Por Carlos M. Reymundo Roberts/La Nacíon.- Los esfuerzos que viene haciendo el consultor Antoni Gutiérrez-Rubí para conseguir que Cristina sea una candidata competitiva en octubre ya merecen un premio, cualquiera sea el resultado de las elecciones. Aunque ella tenga una muy buena base de votos en el GBA (pensar que quería reinar en el mundo y terminó como princesa del conurbano), con eso no alcanza. Necesita ir por más, y es ahí donde aparecen los problemas con que se topa a cada paso el campañólogo catalán, que en esa porfía está perdiendo muchos años y ganando mucha plata. Luis Majul contó ayer en LA NACION que el zarpado de Antoni se planta frente a la señora y le suelta: nada de Máximo, nada de Florencia y nada de nada de La Cámpora, esa banda de vagos impresentables. Con más sutileza, ha llegado a decirle: "Y de Cristina, poquito".
Contra su naturaleza, la princesa obedece, baja la cabeza, acepta los consejos, se compra ropa de señora común, deja el Rolex en la mesita de luz, comparte el micrófono con Taiana (eso ya no va contra su naturaleza, sino contra sus principios), actúa sencillez y cierta buena onda, y hasta le dio la entrevista a Novaresio. Malísima, lo hizo cuando yo estaba de vacaciones. ¡El festín que me hubiese hecho! Esos pucheritos al contestar sobre José López fueron una de las escenas más tiernas y conmovedoras de la historia de las telenovelas.
En fin, aquella maestrita que le daba lecciones al Papa y que explicaba en la ONU cómo funciona el mundo ahora es una alumna aplicada. Sólo con eso Antoni se ha hecho acreedor, como mínimo, a que lo llamen mago.
Pero todo parece resultar insuficiente. Por un lado, a Cristina la revestís de Madre Teresa, incluso con una buena máscara, y un chico de 5 años te va a decir que "ésa es Cristina". La cristinidad es imposible de ocultar. Por otro, la realidad tampoco les juega a favor. Hay una alineación de los planetas en contra de Unidad Ciudadana: esta semana no hubo día en que no se conociera una noticia nefasta para los intereses de la señora. La peor de todas, veremos después, fue que lo echaran a Roberto "Ganó Scioli" Navarro de C5N y de Radio 10. Ella siempre lo consideró, aparte de Verbitsky, su mejor inversión en medios. La sucesión de pálidas empezó con la difusión de varias encuestas que muestran un triunfo de Bullrich, por ahora muy ajustado. Un detalle es la forma en que le llevaron la novedad a Cristina: le dijeron que, por el margen de error, hay un "empate técnico", y no hablaron de la lista de Bullrich, sino del Gobierno. Saben que odia perder con Bullrich. Otros sondeos indican que la desaparición de Santiago Maldonado no es un tema que vaya a incidir a la hora de votar.
Tan explícito fue el mohín de Cristina al enterarse, que Antoni le hizo ver la inconveniencia de que de un día para otro borrara el tema de su agenda: "Disimule usted un poco, señora".
Por el lado de la economía tampoco el panorama es bueno para el discurso opositor: crecen la inversión, el consumo y el PBI. A mitad de semana se supo que la Justicia apartó a Macri del caso Panamá Papers, por no haber sido ni socio ni accionista de empresas offshore. En la intimidad de su despacho en el Instituto Patria, Cristina estalló: "Ya no rinde hablar de Maldonado, no conviene hablar de economía, no puedo hablar de los Panamá Papers? ¡¿De qué quieren que hable, de mis nietos?!". Al consultor catalán no le faltan ingenio ni recursos, pero es un recién llegado y a veces se despista: "Lo de los papeles de Panamá se ha publicado pequeñito. ¿Cuántos lo habrán leído? Usted insista. ¡Póngase al frente de la lucha contra la corrupción!".
Un verdadero bombazo fue, el miércoles, la confirmación de que para los peritos de Gendarmería no hay dudas: a Nisman lo mataron. A Nisman, que estaba a punto de declarar contra Cristina en el Congreso, lo mataron. No es el tipo de noticias que pueda sumarles votos a las listas de Unidad Ciudadana. Que se prepare Lagomarsino: le va a resultar más fácil enfrentar la causa judicial que las acusaciones de los Kirchner.
Por cierto, el Gobierno también hace de las suyas. En plena campaña anuncia que piensa extender la licencia por paternidad a 10 días (en cualquier momento queda embarazada la mujer de Máximo) y el Banco Provincia hará una nueva gran piñata de descuentos de 50% en supermercados, para "impulsar el consumo de la canasta familiar". Mentirita. Zorros, yo los conozco: lo que quieren es impulsar el voto. Peronismo explícito, algo más sofisticado.
Mientras, la cúpula de la CGT se deja mostrar sonriente con Triaca, avanzan las causas que involucran a funcionarios del gobierno anterior y la Casa Rosada va a lanzar un plan de construcción de viviendas sociales, en el que no está contemplado recurrir a la expertise de Hebe de Bonafini. Digamos, un clima favorable al oficialismo. Sorry, Cris, pero quizá con un solo mago no alcance.
Y sobre llovido, lo de Navarro. Es entendible la desazón de la princesa, porque no se le encuentra sustituto de un día para otro. El mercado no produce tantos sujetos así, acaso por falta de demanda. ¿Víctor Hugo? ¿Brancatelli? Son otra cosa. Lo de Robertito es muy especial, un combo de sumisión a la causa, ignorancia y desfachatez. En el fondo, es una pérdida para el país. Caen Aníbal, Alperovich, Navarro. Me pregunto con quién nos vamos a divertir.