Por Martín Dinatale/La Nación.- Quizás ya sea un poco tarde para evitar la profecía que hace casi un año emitió el papa Francisco cuando deseó estar "a tiempo de evitar la mexicanización" de la Argentina, en abierta referencia al avance del narcotráfico en el país.
El e-mail que el Papa le envió el 20 de febrero de 2015 a su amigo personal y diputado porteño Gustavo Vera desató una gran escándalo en el gobierno kirchnerista y en la diplomacia vaticana.
Casi un año después de ese mensaje Mauricio Macri percibió desde la Casa Rosada el avance del narcotráfico en la Argentina, que más allá de asimilarse o no a la situación mexicana enciende fuertes llamados de alerta. La fuga de los homicidas del triple crimen de General Rodríguez y sus nexos con el tráfico de la efedrina es apenas una postal de la mexicanización de la Argentina que mencionó el Papa. Sólo que la realidad y las coincidencias superaron a la ficción: una semana después de que el mayor narcotraficante mexicano Chapo Guzmán era capturado en Sinaloa, en la Argentina detuvieron a Víctor Schillaci y los hermanos Martín y Cristian Lanatta luego de 15 días de una espectacular fuga.
Pero hay más datos alarmantes que sustentan el fuerte avance del narcotráfico en el país. Un informe de Naciones Unidas sobre drogas revela que en América del Sur se fabrican entre 776 y 1051 toneladas de cocaína y una gran parte se distribuye desde la Argentina. A la vez, un documento anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE, dependiente de las Naciones Unidas) ubicó a la Argentina al tope de la lista de países de América latina en decomiso de LSD.
En los últimos informes del Departamento de Estado se viene alertando que los narcotraficantes colombianos han aumentado su presencia en el tráfico de drogas en la Argentina. También mencionan que el país ha dejado de ser de tránsito y se convirtió en productor de pequeñas cocinas de cocaína.
Algunos diplomáticos uruguayos alertaron en los últimos días al gobierno de Macri que el tránsito de drogas por el río Uruguay no sólo se da desde el conurbano norte sino también en varios puertos del litoral argentino. Un allegado al Presidente comentó a LA NACION que de cada diez aviones que aterrizan en España provenientes de Buenos Aires, en ocho se encuentran pasajeros-mula que transportan elevadas dosis de drogas para traficar en toda Europa.
No hubo en los últimos años un gran esmero del kirchnerismo por combatir el narcotráfico en la frontera norte del país. Si no hay que preguntar al actual ministro de Defensa Julio Martínez que empezó a verificar que varios radares no funcionan en la frontera y que el operativo antidrogas Escudo Norte situado a lo largo de la zona de la triple frontera había sido casi desmantelado por falta de presupuesto.
Marcelo Sain, ex funcionario kirchnerista de la Agencia de Inteligencia, reveló hace unos días en un trabajo publicado en Le Monde Diplomatique que "en Argentina ya se ven grietas. El caso Candela, así como las detenciones de narco-policías en Santa Fe y Córdoba, son una manifestación elocuente. Y ello porque implicaron el quiebre de la capacidad policial de regulación eficaz del crimen. Estos casos revelan el paulatino desfasaje entre ciertos emprendimientos del narcotráfico y el sistema policial de regulación". Nadie puede dudar del sello kirchnerista de este ex funcionario y especialista en temas de seguridad. Aunque el gobierno de Cristina Kirchner siempre negó el avance del narcotráfico y mucho más la "mexicanización" de la Argentina.
En los próximos días, Macri se reunirá a solas en Davos con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto. Algunos funcionarios dijeron que el tema de la captura de narcotraficantes y el avance de las drogas no faltará en la charla. Quizás sea hora de que ambos dejen atrás los eufemismos, los rótulos marketineros y apunten al fondo de la cuestión. Después de todo, el narcotráfico no reconoce fronteras y se carga todos los días con cientos de vidas sin preguntar por sus nacionalidades.
