, justificaba. Construyeron residencias de nuevos ricos y dejaron de preocuparse por los horarios de los aviones de línea. Ellos tenían sus propios aviones. El autoritarismo, que luego fue copiado en el escenario nacional, dejó a los santacruceños sin representación política, sin Poder Judicial y sin medios de comunicación independientes. Los mejores amigos de los Kirchner compraron diarios, radios y canales de televisión. Una reforma política de Néstor Kirchner le asegura al gobernador una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados local. Jueces y fiscales son amigos o familiares de los Kirchner. 

Sin representación política y sin Justicia, las insatisfacciones de los santacruceños se dirimen en la calle. Siempre fue así desde 1991, desde que gobierna la misma familia. Se sabe muy poco de eso, pero el matrimonio de Mariana Zuvic y Eduardo Costa, los que más combatieron contra los Kirchner, debió optar por un virtual exilio en la Capital. La policía provincial y los servicios de inteligencia controlaban sus vidas y las de sus hijos permanentemente. "Diez años de vida en condiciones muy adversas es mucho tiempo", dice Zuvic. Néstor Kirchner ya debió enfrentarse con los docentes de su provincia cuando él era presidente de la Nación. Los docentes santacruceños rompieron entonces con las federaciones nacionales de maestros, casi todas adscriptas al kirchnerismo. Llama la atención que, por ejemplo, la Ctera, el gremio nacional de los docentes, se haya limitado a un comunicado formal para referirse a la actual situación y a la represión en Santa Cruz. "Toda la acción de la Ctera está atravesada por una mirada kirchnerista", denunció el gremio docente de Santa Cruz. Por mucho menos, los gremios docentes le hubieran hecho un paro de 72 horas a María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Santa Cruz tiene sólo 300.000 habitantes. Su demografía es parecida a la de un municipio mediano de la provincia de Buenos Aires. Cuenta con recursos petroleros y gasíferos. Tiene pesca y turismo (caro). 

Sin embargo, necesita del auxilio del gobierno nacional a un ritmo de $ 300 millones mensuales sólo para pagar sueldos. Unos US$ 1000 millones en depósitos en el exterior (de los que Néstor Kirchner se ufanaba durante el corralito y el corralón) se evaporaron sin explicación. Nunca nadie contó en qué se gastó esa fortuna. O si alguien se la llevó a una cuenta particular. Fue la provincia que más dinero recibió para obras públicas, que sólo beneficiaron a Báez y, por consiguiente, a los Kirchner. Un gobernador de Santa Cruz, Sergio Acevedo, renunció en la mitad de su mandato porque se negó a autorizar monumentales sobreprecios en las obras públicas. "No quiero terminar preso", dijo, y se fue. Ineptitud y corrupción explican gran parte de la crisis de Santa Cruz. Es cierto que la caída del precio del petróleo significó un importante descenso en los ingresos provinciales por las regalías petroleras. Pero eso sólo no puede justificar el derrumbe de la provincia hasta los extremos actuales. En gran medida, Santa Cruz es un laboratorio que permite percibir lo que hubiera sucedido en el país si continuaba el kirchnerismo. 

El manejo populista de la economía termina siempre con el fin de todas las ilusiones. Es igualmente una versión provinciana, pequeña y light del drama de Venezuela, un país también potencialmente rico, pero arrasado por la impericia y la corrupción de los jerarcas del régimen. Cristina Kirchner pertenece a esa estirpe de dirigentes políticos populistas, aislacionistas y antisistema que depositaron en Vladimir Putin la condición de santón de todos ellos. De hecho, ella se llevó muy bien con Putin. Cristina venía denunciando que Macri es un presidente ilegítimo, que expresa un neoliberalismo cruel que reprime con balas de goma y gases lacrimógenos las manifestaciones de oposición. Era la crítica perfecta para alguien que está en la oposición. Así sucedían las cosas hasta que las manifestaciones opositoras llegaron a la puerta de su casa y fue ella la que debió reprimir con balas de goma y gases lacrimógenos. Es otra eterna contradicción del populismo cuando ni siquiera es capaz de asumir sus derrotas.

LAGUNA DEL DESIERTO: ARGENTINA LE DEVUELVE A CHILE UNA HISTÓRICA BANDERA.

 La bandera chilena, custodiada en el Edificio Centinela
      Por Natasha Niebieskikwiat/Clarín.- La ministra Bullrich le entregará a Bachelet el estandarte tomado por gendarmes en un enfrentamiento con carabineros de 1965. En la zona del Chaltén, Santa Cruz, donde hoy los turistas se maravillan con la magia de la cordillera, se encuentra un punto estratégico que fue escenario de un sangriento enfrentamiento de tono bélico entre Argentina y Chile. Cincuenta y dos años después, este entrará en su capítulo final. Este jueves 27, Día Nacional del Carabinero en el país vecino, la presidente Michelle Bachelet recibirá de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich la bandera chilena que la Gendarmería nacional se llevó consigo tras aquel tiroteo entre las dos fuerzas nacionales que tuvo lugar el 6 de noviembre de 1965, y en el que murió un teniente chileno, desde entonces héroe nacional allí. La antigua bandera chilena se encuentra desde aquel episodio en el museo del Edificio Centinela, de la Gendarmería Nacional. El año pasado, Bullrich y las fuerzas vecinas comenzaron un diálogo sobre la bandera, que será restituida a Santiago. Con la ministra viajan el director nacional de Gendarmería, Germán Otero y el director de Cooperación regional e Internacional de Seguridad, Gastón Schulmeister. “Este es un gesto político de fuerte amistad, que el presidente Macri aplaude y que muestra que Argentina y Chile tienen superados sus problemas", dijo la ministra a Clarín. 

 Los conflictos por Laguna del Desierto (en la Argentina se utiliza la denominación Lago del Desierto) formaron parte de las varias tensiones fronterizas con Chile y comenzaron a crecer tras la segunda Guerra Mundial. Aún hoy, la versión sobre el enfrentamiento de 1965 varía si la cuentan en Chile o en Argentina. Los vecinos dicen que fueron sólo cuatro carabineros que enfrentaron a 90 gendarmes argentinos, cuando aquí afirman que no eran más que 40. Del otro lado de la frontera afirman que el colono Domingo Sepúlveda fue al retén de carabineros de Lago O'Higgins denunciando que una patrulla argentina lo amenazó en su propiedad. Los argentinos dijeron que le pidieron que fuera hasta Río Gallegos para regularizar su situación. Laguna del Desierto: Argentina le devuelve a Chile una histórica bandera Fin de un trágico episodio con Chile. Lo cierto es que, con cartografía "equivocada", el pequeño grupo de carabineros se apostó en Vega del Cóndor, pleno territorio argentino. Entonces la Gendarmería lo fue a retomar. En Argentina afirman que fue el teniente Hernán Merino Correa quien les salió al cruce a los gendarmes y disparó primero, provocando la respuesta argentina. En Chile llaman al episodio “el asesinato de Merino Correa”. El carabinero murió, Manrique quedó herido y fue detenido con los otros dos sobrevivientes. 

 Entonces, la Gendarmería, como tras un acto de guerra, arrió la bandera chilena izada en el puesto y alzó el pabellón nacional que flamea desde entonces en dicha zona de Laguna del Desierto. Y se llevó consigo la insignia chilena a Buenos Aires. El episodio tuvo sus secuelas. En Santiago de Chile apedrearon las oficinas de Aerolíneas Argentinas, quemaron la bandera nacional y protestaron frente a la embajada de nuestro país. Hubo otros episodios como el del vuelo provocador sobre un crucero argentino a la altura de Puerto Williams. La historia cuenta también que unos 700 Carabineros estuvieron a la espera de una orden para atacar a las fuerzas argentinas en la zona. Pero nunca recibieron la luz verde. Por el contrario, gracias a la diplomacia de los presidentes Arturo Illia y Eduardo Frei Montalva, el episodio no escaló y por el contrario se enfrió. En 1978 llegaría el conflicto del Beagle que casi lleva a los dos países a la guerra. Sería nada menos que el hijo de Frei Montalva, el ex presidente Eduardo Frei, quien en los años '90 destrabó con el ex presidente Carlos Menem todos los conflictos limítrofes entre Chile y la Argentina, que generó otros roces pero sin fuegos.

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