HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

martes, 10 de abril de 2018

CASO NISMAN: MI AMIGO PATCHER, UN TESTIGO EN PELIGRO.

 Año 2015. Gobierno CFK. A pocos días de la muerte de Nisman, Pachter 
abandonó la Argentina. La Casa Rosada publica en Twitter sus datos personales:
 “Tenían los datos de mi vuelo, porque me estaban siguiendo”, aseguró.




        Por Gustavo Contarelli/Tribuna de Periodistas.- Damián Pachter es periodista. Ama y disfruta su trabajo. Lo conocí – por motivos profesionales – cuando ingresó a trabajabar al diario Buenos Aires Herald. Fue el mismo que tuiteó aquel fatídico 19 de enero de 2015, a las 23.35 Hs. «Me acaban de informar sobre un incidente en la casa del Fiscal Alberto Nisman» / «Encontraron al fiscal en el baño de su casa de Puerto Madero, sobre un charlo de sangre. No respiraba. Los médicos están allí» (12:08 AM.). A partir de la noticia, se sucedieron competencias sobre horarios y capitanes de la primicia. Para el comunicador, nada será igual pos magnicidio. El promisorio tuit, le significó su exilio en Israel. Ratificó su actuación en una entrevista (en Israel) al diario Perfil, que por su exclusiva, “alguien se vio obligado a improvisar por la velocidad con que se conoció la noticia, y cómo capturó rápidamente la atención de toda la Argentina”. Luego, el gobierno de Cristina Fernández (CFK), utilizó su aparato de propaganda – montajes de prensa –, para hacer pasar a Damián como miembro del Mossad (Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales / el servicio secreto israelí). “Usaron lo de judío, israelí, soldado…así que antes que lo filtraran, lo dije yo, Hay una tendencia en la Argentina a creer en teorías conspirativas; o sea, si tenés doble ciudadanía, sos judío israelí y estuviste en el Ejército, estás fichado”, expresó mi amigo al mismo medio.
Con Damián nos frecuentamos por internet y en persona. Departimos juntos, merendando y pasando un buen tiempo de charlas sobre política, periodismo y bueyes perdidos. Piensa todo de manera muy racional y cuestiona. Más allá del oficio, conocí a una gran sujeto, un buen tipo con valores. El hombre es culto, políglota, refinado en gustos y buenos modales. Inquieto, curioso, como buen cronista. Sus trabajos de investigaciones en el Buenos Aires Herald, sus ganas de seguir capacitándose en ciencias sociales. Quería hacer una maestría en una universidad de CABA. Le transmití mi experiencia como diletante de posgrados, siempre en búsqueda de conocimiento. Hablamos sobre ciencia y su importancia para el desarrollo humano. La noción del saber y el progreso siempre presente en su discurso. ¿Una profecía autocumplida? Recuerdo que le explicaba como funcionaban los servicios de inteligencia, hablamos sobre la metodología de “aprietes” a periodistas. Le comenté mi última experiencia allá en el 2010 (con motivo del “Bicentenario”). Una exposición casi surrealista: un espía – que decía responder al “duhaldismo” – conspirando contra CFK. Sobre la metáfora de la cebolla y sus capas; que cada administración que pasa coloca gente de su entorno; las disputas entre los “services” (como se los llama en la jerga). Pienso en Damián como un enamorado de su profesión. Lo pondero como un “soldado” del periodismo, gustoso de dar batallas por la búsqueda de la verdad, la información y el servicio público de la comunicación social.


 Al poco tiempo, la noticia que conmocionó a la prensa mundial, la muerte de un Fiscal Especial de la Nación. Me comunico de manera habitual con él – no estaba enterado de sus tuits y la exclusiva –, y me advierte exclamando: “¡Gustavo, despertarte, fui yo el de la primicia!”. Me informa que lo siguen servicios de inteligencia, cuando deja su auto, cuando va a comer etc. Sus relatos duraron poco tiempo más. Luego silenció su teléfono, el WhatsApp y su correo electrónico, aunque conserva la efigie de su rostro. Es precavido, han entrado a celulares de sus fuentes. No lo he vuelto a ver hasta el presente. Y ese fue el destino y el exilio de Damián, quien arribó al aeropuerto de Tel Aviv (Israel), el 25 de enero de 2015. “Los únicos que se comunicaron conmigo fueron universidades para saber sobre mi situación, y entidades internacionales que defienden los derechos de los periodistas para ofrecerme protección”, concluyó a Perfil. Y redobló la apuesta en otro medio: “El gobierno argentino y quien lo encabezaba está detrás de todo lo que ocurrió”, dijo hace pocos días a Radio Jai. Al concluir la crónica un dato sugestivo: ningún organismo de derechos humanos de Argentina se solidarizó con el periodista Patcher. Sólo se escuchó una voz clamante en el desierto; un duro comunicado de la Organización de Estados Americanos (OEA), que a través de una larga misiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), pidió explicaciones y garantías constitucionales para el joven periodista. ¿Y el resto de las asociaciones que luchan (al menos se supone) en contra de las violaciones a los derechos humanos por parte de los Estados, dónde estuvieron y están hoy? ¡Hicieron mutis por el foro! Otra muestra del relato populista, contracultura, relativista-posmoderno y torpe de las mismas. Así, por la salud de la República, que vuelva pronto. «Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre (Damián Pachter, un periodista) libre para construir una sociedad mejor». Y que nos volvamos a encontrar – merendando esos sabrosos capuchinos con tostados – cerca del Obelisco porteño. Como me gusta disfrutar con los amigos.

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