Por Santiago Fioriti/Clarín.-
El Presidente dio señales de que quiere repetir y el resultado del domingo despejó las dudas. La estrategia también contempla que se presenten de nuevo el jefe de Gobierno y la gobernadora. Creen que el peronismo está desconcertado.
A veces, en los intersticios de la gestión, Mauricio Macri fantasea con quién podría ser su posible sucesor en 2019. No es más que eso: soliloquios que parecen un deja vu de cuando transitaba su primer mandato en la Ciudad. Por entonces fantaseaba con dejar todo encaminado para que su tarea fuera continuada por Horacio Rodríguez Larreta o Gabriela Michetti y él prometía que se iría a su casa si no conseguía llegar a la presidencia en 2011.
Contrariamente a lo que algunos sostienen, que tal vez lo conozcan poco, a Macri le atrae demasiado el rol presidencial y el poder en general. Y su plan desde que vio cercana la posibilidad de llegar a la Casa Rosada fue siempre contemplado como un periodo de “cuatro más cuatro”, como lo define uno de los funcionarios que trabaja con él desde los tiempos de Boca. El Presidente ya dio señales de que irá por la reelección en dos años. “Y mucho más después de las primarias del domingo. Ahora ya no hay dudas ni entre los que dudaban”, dice a Clarín una alta fuente de la Casa Rosada. Dos años es una eternidad, más en la política argentina, pero Macri ya trabaja rumbo a 2019.
A Macri le atrae demasiado el rol presidencial y el poder en general.
La primera certeza que tiene, y que ya no parecería discutirse ni entre los que se burlaban de la lógica de construcción del macrismo, es que el PRO mutó en Cambiemos para a ser una fuerza nacional. “Creían que lo nuestro eran golpecitos de suerte”, suele decir Jaime Durán Barba. Lo cierto es que Macri desanda su futuro sobre la base de las PASO: arrasó en Capital, pelea voto a voto con Cristina en la Provincia, ganó cómodo en Córdoba y Mendoza, podría dar una sorpresa en Santa Fe y se quedó con dos triunfos simbólicos en Santa Cruz y San Luis.
Necesita, antes de dar cualquier otro paso, confirmar todas estas performances el 22 de octubre.
Pero algo ha empezado a cambiar desde hace siete días. Hasta no hace tanto, en el Gobierno se ilusionaban con fomentar algún tipo de acuerdo con los gobernadores peronistas pensando en un armado conjunto para las próximas presidenciales. Tiempo pasado: creen que el Pj está desconcertado y después del no del cordobés Juan Schiaretti y del resultado en esa tierra, segundo distrito del país en cantidad de electores, Macri piensa en poner un candidato a gobernador propio en cada distrito para 2019.
El horizonte presidencial no es ajeno a otros movimientos que se han venido dando en el universo macrista. Rodríguez Larreta hizo una apuesta fuerte con Elisa Carrió y se convirtió en uno de los grandes ganadores de las primarias. Martín Lousteau, que estuvo a punto de ser su verdugo en 2015, cuando quedó cerca de imponerse en el balotaje para ser jefe de Gobierno, ahora terminó a 37 puntos de Carrió y por debajo de Daniel Filmus. “Yo también estoy trabajando para mi reelección”, se sinceró en las últimas horas el alcalde porteño en una charla privada.
Rodríguez Larreta hizo una apuesta fuerte con Carrió y se convirtió en uno de los grandes ganadores de las primarias.
Sus asesores no ocultan esas aspiraciones. Rodríguez Larreta tiene una disciplina oriental.
Todavía hoy recuerda que no lo tomaban en serio cuando decía que le iba a ganar a Michetti la internas abierta. Ahora dice saber que Carrió no peleará por un cargo ejecutivo. Pero por las dudas ya deja correr que se anotará en la competencia. ¿Una forma de curarse en salud frente a quien hoy es su socia?
El jefe de Gobierno es un articulador clave en el macrismo. Desde que tenía el despacho más cercano al de Macri en el búnker de Compromiso para el Cambio, en la calle Alsina al 1300, vio pasar distintos dirigentes por la mesa chica. Es él el único que ocupa esa silla desde el primer día y, sin ser amigo de Macri, conoce sus deseos. El mundo ideal del Presidente cuando piensa en la reelección no es posible sin María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.“Horacio ya ha venido conversando con ella la chance de que los tres repitan en 2019. Mariú nunca le diría que no”, cuenta una fuente que conoce la intimidad de ambos.
La gobernadora asegura que no está obnubilada con el panorama que brindan los encuestadores. Esos números, que la ponen por encima del jefe de Estado -especialmente en los sectores del Conurbano donde a Macri le cuesta hacer pie- cada tanto ponen en cierto estado de zozobra a un sector de la Casa Rosada, pero no a Macri, que se jacta de haberla promocionado, primero como ministra, después como vicejefa y más tarde como candidata.
Lo hacía -de eso, sobre todo, también de jacta el Presidente- cuando el sistema político y el establishment le pedían que cerrara un acuerdo con Sergio Massa. “Yo los conozco a todos. Se deben una autocrítica”, desliza Macri en la intimidad.
Vidal le agradece siempre aquel apoyo. El domingo, en el búnker de Costa Salguero, se dieron un largo abrazo y se dijeron algunas cosas al oído mientras varios testigos se quedaban a una prudente distancia. “Mariú es un soldado. Hará siempre lo que Mauricio le pida”, aseguran en el entorno de la mandataria. Algunos había dejado correr la versión de que, siendo la dirigente con más popularidad del país, no debería descartarse que ella pudiera aspirar a disputar las presidenciales.No se le pasa por la cabeza.
Vidal y Larreta conforman, junto a Marcos Peña, el triángulo del poder en el que descansa Macri. El resto está varios escalones abajo. Ninguno de ellos dirá nada sobre los planes electorales que asomarán para luego de octubre. Pero se seguirán moviendo en bloque. Por más que los tres tengan, más tarde o más temprano, sus propias aspiraciones.