HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 25 de diciembre de 2017

CARLOS REYMUNDO ROBERTS: "CRISTINA KIRCHNER ES UNA GRAN ACTRIZ QUE HIZO BUEN USO DE LA MENTIRA."


      Por Luis Novaresio/infobae.- El periodista de La Nación acaba de publicar su libro que compila sus crónicas irónicas sobre la época K. Algunos podrán creer que todo nació en un laboratorio periodístico para pensar en un modo mordaz de hacer crónicas de la realidad. Otros creerán que fue la decisión editorial de uno de los periódicos más importantes del país para cuestionar desde el humor a la ex presidente Kirchner. Carlos Raymundo Roberts asegura que todo fue producto de la casualidad: "Todo empezó con Cristina y Néstor aliados con Menem en el Senado. Me parecía una cosa insólita, increíble, y escribí algo sobre eso.
Y después un legislador kirchnerista en la Ciudad de Buenos Aires que propuso hacer una estatua a Maradona, entonces bueno, escribí algo sobre eso. Y un día Jorge Fernández Díaz me dijo por qué esas notas irónicas que escribís no las sistematizás para la página enfrentada a la editorial", le dice a Infobae TV. Así nació "Gracias Cristina, firmado Mauricio Macri", un libro de gran éxito publicado por Editorial Sudamericana. El texto recopila las crónicas semanales del periodista y permite recordar en unas 300 páginas los momentos más trascendentes, los más desopilantes y los de más angustia de los ocho años de presidencia de la hoy senadora Fernández. "Cristina es una gran actriz. Ama ser el centro de la atención y es capaz de recurrir a la mentira para eso", define el autor. 


 Infobae TV habló con Roberts y aquí compartimos la charla: 

 —¿Cuándo fue que te diste cuenta que la ironía, el sentido del humor, era un buen modo de cronicar la realidad? 

 —Me encantaría decir que esto fue producto de una gran elucubración, de una idea genial, no, la verdad salió de casualidad. Se vivían los años del kirchnerismo y yo cada tanto escribía así alguna nota irónica porque la realidad era muy irónica, por ejemplo Cristina y Néstor aliados con Menem en el Senado, ¿viste? Me parecía una cosa insólita, increíble, y escribía algo sobre eso. Y después un legislador kirchnerista en la Ciudad de Buenos Aires que propuso hacer una estatua a Maradona, entonces bueno, escribí algo sobre eso. Y un día Jorge Fernández Díaz, a quien conocés muy bien, me dijo por qué esas notas irónicas que escribís, y que habían tenido cierto suceso, me dijo no las sistematizás para la página, lo que nosotros en el diario llamamos la "página 9", la página enfrentada a la editorial. Y que Jorge era el editor en ese momento de esa página y quería renovarla y me dijo ese tipo de notas vendrían muy bien. Y le dije bueno, cómo no, pero no me comprometo a hacerlas todas las semanas porque no es fácil escribir una nota de este tono todas las semanas. 

 —Forzar temas es difícil, claro. 

 —Claro. ¿Y sabes qué pasó? Escribí sesenta y cuatro seguidas. Incluso estaba como poseído, me iba de vacaciones y seguía escribiendo la columna. Y después la gente empezó a decirme no sabía que escribías así, con ese tono. Y yo le dije yo tampoco (Risas). 

 —El kirchnerismo fue como una fuente inagotable de todo eso. 

 —Inagotable, inagotable. Yo siempre digo que Cristina no era mi inspiradora sino mi libretista directamente, ¿no? Sí, era muy fácil. Hacían cosas y decían cosas raras todo el tiempo y era realmente muy fácil. De hecho todo el mundo cuando se fue Cristina me dijo: "¿y qué vas a hacer ahora?" Yo pensaba ahora voy a tener que empezar a laburar (Risas). 

 —Pensaba, me acuerdo de una de las tantas que ahora estuvo de nuevo en boga cuando Cristina negó la pobreza y hablaba de Alemania. Después de haberlo analizado como un buen cronista que sos. ¿Lo decía por convicción o lo decía para actuarlo? 

 —Sí, un poco por las dos cosas. Yo creo que ella sabía que esa cifra no era cierta y sabía que parte, lamentablemente parte de la política, es un poco la mentira. Bueno, Luis, vos lo conoces muy bien, parte de la política es la mentira. Todos los políticos saben que forma parte de su actividad mentir. Ella creo que lo potenció eso. Y en el fondo puede haber algo medio patológico de creerse lo que decía digamos ¿No? Y además iban y le llevaban información que era mentira, que no era cierta, que estaba exagerada, y ella la decía muy convencida. No nos olvidemos que es una gran actriz también, bueno, vos la tuviste enfrente, gran entrevista la tuya por cierto. 

 —Gracias. 

 —La tuviste enfrente. Así que es una gran actriz, ella no se olvida nunca de ese papel de ficción que muchas veces cumple. Así que yo creo que había un poco de las dos cosas, que sabía que estaba mintiendo y que le gustaban las cosas que decía y mentía y se las terminaba creyendo. 

 —Alguien que alguna vez estuvo muy cerca me dijo le gustaba escucharse diciendo esto. 

 —Sí. 

 —Tomo ejemplos bien expresos como "la arquitecta egipcia", "me siento Vélez Sarsfield" cuando presenta la unificación de los Códigos. Le gustaba decirse eso, lo decía como ustedes los malvados de los diarios no me lo dicen, se lo auto decía. 

 —Sí, sí. Además ella creo que hizo un buen uso de la mentira. A ver, a ver, qué quiero decir, para no escandalizar. Ella decía una barbaridad en sus discursos por cadena, nosotros al día siguiente publicábamos, me acuerdo una vez concretamente que yo le pedí a Jorge Oviedo, un gran periodista económico que murió, pobre, bueno… Era un discurso económico, yo escuché el discurso con él y me decía esto es mentira, esto es mentira, esto es mentira. Entonces bueno, le digo escribilo. Lo escribió demostrando, diríamos científicamente, que lo que había dicho Cristina no era cierto. Y al día siguiente entendí la mentira de Cristina por primera vez, la mentira de Cristina fue por cadena nacional, la escucharon probablemente cientos de miles o millones de personas, la nota de Jorge Oviedo la leyeron algunos miles, sale ganando Cristina. 

 —Salió ganando Cristina. 

 —Sí, la mentira le ganaba a la desmentida. 

 — Bueno, hoy está muchísimo más teorizado el tema de la posverdad ¿Cómo te llevas con eso de no importan los datos? Cuando nosotros empezamos a laburar te decían buscá, chequea los datos, chequeá la fuente. Hoy no importa tanto eso como el prejuicio de quien lee o escucha. 

 — No, es un desastre eso. Porque ha pasado a ser una herramienta fundamental de los políticos. Sobre todo de los políticos a los que les gusta mentir, a los que les gusta falsear, engañar. Cómo llega Trump a presidente, llega gracias a la posverdad digamos, diciendo las cosas que la gente quería escuchar. Vos fijate que la posverdad es más fuerte incluso que los hechos. Trump tenía denuncias, acusaciones de acoso por todos lados, se demostraba que las cosas que decía eran mentiras, pero decía lo que la gente quería escuchar. 

 —Es muy impactante porque hechos sonados de la Argentina, la muerte de Nisman, lo que pasó con el submarino, ninguna demostración científica va a torcer el prejuicio de quien está opinado, o que lo asesinaron o que se suicidó –estoy hablando de Nisman-. 

 —Sí, sí, es así. Y los políticos más zorritos y zorritas aprovechan esto y le sacan un jugo extraordinario. Pero en el fondo se habla de posverdad y hasta el mismo nombre… Es como que suena bien ¿No?

—Sí claro.  

—La posverdad ¿Viste? La posverdad son mentiras que se usan para engañar a la gente. 

 — Claro. ¿Te llamó alguna vez o supiste de algún rebote de Cristina cuando escribías tus columnas? 

—No, no, no. A ver, yo sé que ella leía los diarios todos los días, te acordabas que se los hacía llevar… —En avión. —Mandaba un avión para que le llevara La Nación y Clarín ¿No? Y Página 12. No, no me consta que las haya leído pero ella leía todos los diarios y sobre todo lo que se publicaba sobre ella. Así que me imagino que sí, que alguna habrá leído. 

 —¿Alguno te llamó chillando? Saco a Cristina pero digo ¿De los que vos aludías en tus crónicas te llamó?

 — No, no me llamó, nunca me llamó nadie. Me despreciaban o me ignoraban. Algunos tenían una relación conmigo, por ejemplo con Randazzo tenía buena relación, nos sentábamos a comer y comíamos con él y te decía de todo, del diario, de mí. Pero bien, se sentaba, comía y todo bien. En cambio Boudou por ejemplo me ignoraba, una vez me lo encontré en el restaurante Happening y yo estaba comiendo con otros secretarios de redacción entonces me paré, fui, lo saludé y lo invité si quería tomar un café con nosotros, creo que era ministro en ese momento de Economía. ¿Y sabés cuál fue su respuesta? Hizo así, me miró, escuchó mi invitación, se dio vuelta y se fue. Ni me contestó. 

—Directamente. 

 —Directamente. 

 —¿Creés que fue la soberbia? ¿Cuál es el signo cultural de los doce años de kirchnerismo? 

 —El signo cultural. Buena pregunta eh, me vas a hacer pensar y todo. Bueno, a ver, la soberbia es, la soberbia sin ninguna duda es, la posverdad es, el relato. El signo cultural puede ser el relato. Mira, yo creo que el kirchnerismo se sustenta, tuvo algunas columnas vertebrales importantes, nadie gobierna doce años, nadie saca 54% diciendo mentiras digamos. Hubo trabajo para mucha gente, había un índice de desempleo bajo, hubo por cierto el boom de las commodities, el famoso viento de popa, hubo también un incentivo del consumo, había altísimos niveles de consumo, muchos subsidios, reparto indiscriminado de subsidios, por ejemplo jubilaciones, cosa que ahora estamos pagando, y hubo épica, épica, relato. Diría el signo cultural es esa épica. Ah, y me olvido otro signo distintivo u otra columna en la que se apoyaba que fue la autoridad, el poder. No te olvides que veníamos de cinco presidentes en diez días. Un vacío de poder, "que se vayan todos" y llega Néstor Kirchner y llega Cristina y hubo poder, hubo alguien que mandaba. 

 —Reafirmó la autoridad como tal. 

 —Reafirmó la autoridad como tal, sí, absolutamente. Me acuerdo que una vez estaba en Jujuy, estaba recorriendo una feria regional y la vendedora de uno de los locales estaba escuchando un discurso de Cristina. Y le pregunté ¿Qué está diciendo? No, no tengo ni idea. Ah, pensé que estaba escuchando. Me dice no, no, pero habla y yo no escucho pero bueno, está hablando ella, es la presidenta. Y eso me pareció muy impresionante ¿No? Es decir, no le estoy prestando atención pero está hablando la presidenta y tengo que escuchar. 

 —¿Hay épica en el gobierno de Mauricio Macri? 

 —Poca. Me parece que ellos fomentan la no épica digamos. Fomentan el trabajo en equipo, fomentan la cosa bien hecha, fomentan la normalidad y no lo extraordinario, es la contra ola al cristinismo digamos. Muy poca épica. Pero vos fijate que el otro día me decía Eduardo Fidanza una cosa que me encantó, dice "Hoy en día la política es una app, es una aplicación, la gente quiere que la política le resuelva los problemas. Que si quiere comprar dólares pueda comprar, que si quiere viajar pueda viajar, que no lo persiga nadie". Bueno, la política como aplicación, como app. Bueno, yo creo que eso es el macrismo, esa es la épica del macrismo. Convertir a la política que te resuelva los problemas, viste que te están haciendo rutas y autopistas por todos lados y te hacen cloacas, resolverte problemas, una aplicación. 

 —Una cosa como… 

 —Una cosa funcional más que épica digamos. 

 —Cuando asume Mauricio Macri la Ciudad de Buenos Aires volver al mismo concepto del intendente, ocuparte de lo esencial para el vecino, ¿no? 

 — Claro. Y vos fijate que en el fondo hicieron un bueno gobierno en la Ciudad de Buenos Aires, se ha hecho, se han hecho más obras que nunca. Digo, desde el Metrobús, solución del problema de las inundaciones, la bicisenda, y bueno, muchísimas cosas más, muchas obras viales. Bueno, eso es la política hoy que hace esas cosas. 

—¿El kirchnerismo fue? 

 —Sí, sí, fue. Creo que tiene un piso muy alto pero un techo muy bajo. Y realmente fue, me parece que está bastante claro. Vos fijate que estuvieron doce años en el poder y no pudieron engendrar un sucesor. De hecho el sucesor era Scioli al cual despreciaban. Sí, sí, fue. Fue por sobre todo esto que decíamos antes, por un lado la política como una aplicación. Que resuelve problemas, y por otro lado una Cristina hablando del ajuste salvaje y del poder mediático y el poder de las corporaciones, la gente ya ese discurso no se lo cree. El 2001, la crisis del 2001, parió al kirchnerismo que era muy funcional a esa crisis y de ahí surge pero también parió en una etapa posterior a un Macri que es otra cosa y la gente dice ahora quiero esto, antes quise eso, quise autoridad, que me dieran trabajo, todo, ahora ya… Y compró todo el paquete kirchnerista la gente durante muchos años. Ahora ya eso no quiero saber nada y quiere otro tipo de espíritu, de política, otro tipo de filosofía. 

 —Mirando la coyuntura, ¿sentís que el club del helicóptero todavía funciona? 

 —Es muy interesante eso porque yo creo que ellos apostaron al club del helicóptero durante mucho tiempo y se dieron cuenta que Macri no era De la Rúa. Y Cristina, que durante muchos, bueno, durante prácticamente dos años estuvo casi fuera del sistema, cuando ella rechaza transmitir los atributos de mando a Macri tomó una decisión de vida muy importante, dice yo esto no lo convalido. Y se fue al Sur y venía muy poco, venía a declarar a Tribunales nada más. Cuando ella se presenta a candidata en el Senado es como que vuelve al sistema. Y si volvés al sistema ya el helicóptero ya no te es funcional. De todos modos si pudieran darle un empujón se lo van a dar y ayer lo vimos, estas últimas horas lo hemos visto. 

 —Si lo tuvieras que editar, imagino que no lo has editado el libro, que le has dado a un editor de la editorial que se dedique o sí…

 —No, bueno, estas son las columnas de los últimos tres años y entonces hice una selección. Y además yo soy un enfermo Luis, soy un enfermo con las formas entonces volví a leer todas las columnas y a revisar hasta la última coma, soy un obsesivo, no lo recomiendo a nadie pero es más, se lo pasé a la editorial y ellos sé que lo corrigen pero tampoco es que me guste demasiado. 

 —No te gusta, claro. 

 —No porque además esto, todas las columnas, son corregidas por el editor, el jefe de corrección del diario, así que estaba todo como leído y recontra leído. Pero igual ellos tienen una función que hacer y dejé que la hagan. 

 —Y después que lo recorriste, para el que vaya a ver Gracias Cristina, qué se va a encontrar. 

 —Es muy impresionante no leer las columnas sino volver para atrás, volver para atrás. Por ejemplo ahí en una columna de marzo del 2015 yo hablo, marzo 2015, Macri era candidato pero todavía faltaba mucho para las elecciones, y hay una columna que la orden de Cristina era que había que destruir a Macri. Y bueno, y es muy impresionante leer que ellos ya tenían claro en ese momento, vos sabes que las columnas estas tienen ironía, tienen humor, tienen ficción, pero también tienen información. 

 —Claro. 

 —Digamos, el insumo básico es la información. Y Cristina incluso cuando Mauricio estaba segundo o tercero en las encuestas ellos veían que el rival era Mauricio Macri. 

 — Repasar el libro es muy impactante porque uno se ha olvidado y ha naturalizado… Digamos, uno dice ¿Esto pasó de verdad? Y pasó digamos. 

 — Sí. Lo de José López uno dice bueno, fue hace cuánto, no, fue hace un año, un año y medio.

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