HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 11 de julio de 2011

PAPELÓN DE LAS ENCUESTADORAS LIGADAS A LA CASA ROSADA.

Nunca se 'equivocaron' tanto en sondeos previos. Según la prensa oficialista, le daban entre 6 y 7,5 puntos de diferencia a Macri. La distancia superó los 19.

Como mínimo hay que decir que no hicieron bien su trabajo, para no ingresar en el fangoso terreno de la tenue línea entre los resultados de los sondeos y los candidatos que los pagan.

Según publicó el 'house organ' oficialista Tiempo Argentino, tal vez para tratar de influir en el resultado de las elecciones porteñas, las últimas mediciones de Ricardo Rouvier & Asociados, Ibarómetro y Aresco (Julio Aurelio) mostraban una distancia de apenas 6,25 y 7,4 puntos porcentuales entre Macri y Filmus, cuando terminó siendo de más de 19.

Tiempo Argentino -que siempre suele contar cómo 'mienten' o tergiversan Clarín y La Nación-, informó antes del comicio que con los últimos sondeos de intención de voto, sólo esa era la ventaja que el actual jefe de gobierno porteño le llevaba al candidato del Frente para la Victoria, Daniel Filmus.

"Muy lejos está, sin embargo, Mauricio Macri de la barrera del 50%, la que le permitiría evitar la segunda vuelta en sus aspiraciones reeleccionistas", decía Tiempo. Macri superó el 47%, no tan lejos al final.

Tiempo Argentino citó las encuestas realizadas por las consultoras Ibarómetro -Doris Capurro, esposa del ultraoficialista Marcelo Capurro, editor de Debate-, Aresco (Julio Aurelio, quien con este guarismo rifó parte de su capital como encuestador) y Ricardo Rouvier & Asociados -otro consultor cercano a la Rosada- mostraba, tal como se preveía desde el inicio de las campañas electorales, una definición en la compulsa porteña que reeditará el ballottage de 2007.

Para Ibarómetro, la fórmula compuesta entre Mauricio Macri y María Eugenia Vidal tenía una intención de voto del 41,4% de los votos, mientras que el binomio Daniel Filmus-Carlos Tomada cosecha el 34,3% de las voluntades.

Un escenario similar mostraba Ricardo Rouvier & Asociados con los candidatos del PRO, cosechando el 42,6% de los votos frente al 35,2% del FPV.

Los guarismos de Aresco tampoco diferían significativamente, aunque marcaban, entre las tres consultoras, la menor brecha entre una y otra fórmula. Macri tiene una intención de voto del 41,5% frente al 35,25% de Filmus.

Un papelón de las consultoras. Y de algunos medios que perdieron hace rato la brújula del periodismo, o que en realidad no la respetaron jamás.

Fuente: Asteriscos.Tv
¿BALOTAJE?


La ventaja de Macri fue mayor a la esperada y pone en duda si al Gobierno K le conviene ir a segunda vuelta

En los próximos días uno de los deportes nacionales pasará a ser la especulación sobre cuántas probabilidades tiene Daniel Filmus (y el Gobierno) de quedar bien parado ante una "eventual" segunda vuelta.

Es que la diferencia a favor de Macri fue mayor aun a la que esperaban los más optimistas militantes del Pro.

Con el 47,1% de los votos, le sacó una diferencia de 19,3 puntos al candidato kirchnerista, dejando prácticamente sellado el resultado de un hipotético ballottage.

Con 27,8%, Filmus quedó lejos como para pensar en poder dar una lucha pareja, mientras que Fernando "Pino" Solanas (12,8%) -también muy alejado de su gran desempeño de 2009- no fue capaz de canalizar el voto progresista "no kirchnerista".

Y por más que el Gobierno K festeje el haber reducido la diferencia que se diera hace cuatro años atrás (22 puntos), todo hace prever una dificultad extrema para el candidato designado por el Ejecutivo nacional.

En efecto, para dar vuelta el resultado, necesitaría algo prácticamente imposible: que todos los votantes "independientes" volcaran su apoyo hacia él para evitar que Macri llegara al 50% y se consagrara reelecto.

En este contexto, antes de la contienda, Artemio López -uno de los principales encuestadores y muy cercano al kirchnerismo- decía: "Si la diferencia en la primera vuelta supera los 10 puntos, en el ballottage su triunfo es irreversible".

Al respecto, Rosendo Fraga, director de Nueva Mayoría, indica que "de cada cuatro votos que fueron para Pino Solanas, en el ballottage, uno irá para Macri".

De modo que, de cumplirse tal proyección, Filmus se encontraría casi sin chances para la segunda vuelta.

En efecto, teniendo en cuenta lo sucedido en otros ballottages, sólo una diferencia de unos 8 puntos le hubiese permitido al candidato K contar con alguna posibilidad de triunfar el próximo 31 de julio.

Cambio de clima
La otra gran cuestión, objeto de especulación política, es si efectivamente habrá ballottage, dado que no es descartable la eventualidad de que Filmus desistiera de su participación -más allá de que en caliente haya tenido que salir a ratificarla- si su análisis fuera que se enfrenta a una dura derrota.

Al conocerse las primeras proyecciones, Sergio Berensztein, director de la consultora Poliarquía, planteó la duda: "Hay que ver si el Frente para la Victoria realmente quiere enfrentar el desafío de la segunda vuelta".

Y recordó que la fecha de los comicios porteños se ubica a escasos 15 días de las elecciones internas, donde se dirimirán cuáles serán las candidaturas presidenciales únicas de cada partido.

Pero además, hay otro tema en cuestión. Y es si realmente le conviene al Gobierno K presentarse en una contienda que, sabe de antemano, puede dejarlo muy mal parado.

En este sentido, el analista Jorge Giacobbe es uno de los que piensa que es un hecho que no va a haber segunda vuelta.

"Olvídense, no hay asesor de campaña que le pueda aconsejar a un candidato exponerse a una derrota aplastante", afirma el experto, quien ya antes de las elecciones había advertido que si Macri superaba el 45% no tendría sentido un ballottage.

Y da por descontado que el kirchnerismo no querrá darle a la oposición política la posibilidad de verlo derrotado por una diferencia abultada.

Es que una derrota de Filmus por un margen amplio en Buenos Aires podría ser considerada en filas oficialistas como una innecesaria exposición a una pérdida de imagen, para un partido que viene manteniendo un tono triunfalista, razona el politólogo.

Al respecto, hay un antecedente histórico: el de la renuncia de Domingo Cavallo a disputar el ballottage frente a Aníbal Ibarra -en la elección de 2000- por entender que no contaba con chances de pelear por una victoria.

En cuanto al antecedente de Filmus, es cierto que tiene el aliciente de haber achicado la diferencia que le sacara Macri en las votaciones de 2007.

De hecho, la frase "fue la mejor elección que ha hecho el Frente para la Victoria en Capital" fue el latiguillo más escuchado anoche, una vez conocidas las primeras proyecciones.

Pero también es cierto que el escenario aparece complicado para Filmus.

Su expectativa puede ser la de no sufrir otra derrota contundente por una diferencia de 21 puntos.

Porque difícilmente está en condiciones de elaborar una campaña en tres semanas que logre que prácticamente todos los votantes "independientes" apoyen su candidatura para permitirle superar la mitad de los votos.

Una derrota demasiado abultada (si se cumpliera el pronóstico de Jaime Durán Barba, el asesor de Macri, que espera un 60% para la segunda vuelta) podría, por otra parte, relativizar el argumento del kirchnerismo, en el sentido de que esa fuerza política viene avanzando a paso firme en Capital.

Sobre este punto, el politólogo Rosendo Fraga recuerda que la casi segura reelección de Macri implicaría "el inicio de un nuevo ciclo político, donde se rompe la seguidilla de siete elecciones provinciales en las cuales le ha ido muy bien al Gobierno Nacional".

Fraga enfatiza que los resultados regionales no necesariamente pueden ser proyectables a las elecciones presidenciales de octubre, porque parecería que cada oficialismo territorial cuenta con ventaja para reelegirse, pero sí que "crean clima político".

Y en este sentido señaló que una nueva serie de derrotas para el kirchnerismo, como podría ocurrir en las próximas votaciones en Santa Fe y Córdoba no harían más que enfriar el ambiente triunfalista que ha rodeado la candidatura de Cristina Kirchner para la reelección presidencial.

"El Gobierno nacional ahora no parece tan invulnerable como antes", resume Fraga.

Por otra parte, la forma en que la candidatura de Filmus fue perdiendo fuerza con el paso de las semanas ha sido interpretada por algunos analistas como una señal de advertencia para el kirchnerismo en el plano nacional.

"Hubo momentos muy duros para Filmus, que hicieron mella en su campaña, principalmente por el escándalo de corrupción del caso Shocklender y por las desavenencias dentro del Inadi", señala Doris Capurro, directora de la encuestadora Ibarómetro.

Las primeras declaraciones de los funcionarios kirchneristas dan la sensación de que se tratará de imponer una interpretación del resultado electoral en el sentido de que "en Buenos Aires ganó una fuerza local sin candidato a Presidente", como definió Amado Boudou al Pro.

Y que, en consecuencia, el Frente para la Victoria consolidaba su liderazgo entre las fuerzas que sí buscan la pelea a nivel nacional, dado que Filmus se ubicó notoriamente por encima de Pino Solanas y de la radical Silvana Giudici.

Macri recupera protagonismo nacional
Pero más allá de los votos, lo que está en juego en estas elecciones es el futuro político de Macri y su espacio político.

Una votación pobre -aun habiendo alcanzado el primer lugar pero con menos del 40% de los sufragios- no habría hecho más que confirmar los peores temores del macrismo: que tras la renuncia a postularse para la elección presidencial perdiera protagonismo de manera irreversible a nivel nacional.

El clima triunfalista en torno a que Cristina Kirchner "ya ganó", sumado al cúmulo de críticas que sufrió Macri respecto de sus cuatro años de gestión, habían implicado un fuerte cambio en el panorama político.

El jefe de Gobierno porteño, que hasta marzo era considerando el principal referente opositor y prácticamente única figura alternativa a la de Cristina, había ingresado en una zona de riesgo (desde el punto de vista de su imagen pública) desde que, siguiendo el consejo de sus asesores, decidió bajarse de la carrera presidencial para consolidar su base de apoyo político en Buenos Aires.

De manera que una de las consecuencias directas de la votación de este domingo es el regreso de Macri a un espacio de la escena política en la que vuelve a ser un referente nacional.

El resultado no fue una sorpresa si se tiene en cuenta que la Capital ha sido históricamente un bastión anti-peronista donde, por otra parte, siempre se ha votado en contra del Gobierno nacional de turno.

Pero sí hubo algo de sorpresa en los encuestadores, por el hecho de que Macri -tras cuatro años de gestión- no haya acusado el desgaste del ejercicio del poder. Y haya mantenido prácticamente el mismo porcentaje de votos que había logrado en los comicios de 2007.

Con vistas a la elección presidencial de octubre, el apoyo del actual jefe de Gobierno de la Ciudad vuelve a ser, para los candidatos opositores, un activo valorable, tras un período en el que daba la impresión de que todos querían evitar la cercanía a su figura.

Como botón de muestra de ese rechazo, uno de los peores papelones políticos de Macri había sido el vacío de los precandidatos opositores a su convocatoria, en abril pasado, para firmar un documento de apoyo a una serie de puntos programáticos.

Hoy, lejos de esa situación, hay analistas que creen que puede llegar a tener influencia respecto de cuál de los candidatos opositores podrá posicionarse mejor para disputarle la presidencia a Cristina.

Rosendo Fraga analiza que el jefe de Gobierno porteño aparece más cerca del peronista disidente Eduardo Duhalde que del radical Ricardo Alfonsín.

Encuestas en duda
Hay finalmente, un claro derrotado en la elección: el sector de los encuestadores.

Había resultado sorpresivo y hasta confuso cómo, en las semanas finales de la campaña electoral, las diferencias entre las cifras de las consultoras eran marcadas, superando ampliamente los márgenes del "error estadístico".

El apoyo a Macri, por ejemplo, variaba desde 30 hasta 46 puntos. Y la diferencia entre el jefe de Gobierno y Filmus iba desde una mínima de 6 puntos hasta una máxima de 15.

Como primera consecuencia, naturalmente, habrá consultoras que perderán credibilidad con vistas al resto del calendario electoral, a excepción de Poliarquía, que fue la que pronosticó casi con exactitud el resultado de la contienda (para conocer más sobre las "ganadoras" y "perdedoras" del domingo, haga clic aquí).

Y muchas de ellas son las que están reflejando mayor intención de voto para Cristina en su carrera hacia octubre.

Lo que lleva a la segunda consecuencia de la noche de ayer: la puesta en duda sobre si el clima triunfalista existente en la campaña kirchnerista tiene realmente un sustento basado en una correcta medición de la opinión pública o si se trata, más bien, de una estrategia política por imponer "el relato".
Gabriela Pousa
UNA ELECCIÓN, UN PRIMER PASO.


Más allá del balotaje, la primera vuelta en la Ciudad de Buenos Aires arrojó un ganador. Un dato que demuestra que hay intención en la ciudadanía de intentar frenar un régimen hegemónico que hizo y hace mucho daño.

“Filmus le gana a Macri la primera vuelta en la Ciudad (…)”
Diario El Argentino, 23.05.2011

Como dice una canción, “siempre existe una razón, escondida en cada gesto”. Partiendo de esa premisa, pues, el voto porteño debe tener alguna suerte de explicación.

Algunos datos no tan al margen: En varias escuelas recorridas, la expresión en la cara de los votantes ponía en evidencia esas razones que, incluso para sí mismos, podían sonar irracionales. ¿Cuántas veces se obra mecánicamente, sin cabal conciencia de los hechos y sus efectos colaterales? Cuando además es compulsiva la conducta a ejecutar, subsiste una insatisfacción que no deja vivir la experiencia con fruición plena.

Tal vez eso era lo más manifiesto en los rostros de tantos ciudadanos esperando el turno de entrar a ese cuarto donde, más que cumplir con un deber cívico, concurrieron a desnudarse como seres humanos.

Una diferencia notable es digna de rescatarse: pese al auge y el marketing de la juventud que se adentra en las fauces de la política, por lo general era en la gente mayor donde se podía vislumbrar más satisfacción. Y es que ellos estaban allí por designio propio, no por obligación.

La llamada “tercera edad” no siente la daga de la presión, aunque sí sienten las secuelas de un exceso de gobiernos que les fueron impuestos. Mientras, la masa púber cree, por momentos, que son los únicos dueños de la democracia: propiedad sin título y sin asidero pero que parece desligarlos de los deberes y otorgarles todos los “derechos”. Últimamente, a ellos se les inculcó, desde el poder, la falacia de la militancia como sinónimo de acceder a privilegios sin responsabilidades de peso.

Siempre quedará la duda de saber qué pasaría –o hubiese pasado– si el voto fuese voluntario. A ojo de buen cubero, es dable reconocer que no afloraba en la mayoría de los porteños alegría por la posibilidad de elegir quién los represente, sino más bien una resignación por tener que escoger, entre un puñado de candidatos, otra vez, al menos malo. Ahí radica la sentencia que exponen muchos analistas cuando sostienen que estos comicios, en realidad, están marcando una tendencia a nivel nacional, o mismo de sopesar dos modelos.

Sintetizando: voto a Mauricio Macri para limitar la soberbia del oficialismo, o voto a Daniel Filmus porque adhiero al gobierno nacional. Y aquellos que han optado por las ramificaciones del árbol de algún modo dan cierta evidencia acerca de las ramas en las cuales han de colgarse cuando lleguen las presidenciales. Sin embargo, cuidado, que estas deducciones no tienen base científica por más que haya jurisprudencia y se abra un maniqueo debate mediático.

Hay que aceptar que esta Argentina no es la de otros tiempos. Tanto ha cambiado (o tanto la han cambiado) que arriesgarse a transpolar ejercicios electorales es un peligro que puede deparar sorpresas desagradables. Las tendencias son apenas posibilidades… Aunque si acaso alimentan interés y entusiasmo es dable esperar que se las propague con beneplácito.

A su vez, es interesante observar que la elección de este domingo también es una prueba de fuego para la psicosis de los sondeos. Si bien hubo aciertos sobre quien iba a resultar ganador, las diferencias porcentuales dejan al descubierto de qué forma se compran y venden las “intenciones” de la gente.

Amén de lo grotesco que resulta ese mercado de mentes (o dementes) cuando es manipulado arteramente, lo repudiable son los millones que se gastan en propagar números adulterados para seguir con un método del cual parece que estamos inexorablemente presos o acostumbrados: el engaño.

Ahora bien, al margen de estas elucubraciones sociológicas hechas a la ligera, se abrirán un sinfín de interpretaciones entre las cuales hay que separar aquellas que han de ser tan oportunistas como antojadizas.

Lo cierto es que los números vuelven a asemejarse con los de antaño. El más fidedigno de los datos. Aproximadamente un 10% o 15% de diferencia (la nota se cierra antes del escrutinio definitivo, aclaro) debería acallar a Filmus. Al menos evitar que repita las declaraciones que hizo en la última contienda cuando sostuvo que el pueblo se había equivocado. Es extraño que quien tildó de ese modo al soberano haya tenido el desparpajo de volver a presentarse como candidato.

Si mantiene su premisa, debería haber contemplado que volvería a ser descartado. Y suponiendo que en el transcurso su opinión se haya modificado, debería admitir que es él, el equivocado… Conductas improbables entre las huestes de un oficialismo caracterizado por la negación de realidades y la especulativa ceguera que les hace ver triunfos donde las derrotas son palpables.

Si acaso los Kirchner negaron el fracaso en los comicios del 2009, bien volverían ahora a desconocer el resultado y vender, aunque sea, las bancas logradas como éxitos rutilantes de una gestión magnánima. Amén de echar culpas a las corporaciones y ver conspiraciones que sólo existen dentro de sus despachos. Después de ocho años, esperar gestos de madurez política y sana competencia es de ingenuos, y la ingenuidad a esta altura de las circunstancias no marca una ciudadanía esperanzada, sino más bien insana.

De todos modos, hay una realidad insoslayable que terminará por definir si el problema está en los aspirantes a gobernarnos o si, acaso, en cada uno de nosotros está el germen infectado, pues en pocas horas vuelve a rodar la pelota, existiendo incluso la posibilidad de que el Messi deleznado una semana atrás pueda terminar siendo idolatrado. Así somos. Así estamos…

Si por ello se opacan los resultados y acaban las implicancias de una elección sustancial por los actores que han participado, con la misma frialdad e indiferencia como se la ha encarado, seguimos complicados.

Esta vez, sin duda, el fútbol no es para todos, sino más bien para Cristina Fernández de Kirchner que podrá escabullirse tras él.

Es cierto que en muchas ciudades del mundo el desinterés frente a comicios alcanza niveles elevados, pero la diferencia radica en que aquellas le brindan al ciudadano una calidad de vida y confort capaz de justificar el desgano. Amén de que las divergencias entre opositores y oficialistas son prácticamente mínimas, porque ambas siguen el cauce de un desarrollo básico sin intentar retrocesos a utopías que ya demostraron su fracaso.

En Argentina, sin embargo, vamos de un extremo a otro. Es decir, al votar a uno u otro podemos estar escogiendo entre vivir estancados o proyectarnos.

Finalmente, y sin más prolegómeno, la elección –guste o no– arrojó un ganador. Un primer paso dado para frenar un régimen hegemónico que hizo y hace mucho daño. Apoyarlo sería lo verdaderamente democrático. Si eso no sucede, si el balotaje abre paso, otra vez, a la campaña sucia y a los pactos espurios donde se compra impunidad y voluntades, seguir hablando de democracia será tan absurdo como vano.
CANDIDATURA TESTIMONIAL


Conferencia desde el búnker K.

"Vamos a ir a una segunda vuelta a defender nuestros principios"

El candidato a jefe de Gobierno porteño por el Frente Para la Victoria, Daniel Filmus convocó a todas las fuerzas políticas que quedaron fuera del balotaje que lo enfrentará con Mauricio Macri a "construir una nueva mayoría" de cara al 31 de julio próximo.

"Es posible construir una nueva mayoría de cara al 31 de julio, convocamos a todas las fuerzas políticas que eligieron caminos alternativos pero que quieren el mismo modelo de Ciudad. En la UBA escuché muchas coincidencias que hablaron de Ciudad más justa que resuelva problemas de seguridad y de basura. Vamos a pensar un proyecto común", exclamó Filmus durante su discurso en el búnker emplazado en un hotel del microcentro porteño.

La convocatoria de Filmus también incluyó a quienes votaron en "blanco, a los que votaron otras fuerzas y a los que quieren el cambio para que a partir del 10 de diciembre tengamos la Ciudad que todos soñamos".

El ex ministro de Educación, acompañado por su compañero de fórmula, Carlos Tomada, y el primer candidato a legislador Juan Cabandié, en ningún momento de su discurso mencionó el triunfo de Macri ni su segunda ubicación.

"Vamos a ir a una segunda vuelta a defender nuestros principios", fue la primera mención de Filmus al balotaje del próximo 31 de julio.

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