HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

sábado, 24 de septiembre de 2016

LA POLÍTICA EXTERIOR ES EL CONURBANO

     Por Francisco Olivera/La Nación.- Mauricio Macri se encontrará el 15 del mes próximo en Roma con el papa Francisco. El adelanto de la fecha, prevista inicialmente para el 17, representa de por sí un gesto del Vaticano: Bergoglio quiso alejar la reunión de toda ironía sobre el Día de la Lealtad y, más que nada, no hacerla coincidir con la marcha con que pretenden conmemorarlo el PJ y el kirchnerismo, algunas de cuyas organizaciones pedirán ese día una visita del Sumo Pontífice al país. Al igual que en el acto de San Cayetano, obispos argentinos intentan que no se vuelvan a mezclar cuestiones pastorales con políticas. "Despoliticen a Francisco" fue el pedido que Carlos Accaputo, líder de la Pastoral Social porteña, impartió en su momento entre los organizadores del 7 de agosto. El Vaticano quiere que el encuentro con Macri sea significativamente más ameno que el último. Bergoglio ya decidió hacerlo en Santa Marta y no, como en febrero, en la Biblioteca del Palacio Apostólico, reservada a visitas protocolares. Pretende darle a la charla la informalidad con que recibe a jefes de Estado que lo visitan con mayor frecuencia, como el francés François Hollande, con quien suele extenderse en conversaciones de más de 40 minutos. El objetivo es superar cierta desconfianza que todavía sobrevuela la relación bilateral. 

Ambas partes, el Gobierno y la Iglesia, están dispuestas a un esfuerzo. Macri debe decidir, por ejemplo, si incluye en la comitiva a Marcos Peña, que representa para Bergoglio una incomodidad todavía no explicada del todo. Se trata de un desencuentro viejo, iniciado en aquella discusión que, el 24 de noviembre de 2009, en el piso 2 de la Curia, tuvieron los entonces cardenal y jefe comunal, respectivamente, sobre la posibilidad de que el gobierno porteño apelara una sentencia judicial que habilitaba el primer matrimonio homosexual de la Argentina. "Tensa reunión entre Bergoglio y Macri por el matrimonio gay", tituló LA NACION, con la firma de Ángeles Castro. Ese encuentro duró 20 minutos, dos menos que los 22 del de febrero en el Vaticano. Simetrías de la diplomacia. En la Iglesia admiten que esa decepción con Macri, con quien se había tenido hasta ese momento un diálogo sin sobresaltos, nunca cicatrizó del todo y se extiende principalmente al jefe de Gabinete y a Durán Barba. Es cierto que no son casos idénticos: el Papa ve en el ecuatoriano a un predicador de ideas incompatibles con la doctrina cristiana, y en Peña, a un dirigente que, formado en el catolicismo, viró después a una cosmovisión más profana del universo. Esas divergencias de fondo tampoco excluyen ni la política ni la economía. "Hace 25 años que el mercado no derrama", suele decir el jefe de la Iglesia. Los obispos aspiran a acotar tales distancias. Quieren que Macri se quede a la canonización del cura Brochero, que será al día siguiente, y a una misa que Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, dará el 17 en el Vaticano en acción de gracias por la Argentina. 

 El problema de esta relación bilateral es que, a diferencia de otras, tiene un doble filo. Lo que para cualquier presidente del mundo sería una simple estrategia de asuntos internacionales representa para Macri, por la nacionalidad del Papa, un plan de política local. Bergoglio viene repitiendo en la intimidad que la asistencia a los pobres está en la Argentina por arriba de los fondos que destinaba Cristina Kirchner, pero no oculta preocupación por los puentes entre el Gobierno con las organizaciones sociales, que cree sólo tendidos desde dos dirigentes: María Eugenia Vidal y la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley. Esa inquietud lo llevó a proponerle a Macri, en la última conversación telefónica que tuvieron, que convocara a un acuerdo con todos los sectores, incluidos los empresarios. Y a designar a tres obispos de contacto directo con sindicatos y organizaciones sociales. Es probable que algunas de estas cuestiones vuelvan a surgir hoy en la CGT, durante la "Jornada de reflexión por las 3T: tierra, techo y trabajo", que abrirán Accaputo y Juan Grabois, referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. biblia Con la excepción de Alfonso Prat-Gay, en el Gabinete no convencen las bondades de un acuerdo social. Macri mismo prefiere esperar el repunte de la economía a través de inversiones que, después de su viaje a la ONU, supone inminentes. "Vamos a tener un boom", confió esta semana en la intimidad, recién llegado desde Nueva York. 

El cálculo de su entorno no se sustenta tanto en la decisión de empresarios impetuosos por tomar riesgos en un país de dirigentes y ciudadanos de preferencias precapitalistas como en desembolsos que deberían darse más bien por inercia: pura necesidad o competitividad real. Ésa parece ser, hasta ahora, la única apuesta segura por el sector privado. La última audiencia de gas, por ejemplo, despejó la neblina del horizonte energético. No sólo las ofertas para fuentes renovables fueron un éxito, sino que existen ramas como la distribución de gas que necesitan responder al crecimiento vegetativo de los usuarios y a las edificaciones urbanas. Hay barrios cerrados que funcionan desde hace tiempo con gas licuado. Las empresas dicen algo parecido: con nuevas tarifas están dispuestas a incorporar a la red de gas natural en cinco años otros 5 millones de clientes adicionales a los 8 millones que hay. Esta expansión costaría unos 60.000 millones de pesos que serán financiados como en los viejos tiempos, con endeudamiento, y que correrán exclusivamente por cuenta del sector privado. El otro terreno fértil es el agropecuario. Marc Reichardt, miembro del comité ejecutivo mundial de la división Crop Science de Bayer, corporación que acaba de comprar a Monsanto, decidió crear una segunda unidad de negocios en América latina con sede principal en Buenos Aires. 

Reichardt pidió una reunión con el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, a quien quiere poner al tanto de sus planes y dudas locales: pese a que la tecnología podría hacer que la Argentina, Uruguay y Paraguay cuadruplicaran su producción de soja en apenas cinco años, un simple aumento del 30% haría aquí imposible trasladar la cosecha por restricciones de transporte. Intentará entonces convencerlo de que, antes que los proyectos viales anunciados por el Gobierno -los tramos de la ruta 8 hasta Pergamino, de la 5 hasta 9 de Julio y la ruta 3-, se necesitan inversiones en los puertos de Quequén, Rosario y Bahía Blanca, y en trenes de carga. Esta preferencia contempla posibles contratiempos: todas las vías ferroviarias de la zona tienen, a diferencia de los caminos, una cota que supera el histórico nivel de las inundaciones. Es probable que Reichardt tenga entonces que agregar a su ronda de consultas a Vidal. La gobernadora espera que la obra pública empiece por mejorarles la vida a los bonaerenses y desencadene el año próximo réditos electorales. Y un buen triunfo en el interior de la provincia, dicen los sondeos macristas, nivelaría un resultado más arduo en el conurbano. El meollo de todo vuelve a ser ese distrito emblema del fracaso argentino. Y es allí donde convergen, por fin, las obsesiones de Macri y de Bergoglio.

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